-Mmm… chocolatada-decía Erika sentada en la silla del comedor para luego darle un sorbo a su taza.
-Espero que lo tomes todo Erika-e dice mi hermana sirviéndome un poco de café en mi taza.
-Claro tía Beth.-Elizabeth le sonríe entre dientes y se sienta a mi lado, le miro con una sonrisa.
-¿T encuentras mejor?-cuestiona ella, asiento.
-Un poco tranquila a ser verdad-respiro- Y aliviada a la par, ya no siento ese peso que tenía con la mentira a Niall.
Ella hace una media sonrisa.
-Me alegra que por fin lo sepa-le da un mordisco a su pan tostada, lo traga y habla nuevamente- Me parece justo.
Hago una mueca y le doy un sorbo a mi café mientras veo como Erika y Ron empiezan a hablar, ellos se sonríen y comparte de sus galletas.
-Tengo un novio-presume Erika, Ron le mira con asco.
-Ugh, que asco-hace una cara de horror- ¿Quién es el ciego?
Erika le fulmina con la mirada.
-No es un ciego, y no es asco. Tú tendrás una novia de seguro-Ron torce sus ojos.
-Claro que no, ustedes las niñas son revoltosas y solo le gusta las muñecas, princesas y todo lo demás. Son empalagosas –Erika le fulmina nuevamente con la mirada.
-Eres un tonto-le quita le lengua, Ron le empieza a hacer muecas de disgustos.
Con mi hermana soltamos una risita.
-Hey –llamo la atención de mi hermana- ¿Alguien por aquí?-le pregunto con picardía, ella hace una mueca.
Exhala una gran cantidad de aire antes de responderme.
-A ser verdad no encuentro aun al indicado, he intentado ¿Sabes? Pero ninguno es como él, nadie es como Robert. –Puedo ver como sus ojos se aguan- Nadie me hace reír como el, nadie me hace perder en sus ojos, nadie es capaz de hacerme sentir lo mismo con él.
Robert era un chico muy importante para mi hermana, lo peor de todo es que se iban a casar luego de que Ron cumpliera los dos años, lamentable no se pudo hacer realidad. Ron era un muchacho castaño de ojos grises, ron se le asemejaba en ese aspecto pero él era más rubio.
Mi hermana se seca una lágrima que ya iba rodando por su mejilla y me regala un débil sonrisa.
-A veces quisiera volver al tiempo pasado y al menos haberle dicho un te amo antes de que se suba en su motocicleta, pero sé que donde sea que este él me estará esperando.
Agarro su mano y acaricio esta.
-Hermana, estoy segura de que también querrá que rehagas tu vida. No todo es lamento y llanto, lo sabes ¿No?-ella asiente.
-Sí, lo sé.
El trascurso del desayuno solo se basó en risas y cosas que pasamos Erika y yo en Londres y a la par mi hermana con Ron. Mis padres no se encontraban por que se habían ido temprano al mercado y de allí pasarían a la casa de unos amigos que ya no veían hace mucho.
El timbre sonó cuando acabábamos de limpiar la mesa.
-Yo abro-aviso a mi hermana y me acerco a la puerta.
La abro.
Unos ojos azules se encontraron con los míos, una sonrisa se dibujó en su rostro al deslumbrar mi presencia. Sentía que los nervios se hacían presentes y no sé muy bien por qué.
El me agarra de la cintura acercando nuestros labios, antes de unirlos susurro algo.
-Ambs, saldremos esta tarde-sin decir nada más presiona sus labios contra los míos fundiéndonos en un beso dulce pero profundo.