Él se levanta de la silla caminando hacia mí con una sonrisa que me erizaba la piel, se acercó y empezó a acariciar mi pelo, le mire con asco y rápidamente me aleje.
— ¿Qué quieres, Daniel? —inquirí con indiferencia, el solo me sonreía.
—Oh Ambs, que bella estás—ruedo los ojos—Y por lo que veo tienes un nuevo accesorio en el dedo—mi vista va a mi anillo de compromiso.
Miro a Daniel.
—Ya deja de dar vueltas y dime que haces aquí—espeto ya con impaciencia, el suspira.
—Vine a visitarte ¿Qué no hace eso los mejores amigos? —niego con la cabeza.
—Ni amigos somos, la última vez que te vi quisiste violarme ¡te comportaste como un psicópata!
El suelta una risa sonora.
—No soy un psicópata, solo cuido lo que creo que es conveniente para mí y creo que lo que me conviene eres tu—fruncí el ceño—no sea tonta, Amber. Tu no mereces estar con ese cantante, el perderá su fama y no tendrán dinero ¿De que vivirán?
—De mi dinero—respondí, él sonrió.
—Inteligente…—susurro—Pero… ¿Si se mete en una droga, vicio o problemas judiciales? ¿Qué harás?
—Veré las formas… Todo lo posible—el chasquea con su lengua.
—Sí, todo es posible. Pero… ¿Si muere? —abrí los ojos.
—No serás capaz de eso ¿Verdad? —el ríe entre dientes.
—Soy capaz de todo, Amber. Como… un mensaje para romper Zerrie, amenazar a la pobre Calder y en un futuro poder quitarte a Erika.
Apreté mi mandíbula, poniéndome tensa. El no sería capaz de quitarme a Erika, eso no lo haría.
—Metete con los que quieras pero deja en paz a Erika y a mis amigos ¡Ellos no tienen la culpa de nada! —Daniel niega con la cabeza.
—Ellos tienen la culpa de todo, Ambs—arquee una ceja—A causa de ellos estas con Niall ¿Verdad? A causa de ellos son felices ¿No? A causa de tus amigos yo estoy alejado de ti ¿No crees? —entrecerré los ojos.
—¿Qué es lo que en realidad buscas, Daniel? —él se acerca nuevamente y me agarra del mentón con su dedo índice.
— ¿No es obvio? Te quiero a ti, quiero que tú seas toda mía, estas hecha para mí y aunque no lo creas por el amor de tu vida se hace locuras.
— ¡Pero no estas clases de locuras! —le empuje pero rápidamente el me agarro del brazo haciendo un movimiento brusco quedando mi cabeza encima de la punta de un arma.
Trague saliva.
Los nervios de que el disparase y muriera ahora mismo ya consumió mi cuerpo, no quería que él me matase y tampoco quería morir, no con el bebé en el vientre, no con mi hija de 5 años en casa y no sin mi esposo intentando rescatarme.
—Calmadita, Ambs…—me susurro causando que me pusiera más nerviosa—Hace dos días me entere de que estabas embarazada, estuve en el hospital ¿Y sabes cómo reaccione? De la peor manera, tú no puedes tener un hijo más de ese chico, tú debes de concebir alguien de mi propia creación, de un amor de nosotros dos—ahogue un sollozo—Amber tú debes ser mía.
—Yo nunca me entregaría a ti—le susurre con voz de hilo aun mirando el arma—y mucho menos con esa arma apuntándome.
El rió.
—Oh Ambs…—el aparto el arma dejándome libre.
Aproveche el tiempo para correr y escapar, y así encontrar ayuda pero fue en vano, la puerta estaba cerrada con llave, directamente pensé.