Capítulo X. Byron

34 8 0
                                    


______________________ POV Kerem _____________________

John me había hecho compañía durante todo el día, en esta habitación no había ventanas de manera por lo que era imposible saber si es de día o de noche, de manera que le tenía que preguntar a John la hora para no perder la noción del tiempo. Llegada la noche reviso mis heridas y me dio unas pastillas para el dolor, aquella acción me hizo dedicarle una sonrisa de gratitud, supongo que las muecas que trataba de disimular me delataron, el dolor había vuelto y mi costado izquierdo me estaba matando en cada respiración, le sonreí por la atención y tome la pastilla deseando sentirme mejor. Estaba muy agradecido con John por ser tan atento y más que nada por distraerme con conversaciones triviales que me hacían sentir cómodo y tranquilo.

John y yo estamos hablando del tipo de novias o en el caso de John de ¨mujeres¨ que habíamos tenido en nuestras vidas, no recordaba cómo es que habíamos llegado a eso, pero la conversación se había puesto interesante. A lo largo de mi vida solo había tenido tres novias y aunque las quería, nunca llegue a sentir ese amor desenfrenado del que todos hablaban, ni una sola vez, aun así eran buenos recuerdos. Por el contrario John tenía un sinfín de aventuras con diferentes tipos de mujeres en las situaciones más extrañas y divertidas, parecía más animado a hablar de sí mismo lo que me hacía sentir a gusto con él, casi como si no se viera obligado a permanecer conmigo por seguir una orden que le dieron. Conforme me iba contando de sus experiencias... ¿amorosas? Casi me arrepentí de escuchar sus historias pues eran tan locas y tan bien contadas que la risa que trataba de contener provocaba dolor en la herida de la puñalada.

– Enserio Kerem, termine huyendo del departamento con el perro de su esposo en mis brazos sin mirar atrás. Parece divertido pero en ese momento estaba muy enojado, es decir ¡la maldita me engaño, estaba casada! – Yo no podía dejar de reír imaginando la escena, sujetaba mi vientre tratando de minimizar el dolor.

– ¿Pero por qué te llevaste el perro? – Pregunte una vez que recupere el aliento.

– Estaba enojado y en ese momento no pensaba muy bien, lo que quería era desquitarme así que tome al perro y salí corriendo sin más de ahí – Lo dijo moviendo los hombros restándole importancia al asunto lo que provoco más risa de mi parte ¿Qué clase de respuesta era esa? Era muy extraño.

De pronto el sonido de la puerta abriéndose nos alertó a ambos, yo dio un salto en mi lugar y John se puso de pie con el arma en la mano en tan solo un instante, pronto la imagen de Byron sonriendo y levantando los manos en son de paz nos tranquilizó y un suspiro de parte de ambos salió de nuestros labios casi al mismo tiempo.

– Oigan tranquilos, John presiento que un día de estos me dispararas por accidente. – Lo dijo mientras cerraba la puerta.

– Bueno Jefe eso se podría evitar si de vez en cuando tocara la puerta, casi nos da un infarto a Kerem y a mí. – Contesto en un tono burlesco mientras aguardaba el arma. Aun no me sentía cómodo con la idea de que estuviera armado pero ya no me daba miedo, de alguna manera confiaba en John.

Una carcajada salio de los labios de Byron antes de responder.– Buena esa John, pero te olvidas de que ustedes dos están EN MI HABITACIÓN – Lo dijo señalándonos con el dedo índice y recalcando lo último como diciéndonos que éramos unos intrusos. – Así que... ¿Por qué tendría que tocar la puerta? Yo solo vengo a descansar, ha sido un día muy ajetreado y sinceramente me muero por tomarme un baño y dormir de una vez – John le dirigió una mirada que no puede descifrar muy bien, algo parecido a la preocupación se veía reflejada en ella. Byron sonrió y se acercó a John para poner una mano sobre su hombro.

– Puedes retirarte a descansar, por hoy hemos terminado. El asunto con Romina ya se aclaró, podemos dormir tranquilos sin temer que la mafia italiana nos corte los cuellos. – El mayor pareció complacido con la respuesta a aquella pregunta muda, pero inmediatamente dirigió su mirada hacia mí, yo solo había permanecido quieto y en silencio hasta ese momento, aparentando ser un mueble más de esa habitación pero de un momento a otro había captado la atención de aquellos dos hombres poniéndome nervioso.

ProfundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora