Capítulo XXVII Así termina el primer asalto

25 7 0
                                    

______________________ POV Kerem _____________________

Me abrace con fuerza a su cuerpo, no era necesario levantar la mirada, ni preguntar quién era la persona que me sostenía en este momento, pues conocía bien esos brazos que parecían ser capaces de protegerme de todo.

-No puedo odiarlo... no puedo odiar a Nathan y aunque es demasiado doloroso quererlo en estas circunstancias... simplemente no lo puedo evitar...-Le dije con desesperación entre sollozos. –Simplemente no puedo odiarlo... ni a él... ni a ti...-Termine por confesarle sintiendo que un peso se quitaba de mis hombros, por extraño que parezca, llegar a esa conclusión me daba cierta paz, ya no tendré que pelear conmigo mismo, mi corazón y mi mente al fin estarían de acuerdo, por más estúpida o errónea que fuera esta conclusión, ahora las cosas eran claras, podría continuar, podría aprender a lidiar con la perdida de mi amigo, con su tragedia y su dolor, sin olvidar el daño que hizo, podría empezar a ver a Donovan sin miedo, podría incluso tratarlo como a alguien a quien aprecio, pues si lo pienso un poco, el azabache nunca que he abandonado.

Pasaron los minutos, el llanto poco a poco fue disminuyendo hasta convertirse en leves sollozos, no me había movido de mi lugar ni el tampoco, así que decidí que era momento de enfrentar su mirada. –Donovan...-Le llame mientras me separaba de su pecho y levantaba el rostro, lo que vi me dejo desconcertado pero la sorpresa solo duro unos instantes, el miedo pronto se apodero de mí.

-¡Estas herido!-Había sangre en su rostro, la imagen era demasiado impactante para mi ¡¿Cómo había sucedido?! De inmediato me incorpore hincándome frente a él y tome su rostro entre mis manos para revisar la herida, mis cuerpo temblaba y pronto sentí sus manos sobre las mías.

-Es una herida superficial, no es nada.-Me dijo con tranquilidad mientras me miraba a los ojos. Deje que guiara mis manos con las suyas hasta mi regazo. –Mark no sabía que los diarios de Hollins estaban aquí... no ha sido su intención causarte sufrimiento.-Una de sus manos viajo a mi rostro para retirar los restos de lágrimas de mis mejillas.

-Hay que ir a curar esa herida.-Le dije aun preocupado por eso. Donovan solo se limitó a ponerse de pie para ayudarme a mí a hacer lo mismo, subimos en silencio hasta llegar a la sala en donde varios rostros conocidos nos esperaban.

-Kerem ¿estás bien?-Me pregunto de inmediato John haciéndome sentir avergonzado pues seguramente tenía el rostro y los ojos hinchados por el llanto.

-Yo no soy el que está sangrando...-Le respondí desviando la mirada pues todos en la habitación ahora nos observaban.

-Me cago en toda la puta... ¡Tengo muchas ganas de matar al primer ministro!-La voz cargada de enojo de Byron me hizo darme la vuelta para observarlo contestar llamadas y mandar mensajes con distintos celulares, sin siquiera prestar atención alrededor.

-¿Qué ocurre?-Solicito saber Donovan dirigiendo una mirada a Byron mientras se sentaba en una silla y un sujeto se acercaba con un maletín para revisar la herida al filo de su frente.

-Parece ser que ALBA esta solo en esto...-Respondió un hombre mayor de cabellos rojizos, nunca antes lo había visto y su sola presencia era muy intimidante, no pude evitar notar el parecido con aquel joven que conocí cuando estaba en cama... no recuerdo su nombre. De pronto los ojos azul oscuro de aquel hombre mayor se posaron en mí, provocándome un escalofrió que me estremeció, instintivamente retrocedí sin poder apartar mi mirada de suya aunque deseaba hacerlo.

-Está bien.-Me dijo Donovan sujetando una de mis manos, haciéndome sentir seguro, aunque el contacto solo duro un breve momento pues el azabache se apartó de mi para quedar en medio del salón. –Mark me ha informado que se esperan un aproximado de 30 personas en menos de dos minutos.-Busque a Mark con la mirada y lo encontré justo a un costado del líder de KAN ¿Cuánto tiempo lleva ahí? –Esto tiene que terminar en un máximo de tres minutos... no podemos exigirle más a ALBA.-Casi por inercia todos los ojos se posaron en Byron, John y en un par de hombres que parecían dar una serie de indicaciones por radios, teléfonos y a través de una portátil.

ProfundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora