Capítulo XVII. La verdad duele, asfixia y ahoga

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______________________ POV Donovan _____________________

George atendió mi orden de ir más de prisa por lo que llegamos a La Casa Chica más rápido de lo normal. Me dirigí al interior del recibidor y desde ahí podía ver como en el balcón del segundo piso estaban los muchachos frente a la puerta de mi habitación, había un gran alboroto y entre tantas voces no logre entender que era lo que estaba pasando. Estaba preocupado y se me agotaba la paciencia, aun así camine despacio y con un rostro neutro rumbo a la escalera, iba dispuesto a mostrarles mi lado más oscuro si se habían atrevido a herir al chico, no tendría piedad de ninguno de los implicados. George que venía detrás de mi pareció darse cuenta de mi resolución ya que hizo más ruido de lo necesario al cerrar la puerta dándoles la oportunidad a los muchachos de girarse hacia nuestra dirección y percatarse de mi presencia justo detrás de ellos. Todos guardaron silencio de inmediato.

Esteban, uno de ellos en cuanto me vio se aproximó.

– ¡Jefe, ese desgraciado ha tratado de matar a Mark! Hemos intentado asegurarnos de que estuviera bien luego de escuchar el sonido de cosas rompiéndose pero el muy necio, no quiere abrir la puerta. – Su mirada al igual que la mía, se posó en la puerta frente a nosotros. – El Jefe está aquí Mark. ¡Abre la maldita puerta de una buena vez! – Un objeto golpeó la puerta desde dentro sobresaltándonos.

– Jefe, necesitaré su ayuda. – Mark se escuchaba cansado, ya podía hacerme una idea de lo que estaba pasando.

– De acuerdo. – Le respondí para después mirar a George, el asintió.

– Bien, el Jefe y Mark se harán cargo. Ahora todos nosotros debemos atender otro asunto. – George hablaba con los muchachos mientras yo esperaba a que la puerta se abriera.

– ¿Por qué no podemos ni siquiera ver al mocoso? – Se atrevió a preguntar Esteban... una pregunta que seguramente los demás también se hacían.

– Porque no confío en que respeten mi decisión de protegerlo. En lo que se refiere a Sadler, no confío en ninguno de ustedes. – Se los dije fuerte y claro, mirándolos a los ojos. Se hizo una pequeña pausa, después de la que creí que explotarían en reclamos, pero no fue así. Estaban sorprendidos y más allá que eso parecían heridos por mi respuesta. Sentí la mirada de George y lo observe por un instante, parecía pedirme dejar esto por la paz y dejar que él manejara las cosas a partir de aquí. Asentí de manera casi imperceptible, no tenía la paciencia para lidiar con ellos en estos momentos, ahora mi prioridad eran esos dos en mi habitación, después de todo yo había decidido que Sadler era mi responsabilidad hasta que se recuperara.

– George, informales sobre lo ocurrido en Type Corps. quiero que los muchachos divulguen lo que le pasará a ese pobre diablo, además ponte en contacto con SHADOW, quiero que ellos hagan el trabajo, que se encarguen de amaestrarlo y traerlo hasta aquí, yo mismo le daré el golpe final. – Mi voz era fría.

– De acuerdo, entonces pueden jugar con él pero no matarlo ¿Esas son todas las condiciones del encargo? –

– Correcto. – La puerta se abrió y yo entre despacio. La palabra desastre apenas lograba definir el estado actual de mi habitación. Mark estaba de pie a dos metros de la puerta que yo acababa de cerrar, estaba observando con precaución a Sadler quien sostenía una silla de madera frente a la cama.

– ¿Cómo llegamos a esto? – Preguntaba más por curiosidad que por otra cosa, pues la escena era muy bizarra.

– El chico despertó, comenzó a balbucear cosas incomprensibles y de pronto se puso en algún estado de pánico, ha intentado quitarme de en medio para huir usando todo lo que ha tenido al alcance como puede ver. – Mark hizo una pausa para suspirar de forma cansada. – Cuando comenzó a lanzarme cosas se hizo un alboroto allá fuera, los muchachos estaban preocupados al escuchar semejante desastre por lo que querían entrar. Los mantuve a fuera a pesar de que amenazaron con tirar la puerta si no abría, con la excusa de que yo era el único autorizado de entrar en su habitación y que usted los despellejaría vivos si desobedecían. – Creo que Mark no sabe cuanta verdad tienen esas últimas palabras, talvez sea mejor así.

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