Capítulo VIII En un callejón

50 7 0
                                    


______________________ POV Kerem _____________________

Estaba sentado en un oscuro y frio callejón de la ciudad con la espalda en la pared, tratando de obligarme a dejar de llorar, pero las lágrimas parecían demasiado rebeldes como para cumplir mi deseo y seguían deslizándose por mis mejillas, sentía los ojos hinchados y un dolor punzante en la cabeza me sugerían que era suficiente, debía detenerme... dejar de llorar, levantarme y encontrar un lugar donde pasar la noche, es bien sabido que las calles de la cuidad son muy peligrosas y más cuando están cubiertas por el velo oscuro que proporciona la noche, suficientemente malo era saber que Donovan me estaría buscando, pero ahora que lo pensaba también debía tener mucho cuidado de no toparme con una banda de delincuentes. Me limpie las lágrimas y me puse a analizar la situación, no podía quedarme en aquel lugar para siempre.

No puedo ir a casa o llamar a mis padres, definitivamente no quiero involucrar a mi familia en esto... si alguien va a ser perseguido con el peligro de ser asesinado, prefiero ser yo.... No tengo más opción que ir directamente con la policía, tengo que denunciar el... el asesinato de Nathan... sin importa que, solo debo llegar a la estación de policías... y todo acabará.

Me encontraba tan sumergido en mis pensamientos que no escuche los pasos aproximarse a mí.

– ¿Pero que tenemos por aquí? ¿Qué eres un cachorrito perdido? Se ve que alguien te trato mal... que feos moretones, no te preocupes nosotros te ayudaremos – Levante la vista exaltándome con su voz, entonces me di cuenta que tres hombres estaba frente a mi observando con detenimiento mi cuerpo.

– Que bonitos ojos tienes, parecen jemas preciosas... en definitiva servirá, está un poco golpeado pero en la oscuridad no creo que se note tanto, además ya se le borraran los moretones con el tiempo. – Hablo el segundo hombre, solo el primer comentario estaba dirigido a mí, todo lo demás lo dijo mirando a los otros dos.

Esto no me gustaba, me sentía como un objeto siendo observado por quien se decidía por comprarlo o no, no se tenía que ser muy inteligente para darse cuenta de que debía alejarme de ellos, así que trate de incorporarme de prisa, mi cuerpo se quejó por el movimiento, un torrente de dolor agudo me dejo sin aliento y sentí que caería pero alguien impidió que llegara al suelo. El tercer hombre que había permanecido en silencio me sujetaba de la cintura y se próximo a mi rostro, aun me sentía aturdido por el dolor así que tan solo pude voltear la cara para evitar la cercanía pues sus labios casi rosan con los míos. El sujeto aprovecho que mi oído quedo cerca de su boca y me susurro.

– Pero que dócil... eso me gusta, te llevaremos a un lugar más tranquilo... y yo que creí que esta sería una noche aburrida. – Esto último lo dijo con una sonrisa llena de lujuria, me asuste y lo empuje con todas la fuerzas que pude reunir, el hombre golpeo con su espalda una de las paredes del callejón y yo caí de espadas al suelo.

– Creo que tendremos que amaestrar a esta perra, no es tan dócil después de todo. – Lo dijo mientras se aproximaba hacia mí, trate de patearle el rostro cuando se agacho para sujetarme pero detuvo mi pierna con una mano, la sujeto y se posiciono en medio de mis piernas tan rápido que no pude hacer nada para evitarlo, pronto mis puños fueron hacia su cara con desesperación pero casi no tenía fuerza, apenas y giro un poco su rostro con el primer golpe y esquivo el segundo para después tomarme de las muñecas y mantenerlas en un fuerte agarre sobre mi cabeza.

– ¡Eso es! Enséñale lo que es un hombre –Alentó entre carcajadas.

– Pero dejamos algo para nosotros, no quiero cogerlo mientras esta inconsciente. – Podía escuchar a los otros dos animando a su compañero y peleándose entre ellos por el segundo ¨turno¨ conmigo.

ProfundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora