Capítulo XII. Razones (Parte 1)

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Los capítulos titulados ¨Razones¨ se dividirán en tres partes y se tratan de un FlashBack en donde se explica como rayos terminamos en este punto de la historia, con Kerem siendo perseguido por KAN y su amigo de la infancia asesinado en aquella bodega.





______________________ POV Narrador _____________________

~~~~~~~ HACE 2 AÑOS ~~~~~~~

Detrás de un escritorio se encontraba un azabache de 23 años, con un cuerpo que parecía esculpido por los mismos dioses, sin duda robaba el aliento de quienes –según se tratase el asunto- tenían la dicha o la mala suerte de admirarlo, sus piernas largas y fuertes le proporcionaban de una altura de 1.90 m. esa característica sumada a una ancha espalda, le daban cierto aire intimidante. Su figura tan sensual y masculina eran resaltadas por los músculos trabajados a conciencia -sin llegar a ser exagerados- que hacían una combinación perfecta con el pantalón negro de alta costura y la camisa blanca de mangas largas que portaba con suma elegancia, la que desprendía natural por cada uno de sus poros.

Sin duda era apuesto, sus cabellos lacios y negros como la noche, eran cortos pero no lo suficiente como para no poder sujetarlos y dejar que jugueteen entre los dedos, hacían una armoniosa combinación con su piel blanca, no era pálido pero sería mentira describirlo como un hombre de piel bronceada. Así bien, ese joven azabache que leía con suma atención unos documentos en un espacioso –austero pero de buen gusto- despacho, era muy apuesto físicamente por lo anteriormente mencionado, lo que verdaderamente resaltaba de su persona, era su mirada. Sus ojos eran más oscuros que el mismo abismo y casi se podía afirmar que si te quedabas el tiempo suficiente observándolos, serias consumido por su eterna oscuridad, cosa que por supuesto, nadie nunca llego a intentar comprobar, porque claro que intimidaba, por los Dioses que sí. Una miraba que congelaría al mismo infierno, unos ojos que quizá y solo quizá, habían visto muchas cosas en este mundo y por lo tanto aparentaban ser más adultos de lo que realmente eran, una mirada que denotaba frialdad y hasta cierto punto crueldad, ojos malvados que lo juzgaban todo, una mirada llena de secretos.

– Jefe, con su permiso. – Un hombre de unos treinta años de cabellos castaños muy oscuros, ingresó al despacho y se detuvo hasta quedar de pie frente al azabache, Donovan hasta ese momento tenía dirigida toda su atención en los papeles que ahora dejaba en el mueble, posando su oscura mirada hacia el hombre que tiene enfrente. – He hablado con los suecos y no dejaron de insistir en que los montos de las transacciones deben aumentarse en un 30%, lo lamento pero no he podido hacer que cambien de opinión aun cuando les he explicado la situación y el riesgo que conlleva. – El hombre agacho la cabeza en una muestra de disculpa a lo que el azabache respondió con una sonrisa.

– Eres demasiado formal cuando piensas que me has defraudado George, ya he perdido la cuenta de cuantas ves te lo he dicho; dirígete a mí por mi nombre, por lo menos cuando estemos solos, eres mi mano derecha, compórtate como el hombre de confianza que eres para mí. – Lo reprendió mirándolo fijamente, sabía que no le molestaría esa acción, después de tanto tiempo de convivir juntos, el hombre de pie se había acostumbrado a su mirar.

– Discúlpame Donovan, pero de verdad deseaba traerte buenas noticias, esos suecos son unos necios y no han escuchado nada de lo que les dije o más bien poco o nada les importó. Lo que me costó no golpear al calvo ese... – Dijo bufando mientras tomaba asiento frente al escritorio, cosa que agradeció el líder de KAN, no le gustaba tanto formalismo con quien consideraba un gran amigo.

– Tranquilo, es un cliente importante que, aunque como dices es un necio sin remedio, no puedo tener otras quejas de él... por lo tanto sería una pena que lo golpearas. – Menciono lo último sonriendo mientras se imaginaba la escena, lo que hizo sonreír al otro. – Aunque te envié para razonar con ellos, tenía claro que no se llegaría a un acuerdo, lo conozco bien... iremos mañana mismo a primera hora, veremos si me da la misma negativa a mi también. – Su sonrisa se volvió fría, conociendo el resultado de la negociación del día siguiente.

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