Capítulo XV. Simple y terriblemente

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______________________ POV Kerem _____________________

En el auto reinaba el silencio, Donovan estaba sentado a mi lado derecho, ni siquiera me atrevía a intentar girar el rostro para mirarlo, estaba bastante incómodo y ansioso, por mi mente solo pasaban escenas dignas del cine de terror, me sentía aliviado porque Byron y John estuvieran a salvo pero mentiría si dijera que no tengo miedo a lo que me pueda pasar... solo me queda respirar profundamente, esperar y enfrentar lo que venga... si tan solo mi imaginación no me traicionara aumentando mis nervios... Levanto la vista en un intento por distraerme un poco y alejar el miedo... mala idea. El auto era muy espacioso por dentro, contaba con dos asientos uno frente al otro, en uno estábamos Donovan y yo y justo delante de nosotros se encontraban los guardias del líder de KAN, Mark y George. Al contrario de George, quien me ignoraba de manera magistral, Mark no me quitaba la mirada de encima, era fría y cruel... podía sentir el desprecio en su mayor expresión con tan solo esa mirada puesta en mí. Sentí el impulso de bajar la mirada pero no lo hice, no sé porque me odian tanto en KAN pero estoy seguro de que yo no hice nada para merecer esto... ni yo, ni Nathan. Compuse mi expresión y lo mire con un semblante serio y tranquilo, recordar a mi amigo me daban fuerzas para seguir peleando contra estas personas, contra Donovan y contra el mismo KAN si hace falta, conseguiré que se le haga justicia a mi amigo, pagaran por la muerte de Nathan. Pude ver que Mark frunció el ceño ante mi nueva expresión, se veía molesto pero no dijo nada, tan solo se limitó a observarme el resto del camino.

Al sentir que el vehículo disminuía su velocidad mire por la ventana esperando encontrar algún lugar desierto lejos de cualquier persona que escuchara mis gritos de agonía como aquella bodega donde nos secuestraron la primera vez pero no fue así, abrí los ojos con asombro ante la imponente reja que se abría para darle paso al auto, en cuanto cruzamos esa enorme puerta una majestuosa mansión se alzaba enorme y elegante, con una arquitectura hermosa y enormes jardines parecía algún escenario de película, estaba tan confundido y asombrado que no me percaté cuando el auto se detuvo y los guardias de Donovan bajaron de él, solo reaccione cuando Donovan me sujeto del brazo para sacarme del vehículo. 

Cuando mis pies descalzos tocaron el piso me di cuenta de dos cosas: La primera era que, estaba descalzo y con el pijama negro que Byron me había puesto, mire mis manos o eso intente puesto que la camisa de botones me quedaba tan grande que las cubrían por completo, además de que arrastraba una parte del pantalón por la diferencia de estatura entre el castaño y yo. Me sentí tan ridículo que baje la mirada maldiciendo por lo bajo. La segunda cosa de la que me percate fue que tan pronto como nos bajamos del auto, la escalera que conducía a la entrada de aquella mansión se llenó de hombres vestidos con trajes negros, los miembros de KAN. Sentí todas esas mirada pesadas sobre mí, aunque trataba de no demostrar mi nerviosismo no pude evitar hacerme pequeño en mi lugar. – Supongo que aquí empieza el infierno. – Pensé con pesadez mientras suspiraba despacio, preparándome para pelear con todas mis fuerzas, en definitiva no se los pondría fácil.

– Bienvenido Jefe. – Uno de los hombres hablo dirigiéndose hacia Donovan, pero su mirada solo se detuvo por unos instantes en el pelinegro para después poner toda su atención en mí. Estaba esperando lo peor cuando la voz autoritaria de Donovan me hizo dar un salto en mi lugar.

– Hablaré con Sadler en mi despacho. – Levante la vista y pude ver expresiones de confusión en todos los hombres ahí. – Que nadie nos moleste. – Uso un tono de voz más bajo para decir esto último, haciendo que mi piel se erizara... se entendía a la perfección que era una amenaza.

Donovan me sujeto del brazo con brusquedad y prácticamente me arrastro al interior de la mansión, abrió unas grandes puertas de madera y me empujo al interior. – Que nadie haga estupideces. – El pelinegro les dijo eso a sus guardias mientras cerraba la puerta. Donovan se sentó detrás del escritorio para mirarme fijamente desde ahí sin decir una sola palabra, yo seguía de pie en medio de la habitación soportando el pesado silencio. Luego de varios minutos que me parecieron eternos, escuche a Donovan suspirar.

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