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Era el primer día de clases y Scott tenía unas orejas horrible. Érika se le acercó decaída, brindandole una pequeña sonrisa. Ambos tenían clases juntos, así que caminaron cerca uno del otro hacia su salón.

La mayoría estaba sentada en sus respectivos bancos, y otros todavía no habían llegado. La maestra esperaba pacientemente, mientras ojeaba algunos registros.

Stiles estaba sentado a un lado de la misma chica rubia, Hayley, que le sonreía y reía.

En cuanto los vio entrar, les dio una mirada llena de rabia, dejándoles a entender que no pensaba irse del lado de Stiles, y que estaba muy molesta.

En cuanto el castaño los vio entrar su corazón comenzó a bombear más rápido y en su rostro se instaló esa carita de cachorro con el corazón roto.

-Ey, ya está, no pasa nada.
-murmuro la chica mirándolo con preocupación pero a la vez con dulzura.
-Esta bien, Sti.

Se apego a el abrazándolo de forma protectora por la cadera mientras el ojimiel asentía agachándo la cabeza.

Érika gruño mostrando sus caninos por unos segundos. Estaba con su Batman, y si, estaba celosa. Claro que estaba celosa. Solo ella podía mimar a Stiles de esa forma, no Hayley.

Scott miró toda la escena con el seño fruncido, enfadado y confuso.

-Buenos días clase. Espero que hayan descansado estas vacaciones, porque este año no habrá pausas.
-dijo la profesora con aire desanimado, como si fueses algo que dijera todos los años. Pero nadie la escucho. Ya que luego comenzó con su monólogo de primer día de clases, el cual nadie le importaba.

Cuarenta minutos habían pasado con una lentitud abrumadora. Érika estaba chocando su cabeza contra su libro, queriendo saltar por la ventana o morir con tal de salir de aquella infernal clase.

Pero Scott solo tenía su mirada fija en Stiles. Estaba enfadado y cada tanto gruñía, ver a Stiles tan sonriente luego de ignorarlos durante meses le enfurecia.

No dejó pasar como los dedos de Stiles comenzaban a golpetear la mesa con más constancia y luego su pierna comenzó a subir y bajar nerviosamente.

-Tienes que tomarlas.- susurro Hayley entre dientes, tomando las manos del castaño.

-No. No he desayunado nada.- le susurro Stiles devuelta, tragando saliva y comenzando a ponerse pálido.

-Ya habíamos hablado de esto.- le regaño la rubia como una madre haría con su hijo- tienes que comer mínimo cuatro veces al día. El desayuno es importante, más para ti.

-Ya lo sé, pero no tenía hambre.- dijo bajito, sonando regañado.

-Para tu suerte ya me encargue de esto.- dijo ella con picardía y una sonrisa orgullosa mientras hechaba su cabello hacia atras, haciendo que Stiles la mire horrorizado.

-Oh, dios. ¿Que haz...?- pero su pregunta quedo en el aire cuando unos toques en la puerta se hicieron presentes. Stiles miro fulminante a la chica y ella solo le sonrió adorablemente.

La puerta se abrió cuando la profesora le permitió el pase a la persona y Scott apretó la mandíbula, al igual que Érika.

Theo se mostró presente con una sonrisa envidiable y perfecta, sosteniendo una bolsa marrón entre sus manos y la sacudió sobre su cabeza, saludando a la profesora de biología.

-Reaken- saludo la mujer- ya te habías tardado.

El nombrado le sonrió ladinamente y le lanzó una manzana roja, ganándose un guiño.

Hay cosas que no decimos |Stheo| FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora