"Esta herido", había dicho.
Dos palabras tan simples que hicieron que su mundo se venga a bajo de golpe. La realidad le llegó como balde de agua helada causando su mismo efecto. Su cuerpo comenzó a temblar y los ojos comenzaron a intercambiar colores entre azul y amarillo.
-¿Como que está herido? ¿no estaba con Parrish?- preguntó Hayley con la voz y las manos temblandole, poniéndose pálida de repente.
-No-no lo sé, Parrish acaba de llamarme y me ha dicho que está en el hospital.- los ojos de Toby estaban llenándose de lágrimas poco a poco, haciendo que los lentes de pasta se españen.
En otras circunstancias Hayley se reiría.
Ambos giraron la cabeza cuando escucharon los pasos de Theo viendo como el mismo caminaba con la espalda tensa hacia su auto. Sus garras estaban fuera y los ojos cambiaban peligrosamente de color a cada instante.
-Vayan por Alex, no pienso esperar un segundo más.- dijo con la voz estrangulada, como si su lobo estuviese por tomar posesión de el en cualquier momento.
-Theo...- habló Hayley con la voz pequeña intentado detenerlo. El ojiazul ni le miró, simplemente cerró el auto de un portazo y salió de allí.
(...)
-Mellisa.- habló Theo saliendo del ascensor. El corazón de la mujer se achicó un poco más al ver el rostro del chico.
-Va a estar bien, Theo. Va a estar bien.- le consoló tomándole ambas mejillas con sus pequeños manos, acuñando sus rostro para quitarle las lágrimas.- Están atendiéndolo, te prometo que en poco tiempo podrás verlo.
El chico asintió con dos perfectas lágrimas bajando por sus mejillas y abrazó a la mujer como un cachorro en busca de consuelo.
-He llamado a tus padres, estarán aquí lo más rápido posible.
Theo asintió tragando saliva y secándose un poco el rostro.
-¿Y Parrish?
-Aún están interrogándolo.
-¿Le ha a hecho daño a John?
-No, no cielo. Solo lo ha dejado inconsciente. Pero debe dar el testimonio de todo lo sucedido, y deben hacerle lo mismo a varios testigos.
-¿Dónde está él?- gruñó apretando los dientes, intentando que la voz no le temblara.
-Lo han trasladado a otro hospital. Es muy probable que le realicen una orden de restricción hacia Stiles...si es que no va preso primero.
-Ir preso es lo mínimo que merece.- siseó apretando los dientes.
-Lo sé, cielo. Pero su abogado lo defenderá culpando al alcohol. Sabes cómo funcionan las cosas.- admitió apenada.
Theo soltó un gruñido de lo más profundo de su ser.
-No me importa si se pudre en una jodida cárcel, lo único que quiero es que se mantenga lejos de Stiles.
(...)
Theo odiaba los hospitales.
No.
Los detestaba.
Cada vez que ponía un jodido pie dentro de la propiedad, cada vez que tenía que traer a Sofi o a Lili al pediatra o simplemente acompañar a Stiles por su medicamento...era una tortura. Las manos comenzaban a sudarle y el corazón comenzaba a latirle contra su pecho dolorosamente.
-No me dejes. Te lo pido, por favor, no me dejes.- le rogó con los labios rozando su mano inmóvil.- Si despiertas... haré lo que quieras, lo que tú quieras Stiles. Prometo llevarte los sábados al parque y comprarte un cono de helado de chocolate y frutilla. Y le pondré bolitas de chocolate, justo como te gustan.
Apretó los labios viendo a su novio descansando en la camilla del hospital, tan ausente de todo lo que estaba sucediendo.
-Prometo llevarte al auto cine de la avenida Weintsprill y mirar la película más mala que encontremos. Prometo que si no te gustan volveremos a casa y veremos cada una de las películas de Star Wars hasta que te quedes dormido sobre mi hombro y tenga que cargarte como princesa hasta tu cama. Yo sé que te vuelve loco, no lo niegues.
Su piel estaba pálida al igual que sus labios, su cabello estaba desordenado y solo podía verse la parte de arriba ya que tenía vendas al rededor de la cien y la frente en las cuales había una pequeña manchita de sangre que hizo que se le estruje el estómago. Su mejilla estaba colorada y su labio inferior estaba roto. Sus manos estaban recostadas sobre su estómago, y parecía tan... tranquilo.
-Prometo... prometo que si me das una oportunidad...una sola, te amaré hasta que no quede ni una estrella de la muerte en el cielo.- se río de su propia referencia a Star Wars, pero su risa estaba rota, hecha pedazos.-Por ti me pasaría al lado oscuro, Stiles. Tu eres mi Imperio.- sollozó contra su brazo, escuchado de fondo el monitor de su pulso.- ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Despierta!
Se acercó hacia la camilla sintiendose más débil a cada paso y lo miro. Miró sus delicadas y apuestas facciones, su pequeña nariz y sus lunares, sus pestañas acariciando sus mejillas y la forma en la que sus labios formaban un perfecto arco de Cupido que flechó su corazón desde el primer día.
-Despierta y dime lo buen perro que soy por hacer referencias de Star Wars, despierta y dime lo odiota que soy por quererte. Despierta para poder escuchar que te amo y no quiero querer a nadie más.
-Hola, bebé.- murmuró contra su cabello acariciando su mejilla sana, bajando los labios hasta su nariz.- Siento tanto no haber estado ahí para tí. No tienes idea de cuánto lo siento.
-Dejame amarte, déjame amarte y cuidarte como tú escudo protector porque no voy a irme a ningún lado Stiles. ¿Me oyes? No me iré de tu lado, jamás. Yo no soy como ellos y no lo voy a ser nunca.
-Te prometí ser tu escudo protector y fallé. Te oculté que iría a hablar con Scott para protegerte y lo único que hice fue hacerte aún más daño.- la voz le tembló un poco, pero tomó su mano y se recompuso.- quiero cuidarte con todo lo que tengo y solo estoy fallando. Lo siento.
-Despierta para que pueda demostrarte que te amo más de lo que tú crees.
Sintió un apretón en su mano y miró sonriendo los ojos de su novio, esos ojos que le volvían loco.
-Tu nunca me has fallado, Theodore.
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Hay cosas que no decimos |Stheo| FINALIZADA
FanfictionHay que cosas que no se preguntan. Cosas que no tienen respuestas. Cosas que simplemente no sabes responderlas. Y hay cosas que no decimos. •FINALIZADA•