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-Stiles, ya es hora de levantarse, hay escuela en media hora.

A Parrish le pareció raro que no se haya levantado, ya qué usualmente no necesitaba nisiquiera despertador, pero lo pasó por encima.

Bajo para preparar una café para los dos, pero cuando volvió a subir Stiles aún seguía en la cama.

-¿Stiles?- preguntó suavemente acercándose a la cama.

Volvió a quedar en silencio, y bien, estaba preocupandose.

-¿Peque? ¿te sientes bien?- preguntó en voz baja acercándose al borde de la cama. Se puso de cuclillas a su lado pero su cabeza estaba cubierta por las sábanas.

-Vete.- murmuró afianzando el agarre de las sábanas cuando Parrish intento bajarlas.

-Stiles.- musitó en voz baja. Se frotó los ojos con los dedos mientras pensaba que hacer. Claramente Stiles no iba a tener un buen día, y no iba a dejarle solo por nada del mundo.- iré a llamar a la escuela para que avisar que no irás. Vendré en un segundo, ¿si?

Se levantó rápidamente y salió de la habitación cerrando la puerta con la mayor delicadeza posible.

Primero llamó a la escuela, la cual estaba al tanto de la situación por lo que no hicieron preguntas. Luego llamó a su trabajo y avisó que no iría, de todas formas podía hacerlo por computadora.

Sacó los muffins de chocolate que habían preparado anoche y sirvió dos en un plato junto a una taza de café cortado con leche.

El aún recuerda lo difícil que fueron las primeras recaídas con Stiles. Principalmente, porque eran todos los días. No había manera de que pudiese salir de la cama, no había forma de que coma o de qué hablara más de cinco palabras. Si le preguntabas cómo estaba siempre te respondería que bien, se daría vuelta y se quedaría viendo la pared. No le gustaba llorar cuando sabía que Parrish le oiría, pero hubo veces en las que lo podría más y dejaría que Parrish le acunara entre sus brazos hasta que quedara dormido. Poco a poco el oficial comenzó a saber que hacer, que decir y cómo actuar cuando tenía una recaída.

Fue duro, pero lo superaron juntos. Con Theo y toda la manada salieron adelante como una familia y las cosas mejoraron al igual que su salud mental.

Al principio había llegado a pensar que se trataba de un caso de bipolaridad, pero los doctores luego de muchas idas al psicólogo le informaron que se trataba de depresión, solo que Stiles solía fingir que estaba bien la mayor parte del tiempo y por eso sus recaídas eran tan repentinas.

Una recaída era algo que podía verse venir con los últimos acontecimientos. Stiles podía fingir las mejores sonrisas pero en algún momento se quebraba, y ese momento, era hoy.

-¿Por qué no comes un poco, Stiles? Luego podemos ver una película. Star Wars, si comes los dos muffins.- le prometió el agente acariciándole el cabello delicadamente.

-Quiero estar solo.- murmuró contra la almohada, totalmente agotado.

Suspiró asientiendo apesar de que no podía verle y dejó la bandeja más cerca de el. Se acuclilló a su lado, y con una mano le corrió los mechones rebeldes de su rostro.

-Sabes que no te hace bien estar solo y no comer, pequeño. Vamos, come un poco y traeré a Kayla para que se acueste contigo. No has dormido nada, ¿verdad?

Stiles negó con la cabeza acurrucandose más en la cama.

Primero debía dormir. Si no lo hacía todo sería mucho más complicado, porque como cualquier persona, suele ponerse de mal humor sino tiene al menos 7 horas de sueño. Luego le gritaría y no llegaría a nada, por lo que tendría que llamar a Mellisa.

Le besó la cabeza un par de veces y fue en busca de la cachorra viendo como el tomaba un muffin y se lo llevaba a la boca. Le dió apenas un par de mordiscos y logró terminarlo, pero nisiquiera tocó el segundo. Se bebió la mitad del café y estaba jugando con sus manos cuando Parrish volvió a la habitación con la cachorra entre sus brazos.

-Descansa un poco, ¿si? Vendré cuando despiertes.- le dijo acariciándole la nuca suavemente cuando dejó a Kayla sobre la cama. La pequeña caminó con pasos torpes a su lado y se acurrucó en su costado, posando la cabeza sobre su brazo. Stiles calló dormido poco tiempo después.- cuídalo, Kayla.










(...)









-Entonces, ¿no te estás enfadado conmigo?- pregunto Alex por decima vez. Décima.vez.

-Voy a arrancarte la garganta si sigues preguntado. Con mis dientes.- gruñó mostrando sus colmillos, mientras el rubio seguía acariciándole la cintura por debajo de su camisa.

-Que poco original eres, Julieta. Ya conozco esa frase.- le dijo besando su cuello logrando que sus colmillos vuelvan a su lugar.

-La vas a conocer mejor y en carne propia si sigues preguntando.- dijo haciendo una cara adorable pero que debía ser amenazadora.

Alex río comenzando besar su cuello a la vez que sus piernas se enrredaban con las suyas, creando con sus manos un camino por el abdomen del moreno. Derek ronroneó bajito mientras apretaba uno de sus bíceps intentando no gemir.

-Hueles tan bien.- gimió el rubio chupando una zona muy sensible de su clavícula, dejando una marca que tardaría un par de minutos en sanar.

-Hmh.- susurró dejándose hacer, levantando su espalda para que el otro pueda quitarle la camisa y tirarla por algún lado del césped.- hace frío.- susurró sientiendo la palma de su mano sobre su espalda baja y costados.

-Entonces déjame darte calor.- susurró sobre su oreja tan grave y sensual que Derek sintió la dureza de sus pantalones palpitar.

Joder, quería tanto esto. Tanto que dolía.

Pero no podía. Simplemente no podía.

No podía dejarle entrar, porque siempre terminaba igual.

El traicionado y todo a su alrededor destruido.

-No.- dijo separándose y colocando sus manos sobre su pecho.- No puedo, lo siento.

Alex estaba perplejo como una estatua y con los labios rojos como dos cerezas, sonrojado y con el pecho subiendo y bajando.

-¿Estás bien? ¿Hice algo malo?- preguntó preocupado viendo como el moreno se levantaba y se colocaba su camisa rápidamente.- Derek, porfavor, ¿estás bien?

-Tengo que irme.- respondió rápidamente colocándose sus zapatos. Tomó su chaqueta de cuero y caminó hacia bosque pero el calor de la mano de Álex rodeó su muñeca con suavidad haciendo que girara en su dirección.

-¿He hecho algo que no te gustó? ¿Te he tocado y no querías? Lo siento, tu corazón latía rápido y tu aroma... pensé que estabas disfrutándolo.- sus ojos estaban llenos de preocupación y eso hizo que el corazón de Derek se rompa un poco más.

-Es culpa mía, lo siento.- se disculpó soltandose de su agarre.-No has hecho nada malo, pero mereces algo mejor Alex.

-Derek...¿qué...? Joder, no entiendo. ¿Algo mejor? Eres asombroso, por dios. Eres tan maravilloso que ni todas las palabras habidas y por haber podrían describirte.- dijo acercándose un poco más, con los ojos de cordero.- ¿Que sucede? Háblame, porfavor.

-No tengo porqué hacerlo. Solo déjame en paz.- gruñó mostrándole sus ojos rojos y apartándose de él. De sus ojos verdes, de sus labios, de sus brazos, de su calor.

Su cabeza no podia dejar de repetir lo mismo cada vez que le veía, cada vez que sentía como el estómago se le cerraba cuando le miraba como si fuese un jodido diamante.

'te traicionara al igual que todos los que te rodean, Derek.'

Hay cosas que no decimos |Stheo| FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora