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-Tienes un alma gemela.- el Nogitsune tembló, sus ojos ahora normales expandiéndose a cada segundo.- No, yo me encargué de te quedarás solo. Te rompí lo suficiente para dejarte en pedazos, nadie iba a tener la voluntad de volverte a reparar.

-Es ahí donde te equivocas.- Parrish le gruñó.

-Lo único que hiciste fue empujarme a los brazos de la gente que realmente me amaba.- Stiles sonrío, avanzando un paso a la vez que el Nogitsune retrocedía.- Y si, me rompiste. Si, me arruinaste la vida. Y si, me quitaste todo. Pero hay personas que ven más allá de lo que uno tiene, y están dispuestas a dar su corazón aún si no pueden reparar algo que solo se arregla con el tiempo y con apoyo.

-No puedes vencerme.

-Tal vez no solo.- Stiles aceptó, pero sus ojos brillaron más que nunca.- Pero recuerda, hijo de perra...el amor es mucho más poderoso que tu maldito odio.

Theo aulló una vez más antes lanzarse contra la puerta principal, rompiéndola en mil pedazos. Sus colmillos y uñas tan afilados que podrían desgarrar hasta la carne más gruesa y sus ojos brillando del mismo color del oro.

Avanzó lentamente hacia el lado de Stiles y tomó su mano, nunca rompiendo el contacto con el otro hombre. Luego, todas las llamas se extinguieron luego de una onda profunda de aire que logró liberarse debido al poder de la unión de dos almas gemelas.

Parrish fue el siguiente, ahora tomando la mano libre de Stiles.

Este susurró por lo bajo y el demonio sintió la misma fuerza con la cual una vez había aprisionado a Parrish al rededor suyo.

-Jodiste con la manada equivocada.- Alex gruñó, yendo a un lado de Parrish mientras Derek tomaba sus dos manos.- Con el druida equivocado, cabrón.

-Te metiste con un poder que no entiendes.- Hayley dijo junto a Toby, su larga melena cayendo al costado de su rostro.

-Te metiste con el amor de una familia.- Toby finalizó, ahora todos tomando sus manos al rededor del demonio, formando un Perfecto círculo.

-El amor puede destruir tanto como el odio.- Stiles dijo lentamente, apretando aún más las manos con las que tenía contacto.- pero siempre le ganará a cualquier oscuridad.

Sus ojos volvieron a brillar dorado, esta vez iluminando los de toda la manada.

-Vuelve al lugar de donde saliste, Nogitsune.

El ente gritó y gritó, rasguñándose y sacudiéndose lejos de la energía que poco a poco le estaba separando del cuerpo mortal que había elegido para cumplir su ultima misión.

Una onda expansiva de luz y energía volvió a sacudir la tierra, cálida y suave al tacto, tanto que le hizo gritar de agonía.

El cuerpo del ex oficial se desplomó en el suelo, ahora sus ojos completamente azules sin un rastro de la antigua maldad.

-Papá.- le llamó Stile, la voz quebrada por la emoción y la melancolía.

El hombre había recuperado sus suaves ojos azule, pero su piel a pesar de haber perdido el color grisáceo ahora poseía una palidez enfermiza que resaltaba en contraste con el color carmín de la sangre.

El hombre no dijo nada mientras miraba a su hijo una vez más, su cabeza gentilmente recostada sobre su regazo mientras una dulce mano apretaba la suya.

Le sonrió pequeñito por última vez, las lágrimas corriendo por sus mejillas ante el dolor que no le permitía emitir una sola palabra. Lo intentó, pero se resignó a apreciar los ojos de su hijo aunque sea una última vez.

-Gracias.- logró susurrar, antes que el océano de sus ojos se apaciguara para siempre.

Hay cosas que no decimos |Stheo| FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora