Isla de Aves No Voladoras || Tyler Joseph

IV

Josh

Tomé el bote de Tyler y comencé a remar lo más rápido que pude para llegar a la isla del orfanato. No puedo volar a menos que me vea obligado. No sería complicado infiltrarme. Si yo quiero, nadie puede verme. Es otra de las maravillas de ser yo...

Entré tranquilamente por las puertas del orfanato y busqué la oficina de Jessica, la señora a cargo de todo este recinto.

Me acerqué a la puerta y pude verla leyendo una revista tranquilamente en su escritorio. Necesito que se distraiga para abrir la puerta. Puede que no me vea a mi, pero sí que verá la puerta abrirse. Demonios. De todas formas... está leyendo una revista, tal vez esté tan concentrada que no note la puerta abrirse.

En ese momento levantó la revista hasta tal punto de cubrir su mirada por completo. Es mi oportunidad. Abrí la puerta lo justo y necesario para poder entrar y cerré rápidamente evitando hacer ruido. Ella no se percató. Perfecto.

Caminé a una enorme estantería que se encontraba detrás de ella y busqué la letra "J".

Jackson, Jake, Jiménez, Jonas, Juarez.... ¿Y Joseph? No, no, no. ¡¿No está?! No puede ser. Ayer estaba aquí. Me giré enojado a ver a Jessica sentada leyendo su revista. Debe haberla escondido al notar que Tyler ya no está y los papeles estaban tirados en el pasillo. No logré escapar con ellos ayer.

Al menos en donde sea que estén, estoy seguro de que Tyler no lo encontrará. No puede leer esos papeles.

Tyler

Han pasado ya 2 días y aquella chica no a vuelto a cruzar la montaña. Me la paso todo el día y todos los días leyendo aquel libro que Josh me dio junto a la ventana. Ya solo me falta una página para terminarlo.

(Al llegar a los peldaños, comienza a sollozar, mientras cae el telón)

Estas historias son sobre humanos. Visto desde un punto de vista, si que son terribles. Es decir... una guerra entre ellos mismos. Suena como una locura. Es como si algún día yo comenzara a pelear a muerte con Josh.

El protagonista... los ayudaba vendiendo piezas de aviones y a pesar de notar que algunas estaban defectuosas, las envió de todas formas solo por dinero, para salvar su negocio, y arriesgó la vida de muchos y por su culpa murieron 21 pilotos. 21 de los suyos...

Que triste... Y él luego de enterarse de aquello... se quitó la vida. ¿Quitarse la vida? ¿Cómo puede ser eso posible? ¿Por qué desperdiciarían el mayor regalo que se nos puede dar? Es decir, he pasado por cosas terribles y sigo vivo. Pobre hombre... 

—Hola, Tyler. Adivina qué te traigo...— entró Josh a casa.

—Antes de cualquier cosa, ya terminé de leer el libro que me dijiste. Es realmente triste, Josh. Pero, me gustó mucho— sonreí. —Gracias...— lo abracé fuerte. —Eres mi único amigo...—

—Y el mejor— rió. —Mira...— me extendió un libro.

—¿Otro más? Acabo de terminar "All my sons" y tú ya me traes otro libro— reí.

—Pero este es un libro de música— sonrió y caminó hacia aquella habitación que descubrimos el primer día. —Aquí están los instrumentos. Vamos a aprender a tocarlos juntos, ya verás que será divertido, además, solo somos tú y yo. No tenemos nada más que hacer por aquí—

—No lo sé... se ve difícil...— fruncí en ceño.

—No, claro que no. Si tú de verdad quieres, puedes hacerlo. Tú puedes hacer cualquier cosa que te propongas, Ty— sonrió para mí.