XIX

86 15 21
                                    

Narra Tyler

  —Vamos, Ty. Sólo un poco más— Jenna extendió su mano hacia mí, senada ya en la cima de la montaña. 

  —Ahí voy, ahí voy— y con un último esfuerzo, conseguí subir junto con ella.

—No vayas a olvidarte de esto— y me colocó mis gafas de sol.—Creo que te compraré una gorra— y comenzó a bajar.

—No quiero que gastes dinero en mí — nos deslizamos hacia abajo al ya estar cerca del final. Nos sacudimos la ropa, lo cual es tonto porque nos volvemos a arrastrar un poco al pasar al otro lado de la pared con alambre de púas y finalmente conseguí estar del otro lado.

Volví a sentir ese calor en mi piel. Todos esos edificios y cosas tan nuevas y brillantes que del otro lado no encontraría jamás.

—Vamos a casa, tengo una sorpresa para ti— tomó mi mano y tomamos aquella ruta que jamás pude olvidar de aquella vez hace tanto tiempo.

Pero lamentablemente, otra vez, sentí calor. El sol es una gran fuente de energía, por lo que he leído, pero no estoy tan acostumbrado como el resto a estar bajo él.

Jenna se volteó y notó como estaba comenzando a sudar y caminar algo más lento, lo cual pareció preocuparle demasiado. 

  —¿Te sientes bien, Ty?— dijo tocando un poco mi frente.

—Si...— tomé una pausa y negué.—No, no me siento bien. Tengo demasiado calor, ¿Podemos apresurarnos?— 

—Hmm...— miró a su alrededor y  tomó mi mano para correr a un edificio grande.

Dentro estaba mucho más fresco, y lo mejor, no sentía los rayos del sol directos en mi piel. Me gustó estar de nuevo en la ciudad y ver todo este tipo de cosas tan nuevas que en el reino no hay.

  —Iremos por un helado— me dijo sonriendo.

—¿Helado?— pregunté.

—Helado.— sonrió.—Te gustará, ya verás— 

Era una especie de masa solida que se volvía líquida con el pasar del rato, pero era fría, muy refrescante. Jenna me dijo que el que me dio era de chocolate y la verdad me gustó mucho.

Todo este tipo de cosas parecían muy nuevas para mi, pero quizá y todas estas cosas si existen en el reino y yo soy el tonto que por no ir a donde todos están, se lo pierde.

  —Mira, tengo una sorpresa para ti que quizá dure desde hoy hasta mañana y el último día... creo que queda libre para lo que sea que se nos ocurra— 

—Me parece buena idea... pero me gustaría saber cual es mi sorpresa— se detuvo frente a mi entre la multitud de la gente que caminaba a nuestro al rededor en el centro comercial.

—Primero debemos hacerte un cambio—

  —¿Un cambio? ¿Por qué me cambiarás?— 

—No a ti directamente— rió.—Tu ropa— 

—¿Mi ropa? ¿Qué tiene de malo mi ropa?— 

—Que... de verdad parece que es la misma ropa que llevas usando desde hace años— sonrió.

—La verdad, Josh tiene guardada la camiseta que llevaba puesta el día que llegué a la isla en la que ahora vivimos— sonreí al recordar eso.—A Josh le gusta crear un afecto con cada una de nuestras cosas. Dice que... todo es importante y valioso. Que la vida es demasiado corta y con el tiempo la gente suele olvidarse de pequeñas cosas importantes y lindas— 

Isla de Aves No Voladoras || Tyler JosephDonde viven las historias. Descúbrelo ahora