XI

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Narra Jenna

  —¡Tyler!— tomé una almohada y se la lancé a la cara mientras sentía como mis mejillas ardían y tomaban un color rojo.

  —¿Q-qué? ¿Es algo malo?— preguntó ordenando su cabello.

  —Tú...— tomé asiento un poco más cerca de él.—¿De verdad no lo sabes?— susurré.

  —¿Debería saberlo?— Enarcó una ceja.

  —Para la edad que tienes, pues si, creo que si.— 

  —Pues... no lo sé, ¿Qué es?— 

No puede ser, en serio no sabe de qué le estoy hablando. Es extraño, debería saberlo, debería haber descubierto ese tipo de cosas por su propia cuenta, tiene 12 años y pasa mucho tiempo solo... ¡¿Qué estoy pensando?!

Agh, no puedo decírselo, al menos no yo...

  —¡Tengo una idea!— dije contenta.

  —¿Más ideas?— 

—Si, si. Pero esta te gustará, Tyler.— Me levanté para buscarme mi uniforme de la escuela en mi armario.—¿Sabes qué es esto?—

  —Mmm... ¿un conjunto de ropa?—

  —Es mi uniforme escolar, y mi idea es hablar con la directora para que te permita ir estos días para que aprendas algunas cosas y puedas convivir con gente de aquí, ¿Qué opinas?— 

Hizo una mueca de disgusto. Tal vez eran demasiados cambios para él.

—No lo sé, Jenna. Estoy preocupado por Josh...— jugó con sus dedos.—Estoy comenzando a pensar que fue mala idea venir hasta aquí. Tal vez solo debí quedarme allí y asumir las consecuencias cuando el llegara...—

  —Ty...— me acerqué y acaricié su mano.—Tal vez, si, fue una mala idea, pero esto te va a permitir conocer el mundo. Justo lo que querías, ¿No? Créeme que será una hermosa experiencia— 

Lo pensó un poco pero luego me dio una sonrisa que me hizo comprender que aceptaba la idea.

El resto de las horas transcurrieron con tranquilidad. Mamá y papá aparecieron para cenar y la verdad mamá creo que no se percató realmente de la presencia de Tyler. Él por su parte estaba totalmente impresionado por la comida.

Subimos a mi habitación y le mostré cosas como la televisión y le enseñé unas películas. Tenía mucho miedo de qué su mente explotara o algo. Se acercó en muchas ocasiones a la pantalla y comenzó a tocarla, también me preguntaba muchas veces cómo es que funcionaba, pero no supe decirle porque ni yo lo sé.

  —Jenna, Tyler, ya es tarde, es hora de dormir.— la señora García se asomó por la puerta solo para decir eso.

Me levanté de mi cama y cerré el ventanal y los varios pares de cortinas para que la habitación se viera más oscura.

  —¿Por qué haces eso? ¿Por qué son tantas cortinas?— preguntó.

  —Los científicos dicen que las personas no pueden dormir bien con tanta luz, porque el cuerpo no produce lo que sería... ¿El sueño? Por así decirlo— suspiré.—Dicen que antes era más sencillo, cuando el sol y la luna rotaban constantemente...—

  —... ¿Científicos?— Solté una pequeña risita.

  —Ay, Tyler. Hay muchísimas cosas que necesitas aprender.—

Fui al baño de mi habitación a ponerme la pijama. Al salir me encontré con Tyler recostado en la cama que preparé para el mirando el techo, sin expresión.

Isla de Aves No Voladoras || Tyler JosephDonde viven las historias. Descúbrelo ahora