XXVII

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Narra Tyler

Jenna llevaba el mapa y me decía por donde ir. Tenía miedo, porque estábamos alejándonos demasiado; aunque eso no debería ser un problema si realmente Josh volverá tarde.

—Tyler...— Jenna llamó mi atención para que viera la isla que teníamos en frente. —Creo que esta es...—

Estaba llena de árboles enormes. Era aterrador, porque se escuchaban grandes rugidos y de vez en cuando, veía como aparecía fuego entre la arboleda.

—Dragones...— susurré.

—¡¿Qué?!— dijo Jenna aterrada. —No voy a entrar allí...— negó con la cabeza.

—He leído que... no te harán daño si ven que no eres una amenaza— acaricié su espalda esperando que se tranquilizara.

—No, tengo miedo, Ty...— negó haciendo un puchero.

—¿En serio? ¿Interrumpiste mis siesta de belleza para arrepentirte ahora?— enarqué una ceja.

Suspiró pesado y me ayudó a remar un poco más. Atamos el bote a un árbol junto a la orilla y nos armamos de valor para entrar a lo más profundo del lugar.

—La equis está marcada por esta orilla de la isla...— dijo Jenna temblando. —Debe haber algo por aquí cerca...—

Miré entré los arbustos y el largo césped. Había una piel escamosa camuflándose entre ellos.

—Jenna, mira...— susurré señalándole lo que estaba viendo.

Jenna soltó un pequeño chillido y de inmediato se cubrió la boca al ver como la cola se sacudió. De inmediato vimos como la criatura que teníamos en frente se levantaba despacio. Cada vez que emitía un sonido, el suelo temblaba. Era enorme, incluso más cuando alzó sus alas, se sentó y escupió fuego hacia el cielo.

Jenna me abrazaba con fuerza, estaba muerta de miedo. Notaba como temblaba cada vez más y ocultaba su rostro para no ver a la criatura.

El dragón miró hacia los lados y al voltearse, se encontró con nosotros. Salió humo de sus fosas nasales, con su cola chocó muchos árboles y arbustos del lugar. Se agachó lo suficiente para vernos a la cara y... no podría negar que yo también sentí miedo.

Su cabeza era enorme. Sus ojos eran como del tamaño de mi cabeza. Comenzó a enseñar sus afilados dientes y a acercarse cada vez más a nosotros. Abracé a Jenna con más fuerza y cerré mis ojos.

—¡Spike!— gritó un hombre.

Abrí mis ojos y el dragón se había alejado y se le había quedado viendo a aquel tipo. Jenna aflojó un poco su agarre de mi y también se le quedó viendo a aquel hombre.

Usaba una túnica de color negro, tenía anteojos y se veía como de más o menos unos 50 años.

—Tranquilos, él no les hará nada, es inofensivo— rió el hombre. Nos analizó de pies a cabeza. —¿Humanos por estos lugares?— enarcó una ceja mientras se nos acercaba.

—Y-Yo soy humana, él no...— dijo Jenna.

—Pero...—

—Nací sin alas— lo interrumpí, antes de que hiciera esa predecible pregunta.

—Ya veo...— frunció el ceño.

—Verá...— Jenna me soltó, ya estaba algo más calmada. —Estábamos buscando al señor Gloomhill— dijo jugando con sus manos.

—¿Para qué lo buscan?— enarcó una ceja.

—Necesitábamos hablar con él— dije.

Isla de Aves No Voladoras || Tyler JosephDonde viven las historias. Descúbrelo ahora