IX

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Jenna

Desperté alterada al sentir como salpicó agua a mi cara. Al levantarme rápido me golpeé la cabeza con lo que si no me equivoco, era nuestro bote. Aún estábamos aquí. 

Con cuidado nos descubrí a ambos y seguíamos varados en aquella isla, pero sin ningún rastro de las sirenas o de los barcos que nos estaban buscando.

Tyler estaba dormido. Su cara estaba húmeda con sus lágrimas y un poco de sudor que caía por su frente. Me decidí a arrastrarlo un poco más arriba, para que no nos siguiéramos mojando por el océano. Lo habíamos logrado, estábamos vivos y libres de todos ellos. Pero... ¿Cuánto tiempo llevaremos aquí?

—Tyler...— susurré mientras lo sacudía un poco desde su pecho. —Ty...— Poco a poco abrió sus ojos y al verme se sentó rápido sobre la arena.

—¿Q-qué? ¿Estamos bien?— preguntó mientras tocaba su cara y torso para comprobar que era real.

—Si, Ty. Lo logramos...— y enseguida recibí un fuerte abrazo de su parte, el cual sin pensarlo dos veces, correspondí.

—Pero...— se separó alterado. —¿Nos dormimos? ¿Cuánto tiempo llevamos aquí, Jenna?—

—La verdad, no tengo ni idea, eso es lo que me asusta...—

Josh

Remaba hacia nuestra isla con unos lápices y comida para Ty y yo, pero como siempre, últimamente, no tenía una buena sensación en mi estómago y en mi pecho. Tenía miedo de que le estuviera pasando algo estos días mientras yo no estoy. Siento que lo presiono demasiado a veces y que a causa de ello, él comience a ocultarme cosas.

Mi corazón se sobresaltó en el momento que muy a lo lejos se veía un barco, que con fuerza hacía que su bocina se oyera por gran parte del reino. Iba a toda velocidad, directo a un punto fijo. Estaban bastante cerca de nuestra isla, y eso me preocupó más.

—No, Tyler— busqué la cuerda que tenía el bote y me la até a la pierna. —Por favor, no puede pasarte nada malo, Ty. No pueden llevarte, no pueden alejarte de mí—

Con fuerza estiré mis alas y volé a toda velocidad a nuestra isla, cayendo bruscamente sobre la arena. Escuché unos crujidos en la madera del bote, pero creo que está bien. Lo desaté de mi pierna y traté de levantarme, pero estaba temblando y mi corazón dolía. Tyler estaba lejos.

Traté de correr a la casa del árbol en medio de muchos tropiezos y caídas directo al suelto, pero finalmente llegué al ultimo peldaño de la escalera, exhausto.

—¿T-tyler?— me caí de rodillas jadeando en la puerta de nuestra casa. —Tyler, por favor, no juegues conmigo— me arrastré más dentro de la casa y no encontré rastros de él. —N-no...—

Sentí un nudo en la garganta y como mi respiración estaba agitada. Mis ojos se comenzaron a humedecer, pero no quería llorar. Tyler... No, no podían habérselo llevado. ¿Dónde está? ¿Dónde estás? ¿Donde estás, Ty?...

Cerré los ojos con fuerza esperando tener una pista de en donde estaba. Pero solo pude ver una sirena, un bote y una cabellera rubia. Pequeños flashes pasaron por mi mente. No sentía su presencia cerca y aquellas tres cosas no me ayudaban mucho como pistas.

Podía ser... ¿Madison? ¿Kelly? Quizás y por eso me preguntaba sobre los reyes. Lo encontraron y han estado viéndolo aquí, en la isla. Lo sabe, lo sabe todo. Bueno... No todo. Si fuera así, yo ya no estaría aquí.

Kelly

Cepillaba el cabello de mi pequeña Madison en su habitación. Zack miraba por la ventana de la enorme torre mientras Jay veía un álbum con fotografías viejas.

Isla de Aves No Voladoras || Tyler JosephDonde viven las historias. Descúbrelo ahora