- ¿Tienes algún plan para este fin de semana? - preguntó Mario, interrumpiendo el beso.
- Ninguno... eso creo - repasó mentalmente todo lo que tenía planeado para el fin de semana. - No tengo nada importante que hacer. ¿Por qué?
- Pues, porque en Cuernavaca, que está vacía, pero si quieres tú y yo podemos pasar el fin de semana ahí. Los dos - le dio un beso -, solitos.
- Mmmm... Bueno... creo que eso podría complicarse un poco.
- ¿Por qué? - preguntó completamente extrañado.
- No estoy totalmente convencida de que tenga ganas de pasar el fin de semana contigo - le dijo acariciándole el pecho por encima de la camisa. - Pero puedes intentar convencerme.
- Mmmmm... ¿Qué te parece si primero comemos y luego paso la noche intentando convencerte?
- Si quieres - se soltó de su abrazo y fue a la cocina por la comida.
- ¿Qué estabas haciendo antes de que llegara? - le preguntó Mario recargándose en el marco de la puerta de la cocina mientras la veía desplazarse por ella.
- Pintaba - contestó ella sin dejar de moverse, sacando platos y vasos.
- ¿Puedo ver el cuadro? - inquirió Mario.
- No - respondió simplemente ella.
- ¿Por qué? Anda, déjame verlo. Tú dijiste que te gustaba tu obra y no eras tímida en ese aspecto. Déjame verla.
Pero antes de que _______ pudiera contestarle, Mario se dio la vuelta y se dirigió a su estudio. Entró en él y vio la pintura que ella apenas comenzaba.
El cuadro de ______ todavía no estaba terminado, pero Mario se quedó sorprendido al verlo. La mayor parte del cuadro solo era el bosquejo, las líneas con carbonilla. Había empezado a pintar con blanco, pero no llevaba mucho.
Era una recamara, aunque solo se alcanzaba a distinguir la cama; y en ella había un hombre y una mujer, abrazados y durmiendo.
- Somos... nosotros - preguntó en voz baja Mario, aunque era una afirmación.
- Sí - susurró ______, un poco apenada de que Mario descubriera su cuadro. Pero se sorprendió cuando Mario se giró con una mirada brillante.
- Prométeme que no vas a vender este cuadro.
- Pero los artistas viven de su arte.
- Pero no quiero que nadie lo vea. Esto - señaló el cuadro - es algo tuyo y mío, y de nadie más.
- ¿Y qué voy a hacer con él? - preguntó ______ - ¿Guardarlo para siempre?
- No. Yo lo quiero, lo voy a colgar en frente de mi cama, para cada vez que me despierte lo primero que vea sea a nosotros juntos.
- ¿De verdad? - preguntó con una mirada llena de ilusión.
- De verdad.
- Bueno, entonces vamos a comer para que tengas energías porque no te voy a dejar descansar toda la noche.
- Ah, esa es otra sorpresa, tengo toda la mañana para dedicarme a ti.
Y dicho esto, se fueron a la cocina a comer y platicar durante un buen rato, con una gran promesa de pasión para esa noche.
Mientras terminaban de comer, Mario decidió volver a tocar el tema de pasar el fin de semana juntos.
- ¿Y bien? ¿Qué opinas de la propuesta que te hice?
- De irnos de fin de semana... Mmmm... No sé, Mario. Tengo tantas ideas para mis cuadros y quiero terminarlos...
- Está bien. Te prometo que si quieres hacer algo que tenga que ver con tus cuadros interrumpimos lo que sea que estemos haciendo y te puedes ir a pintar.
- No me refiero a eso, sino que... - dejó de hablar al sentir los brazos de Mario rodeándola por detrás.
- Y te ayudaré a inspirarte. - Le besó el cuello. ______ sentía sus diminutos besos que la hicieron estremecerse.
Mario la hizo girar entre sus brazos para poder besarla en la boca. Y _______ le correspondió el beso con ternura. Pero el fuego que existía en ellos no tardó y la intensidad del beso aumentó.
Mario la estrechó más contra sí y _______ pudo sentir en la unión entre sus piernas el miembro largo y duro que se apretaba contra ella aliviando un poco de la tensión que sentía. Y gimió anticipándose a lo que le esperaba.
Mario la cargó y ella lo rodeó con las piernas. Él la sostuvo por las nalgas haciendo que esa presión que ambos necesitaban liberar se calmara un poco.
La sentó sobre la mesa. Ella se encargaba de desvestirlo mientras él la desvestía a ella. Claro que si estaban tan desesperados para hacer el amor en la cocina, tampoco se tomarían mucho tiempo en desvestirse.
_______ le quitó la camisa y su corbata, estaba empezando a odiar que Mario fuera abogado y que usara tanta ropa, y luego se peleó un poco con los pantalones intentando quitárselos.
Mario por su parte, hizo lo necesario para deshacerse de las bragas de _______, porque el vestido que en ese momento usaba termino arremolinado en sus cintura.
Con cuidado de no interrumpir el beso, Mario llevó una de sus manos al centro de la feminidad de _______, presionó su clítoris y ________ se arqueó contra él, una oleada de puro deseo la recorrió por todo el cuerpo y terminó en su vagina que rápidamente se puso más húmeda de lo que estaba.
Eso era lo que estaba esperando Mario, que estuviera lo suficientemente mojada para penetrarla. Dio un suspiro de alivio cuando se deslizó dentro de ella y sintió sus cálidas paredes rodearlo.
Mario abrazó a ________ y con delicadeza la recostó sobre la mesa de la cocina. Después se incorporó, la tomó por los tobillos y subió sus piernas a sus hombros.
Con las piernas de ______ abiertas y apoyadas sobre los hombros de Mario, las penetraciones cambiaron de ángulo y los dos gimieron de placer.
Mario la sujetó de las caderas haciendo que la pelvis de _______ fuera a su encuentro con cada embestida, así la podía penetrar más profundamente.
Rápidamente una fina capa de sudor perló la frente y el pecho de Mario, así como también los de _________. Ella agarró uno de los bordes de la mesa para detenerse y no moverse tanto con las penetraciones de Mario.
Cuando hizo esto, Mario acarició su pechos, sus rosados pezones que exigían un poco de atención a la que estaban acostumbrados. Los acarició y estímulo hasta que los botones se volvieron duros como diamantes.
Con una mano siguió mimando a suaves senos de ______ y la otra la puso en su vientre. La mano cálida de Mario le robó un suspiro a ________, quien con cada envite lo sentía más profanamente, pero también sentía todo lo largo y lo grueso de su miembro.
Los gemidos de ______ cada vez más inundaban la cocina, al igual que la sonora respiración de Mario, demostrando su esfuerzo por llevar a ________ al clímax y lo mucho que él disfrutaba haciendo ese trabajo.
Pero con la mano de Mario presionándole el vientre no tardó mucho para que las paredes de _______ se cerraran alrededor de él arrastrándola a un orgasmo maravilloso.
Mario siguió embistiéndola, dándole más placer con cada penetración. Cuando por fin llegó al clímax sintió como su miembro, antes rígido y duro se vaciaba por completo.
Bajo las piernas de _______, y todavía dentro de ella se agacho a la mesa para besarla y descansar mientras disfrutaba del orgasmo.
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Corromper a un caballero (Mario Bautista y __)
Teen FictionPara todos Mario tenía una vida perfecta, no le hacía falta nada. Tenía una exitosa carrera, una casa increíble, un carro último modelo y una novia hermosa. ¿Qué más podía pedir? En pocas palabras era un caballero perfecto. Hasta que un día a...