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Mario regresó a su oficina azotando la puerta. Empezó a caminar de un lado a otro, respirando fuertemente y moviendo las manos de impotencia. Quería gritar. Pero no lo hizo, solo caminó. De vez en cuando decía una que otra maldición.

Pero su coraje se fue bajando poco a poco. Respirando profundamente se dejó caer sobre un sillón, cerró los ojos y apoyo la cabeza en el respaldo. No había pasado ni un minuto cuando la puerta sonó.

Mario gruñó. - Adelante - dijo con pesar.

- Señor Bautista, - la voz de su secretaria lo hizo levantarse - acaba de llegarle un mensaje, pero el muchacho que lo trajo olvidó decir quien lo envía.

- Déjalo en mi escritorio, Mariana - dijo cansinamente.

Mario volvió a cerrar los ojos, pero escucho cada movimiento que su secretaria hizo en la oficina. Cuando la escuchó salir, volvió a suspirar cansado. Pero la puerta volvió a sonar.

- Adelante - repitió, con poca paciencia.

- Hola, Mario. ¿Cómo estás? - la voz animada de Daniela le hizo sonreír.

- A decir verdad, no estoy nada bien - dijo serio aunque relajado.

- ¿Por qué? - Mario no contestó, solo se encogió de hombros. - Bueno si no me quieres decir, no me digas. Pero lo que tú necesitas es despejarte. Porque no salimos hoy.

- No, gracias, Dani. No me gusta hacer mal tercio.

- Podrías invitar a alguna amiga - la cara de _______ cruzó por la mente de Mario -. Así no harías mal tercio.

- Gracias, pero no, gracias. No quiero, ni puedo. Tengo trabajo que hacer me quedaré en la oficina hasta muy tarde. Así que tú y Juanpa se pueden ir, divertirse, y... hacer cualquier cosa. No se preocupen por mí, yo voy a estar bien.

- ¿Te vas a quedar aquí? ¿Trabajando? - Dani no lo podía creer.

- Sí - contestó Mario.

- ¿Puedo hacer algo para convencerte de no hacerlo. - Mario negó con la cabeza -. Bueno, entonces no tengo nada que hacer aquí, me voy. - Le dio un beso en la mejilla y salió de la oficina.

Dani salió de la oficina. Con mucha tranquilidad caminó por los pasillos y llegó a lo quera su antigua oficina. Cerró la puerta, sacó el teléfono y marcó un número.

****************

En cuanto ________ escuchó el teléfono sonar corrió a contestarlo.

- ¿Bueno?

- ________ - dijo la persona del otro lado.

- Sí, soy yo.

- Soy Daniela. Te tengo una maravillosa noticia.

- Daniela. ¿Qué pasa?

- ¿Sabes a qué hora cierra esta oficina? - No esperó a que _______ contestara -. Cierra a las 7 de la noche y todos se van, secretarios, ayudantes, estudiantes, todos.

- ¿Y eso que tiene que ver conmigo? preguntó ________.

- Pero hoy, Mario se va a quedar a trabajar hasta tarde. ¿Sabes lo que eso quiere decir? - No esperó una respuesta de nuevo -. Que tienes el edificio para ti y para Mario. Los dos van a estar solitos toda la noche - añadió significativamente.

- Pues yo... - no supo que decir.

- No tienes que agradecérmelo. Estoy segura de que Mario lo hará. Me tengo que ir, _______. Luego hablamos. Adiós.

La llamada se cortó. ________ no se movió unos minutos. Después miró el reloj, era la 1 de la tarde. No tenía mucho que hacer, pero tampoco iba a durar horas arreglándose. Pensó que es lapso de tiempo se le iba a hacer eterno, y así fue. Cada vez que miraba el reloj apenas había pasado un minuto. Con tranquilidad empezó a arreglarse, sin prisa...

Corromper a un caballero (Mario Bautista y __)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora