Todo estaba saliendo a pedir de boca. Todo estaba exactamente como _______ lo había soñado, la suave música amenizaba la velada, las luces estaban dirigidas a los 33 cuadros que había en distribuidos en toda la galería. Las personas caminaban con lentitud por los pasillos, comentando los cuadros a hablando de cualquier otra cosa, mientras los meseros se acercaban a ofrecerle copas llenas de champaña o algún bocadillo.
No había más de 100 personas en la galería. Fue una idea de Nath que les enviara una invitación a los posibles clientes. Y _______ estaba encantada de la elegancia que había conseguido con eso.
- ________, tienes que relajarte - le dijo Nath - estás más tiesa que una tabla.
- Una copa de champaña podría ayudarte tal vez - le sugirió Ramiro.
- Esta es la cuarta copa que me tomo - dijo levantándola - no creo que me esté ayudando mucho.
- Habla con las personas, _______, convéncelas de que vale la pena comprar tus cuadros.
_______ asintió. Se tomó lo que quedaba de champaña de un solo trago y reemplazo la copa vacía por una llena, y se digirió hacia un grupito de personas.
- Tal vez no sea tan buena idea esto de champaña - dijo Ramiro pensativo a Nath
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Media hora después...
- ¡_______! – Nath y un hombre se acercaron a ella - _______, te quiero presentar al señor Christian Acosta, dice que se ha enamorado por completo de tus cuadros.
- Muchas gracias, es un honor que nos acompañe esta noche - dijo ________ cortésmente.
- El honor es todo mío, me encantaría poder platicar con usted algunas cosas sobre los cuadros.
- Por supuesto, vamos - se alejaron ignorando por completo a Nath, a quien de hecho no le importó, lo que en verdad le preocupo fue ver a _______ volviendo a tomar otra copa.
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Mario estaba parado frente a la puerta de la galería, lo cual implicaba un gran problema puesto que ________ estaba adentro y él estaba afuera.
Eso sin mencionar que había dos guardaespaldas que evitaban que cualquiera se colara a la exposición y puesto que él no contaba con invitación ya le habían dejado bastante claro que no iba a entrar a la galería.
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Ahora sí que estaba relajada. _______tenía una sonrisa complacida en los labios y ahora eran Nath y Ramiro los que estaban estresados, ya habían perdido la cuenta de las copas que se había tomado ________. Y los dos estaban pegados a ella.
- ______ - dijo Nath con tirantez -, será mejor que te vayas a tu casa.
- No, Nath, estoy muy bien... ya estoy relajada. Todavía no he hablado con algunas personas.
- Lo sé - convino Nath - pero estás demasiado... "feliz" para hablar con alguien más.
- Estoy bien, Nath, deja de preocuparte.
- No, no lo estás.
- ¡________! - alguien la llamó. Ella miró hacia el lugar de donde provenía a voz pero no vio a nadie con intenciones de hablar con ella. Cerró los ojos y agitó la cabeza. - ¡_______!
- Nath, tal vez no estoy tan bien.
- ¿Te sientes mal, ______? - dijo una voz detrás de ella con evidente preocupación. Ella se giró y se encontró con Christian, pero al girarse se volvió a tambalear Christian la sostuvo y ella se aferró a él hasta que sintió que el suelo había dejado de moverse.
- Solo estoy un poco mareada - atinó a decir ella.
- Será mejor que te lleve a casa, ______, Ramiro se puede encargar de todo.
- Yo las llevo - se ofreció Christian.
- Oh, no es necesario - dijo Nath porque al parecer ______ estaba muy concentrada en la entrada de la galería.
- Insisto, así podría traerla a usted de regreso. Una vez que estemos seguros de que _______ está bien, claro.
- Muy bien - dijo Nath.
Con discreción Nath guio a ______ hasta la entrada de la galería, Christian las seguía a una distancia prudente.
- ¡________!
Ella volvió la cabeza buscando a la persona que la llamaba, pero solo pudo ver a Christian. Al salir la voz fue aún más clara llamándola.
- ¡________!
Entonces vio a Mario parado enfrente de la galería, uno de los guardaespaldas contratados para cuidar la entrada intentaba, con poco éxito, que dejara de gritar.
Sus miradas se encontraron: _______ - dijo Mario en un suspiro y ella se desmayó.N?
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Corromper a un caballero (Mario Bautista y __)
Teen FictionPara todos Mario tenía una vida perfecta, no le hacía falta nada. Tenía una exitosa carrera, una casa increíble, un carro último modelo y una novia hermosa. ¿Qué más podía pedir? En pocas palabras era un caballero perfecto. Hasta que un día a...