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    - ¿Se lo vas a contar a Mario? - le preguntó Nath a _________.

- Ya debe de saberlo, aunque no sé porque no me lo dijo.

- Tal vez no sabía que te había llegado la orden. - Las dos se quedaron un rato en silencio. - ¿Te vas a quedar a pintar?

- No, no. Ver a Mauricio realmente me alteró, creo que mejor voy a regresar con Mario

- Vamos. Yo te llevo, no me gustaría que te encontraras con esa rata otra vez, _______.


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_______ ya llevaba una hora en la casa de Mario, cuando éste por fin entró.

- ¿Dónde estabas? Te he llamado mil veces y no contestas el teléfono - se apresuró a acribillarlo _______ con preguntas. - ¿Por qué? Tengo que hablar contigo y tú no respondes!

- Bueno, ya estoy aquí. Dime que pasa - dijo en tono relajado y de broma.

- Hoy vi a Mauricio. - Mario se tensó visiblemente. - Me llegó una orden, de un juzgado. ¿Por qué no me lo dijiste?

- Me mantienes muy distraído, preciosa.

- Sí, pero aún así debiste habérmelo dicho - estaba afectada.

Mario suspiro con resignación. - Esta es justo la razón por la que no podemos involucrarnos con un cliente ________. - Ahora fue ella quien se tensó. - Nos impide hacer bien nuestro trabajo. Sí, debí habértelo dicho, ese es mi trabajo como tu abogado, y no lo hice. No quería preocuparte si conseguía que ese infeliz se declarara culpable y así evitar que pasaras un mal momento.

- ¿Preocuparse es lo que les impide a los abogados relacionarse? - preguntó ella, dejando de momento el tema de Mauricio de lado.

- No solo a los abogados. A cualquier profesional. Te impide pensar con la cabeza y tomar las decisiones más adecuadas, porque empiezas a pensar con el corazón.

_______ le sonrió con ternura, se acercó a él, tomó su cara entre las manos y lo besó muy suavemente. Un beso que derritió a Mario por completo.

- ¿Y qué hacemos ahora con Mauricio? ¿Qué va a pasar?

- Es un procedimiento simple. Él dirá su versión de los hechos, tú la tuya... y las personas que compraron tus cuadros también declararan.

- ¿Qué pasa si creen que él es quien tiene la razón?

- Podría demandarte por difamación. Pero no te preocupes, eso no va a pasar.

- ¿Y si ganamos?

- Él irá a la cárcel por fraude y tendrá que pagarte lo que cobro por tus cuadros.

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- ! Juanpa, no! – dijo Dani muy decidida.

- Solo será un minuto, no más te lo prometo - respondió éste.

- ¡No! - dijo ella terminantemente.

- Solo déjame preguntarle cómo va todo en la oficina y ya.

- ¡No! - Dijo Dani. Juanpa cogió el teléfono. A saber que posiblemente ______ podría contestar el teléfono de Mario a Dani no le quedó más remedio que tomar medidas desesperadas - Si haces esa llamada Juan Pablo Zurita te juró que voy a pasar el resto de mi luna de miel sola.

Y Juanpa dejó el teléfono.


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- ¿Tienes planes para mañana?

________ se levantó apoyada en su brazo y miró a Mario. Acaban de hacer el amor y ya llevaban un buen rato los dos tumbados en la cama, abrazados y en completo silencio.

- Quería avanzar con mis cuadros, quiero tenerlos todos listos para exponerlos en 3 semanas... ¿por qué?

- ¿No preferirías que nos fugáramos? - le preguntó el con sonrisa pícara.

- ¿A dónde? - preguntó ella curiosa, aunque la verdad era que no le importaba donde fuera, claro que se fugaría con él.

- Conozco una playa, es virgen: ni un solo turista. Podríamos irnos mañana y regresar en 3 días.

- ¿Y tú trabajo? ¿Y la audiencia?

- Shhh. Para la audiencia todavía faltan 10 días y por el trabajo no te preocupes, estoy seguro de que Sebas se las puede apañar.

Ella se acurrucó un poco más contra él. - De acuerdo, llevare algunos lápices y hojas.

- ¿Vas a pintar mientras estemos allá? - no sabía si admirarla o reprimirla por no querer pasar cada segundo con él.

- Estaré a tu entera disposición... solo los llevare por precaución. Estoy segura que me vas a inspirar mucho en esos 3 días.

- No lo dudes, preciosa, no lo dudes.


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- Sabes una cosa, cuando me invitaste a venir pensé que ya habías venido antes a la playa. - _______ se recostó sobre el asiento del copiloto y se puso sus lentes de sol.

Parecía que habían pasado horas desde que Mario le había dicho que no faltaba mucho para llegar, pero los minutos seguían corriendo y ella no veía ninguna playa.

- Sí he venido, solo que fue hace mucho tiempo - le respondió él en un tono quejumbroso.

- Mira, no pasa nada. Simplemente la próxima vez que veamos a alguien te paras y le preguntas donde estamos.

- Sé perfectamente donde estamos.

- Claro - dijo con sarcasmo _______ -, lo que no sabes es como llegar a la playa. Por qué no aceptas de una buena vez que estamos perdidos.

- Porque no lo estamos, si dejaras de quejarte vas a ver que en un abrir y cerrar de ojos llegaremos a la playa.

________ soltó un bufido y se cruzó de brazos. Y pasaron la siguiente media hora en completo silencio, hasta que la naturaleza le hizo un llamado a _______.

- Mario

- ¿Ahora qué?

- ¿Podrías pararte un momento? Tengo...

- Si paro ahora vamos a llegar en la noche, y las carreteras no son el lugar más seguro en el mundo.

- Lo sé, pero necesito... hacer una parada técnica.

Mario captó el mensaje y se paró en la primera oportunidad que tuvo. _______ miró a su alrededor, pero fuera de la carretera y donde Mario se había estacionado, el lugar estaba lleno de plantas. Con un suspiró de resignación cogió su bolsa y se internó entre la vegetación.

Mario se apoyó en el carro y miró al cielo. Se había hartado de manejar, por lo menos habían dado 7 vueltas por ese tramo de la carretera, pero le parecía increíble que no supiera llegar al lugar donde tantas veces había ido de niño y también de adulto.
Repasó mentalmente todos los señuelos que tan bien conocía para llegar a la playa, pero hasta que se aproximaron a la costa fue que se desubicó. El clima era cálido y húmedo, estaban cerca del mar, sin embargo no lo suficiente para escucharlo.

Volvió a repasar las carreteras, y si su memoria no le fallaba no debería estar a más de un kilometro de la playa, pero la entrada que recordaba no estaba ahí... Entonces alguien gritó. No, no fue alguien. Fue ________.

Él salió disparado hacia donde _____ había desaparecido entre la flora, pero no había corrido más de diez metros cuando chocó contra ella y la abrazó.

- ¿Qué te pasó? - le preguntó visiblemente preocupado.

Y al instante apareció un perro de entre la maleza. Se puso a la defensiva en cuanto los vio, ladrando y gruñendo. Unas voces se escucharon a lo lejos.

- Tranquilo - le dijo Mario al perro -, tranquilo - le repitió. El perro bajo las orejas, pero todavía gruñendo se acercó a ellos. Se aproximó hasta Mario y empezó a olfatearlo.

- ¡Tano! - gritó un hombre entre las plantas. El perro miró el lugar donde provenía el grito, acto seguido corrió.

- Ven, vamos a seguirlo - le dijo Mario a ____ tomándola de la muñeca.

- ¿Te volviste loco? – Mario se giró a mirarla. - Ese perro podría tener rabia y quien sabe cuántas cosas y tú quieres seguirlo. Definitivamente estás loco.

- Yo opino lo mismo que ella - sonó una voz a espaldas de Mario. Cuando ambos lo miraron se encontraron con un hombre. - Pero definitivamente la locura forma parte del amor.

- Octavio - saludó Mario al hombre -, ¿cómo has estado?

- Por lo que puedo ver - dijo mirando a _______ - no mejor que tú. ¿Cómo se llama esta bella señorita?

- ________ - dijo ella.

- ¿_______? - repitió Octavio confundido - ¿No era Giselle? - preguntó mirando a Mario

- No, es ________, mi novia.


________ se quedó atónita al escuchar a Mario presentarla como su novia, pero no lo contradijo, ya después tendrían momento de hablar asolas y discutirlo.

- ________ - la llamó Mario -, él es Octavio, un amigo de la familia y también fue mi maestro.

- Mucho gusto - contestó _______ educandamente.

- El gusto es todo mío, ________. De verdad es un placer conocerte.

- Octavio - dijo Louis -, ¿qué pasó con la entrada a la playa? Por un momento pensé que nos habíamos perdido.

- Han venido muchas personas, hombres de negocios hoteleros, a decirme que les venda el terreno, por supuesto que no voy a hacerlo, pero al parecer ellos no entienden. Y me cansé. Cambié la entrada, ahora es un poco más privada, por eso no la encontraste.

- Si es profesor, ¿por qué vive aquí? - le preguntó ______.

- Me retire de la docencia hace un año. Vivo aquí porque esta costa ha pertenecido a mi familia muchos años, y sin duda es mejor que vivir en la ciudad. Sabes, cuando Mario era niño y venía aquí le encantaba...

- Mejor no empecemos con los recuerdos de la infancia - lo cortó Mario -. Por qué no mejor vamos por el carro y me dices donde está la entrada... si no te molesta que nos quedemos aquí unos días.

- Por supuesto que no, sabes que siempre serás bienvenido aquí, Mario

Regresaron al carro y no tardaron mucho en llegar a la entrada. Los dos hombres hablaban sin cesar, dándose mutuamente un ultimátum de sus vidas, y aunque trataban de incluir a _______ de la conversación ella se dedicó prácticamente a escuchar.

Se quedó maravillada al ver la gran casa que estaba sobre la costa, era muy rústica. Y se sorprendió más al ver la gran cantidad de gente.

- Es a la vieja usanza - le explicó Octavio -, todas las personas que viven aquí trabajan para que la casa siga adelante. Hacemos un poco de todo.

Rápidamente les dio un tour a Mario y _____ sobre la casa, siendo el final del recorrido las habitaciones.

- Bueno, Mario, tu cuarto, el que siempre usas. Y ______, este de aquí es tu cuarto.

No estaban completamente separados. La distancia entre puerta y puerta era de unos cinco metros, pero estaban de lados opuestos en el mismo pasillo.

- Los voy a dejar para que arreglen sus cosas. Vamos a cenar a las 9, por si gustan acompañarnos.

- Octavio - le llamó Mario antes de que se fuera -, puedo hablar contigo un segundo - y le dio alcance -. ¿Por qué nos pusiste en habitaciones separadas? La idea era que ella durmiera conmigo.

- Porque no es correcto. Ella se va a quedar en su cuarto y tú en el tuyo. Y si ella quiere dormir contigo ese es asunto de ustedes dos, yo no tengo porque enterarme de todo lo que hacen - esa era una forma sutil de decir "sé discreto". Dicho esto se dio la vuelta y se fue.

_______ estaba apoyada sobre el marco de la puerta de su cuarto cuando Mario se giró con un suspiro de derrota.

- ¿Pasó algo? - preguntó con fingida inocencia, no le había pasado por alto la cara de Mario cuando se enteró que dormirían separados.

- Que tú duermas ahí - señaló el cuarto - y yo allá no era lo que tenía planeado.

- ¿No? A mí me gusta mi cuarto, es muy bonito, tiene una vista increíble al mar y es para mí solita - dijo como si fuera una niña pequeña presumiendo.

- ¿Esa es una forma sutil de decirme que no quieres estar conmigo? - preguntó encarnando una ceja. - Que prefieres estar sola.

- Dormir en cuartos separados tampoco es el fin del mundo.

- Sí, sí lo es - dijo caminando hacia ella, haciendo que retrocediera y entrara al cuarto. Cuando ambos estuvieron dentro cerró la puerta y le puso seguro. - Sí lo es porque en esta casa hay muchas, muchas personas... y no quisiera que ninguna de ellas se metiera en nuestra vida.

- Eres un exagerado.

- No, y te lo voy a demostrar

Se acercó a ella y la abrazó por la espalda. Cuando empezó a bajarle los tirantes de la blusa ________ lo detuvo.

- Mario faltan menos de dos horas para la cena, no es momento de que nos acostemos.

- No te voy a llevar a la cama si eso es lo que te preocupa, solo déjate llevar.

Dicho esto el beso en el cuello, a _______ se le erizó cada centímetro de su piel. Sintió la tela de su blusa bajar para que dé un instante a otro sus pechos se encontraran al aire.

Las manos de Mario los cubrieron y sus dedos empezaron a jugar con sus pezones, pellizcándolos y tirando de ellos, mientras su boca seguía besándola en el cuello.

Una de sus manos bajo hasta su falda y empezó a subirla, hasta llegar a sus bragas. Metió la mano dentro de ellas y empezó a acariciarla. ________ se arqueó contra él pidiendo en silencio más caricias.

Mario le susurró al oído toda clase de cosas que le iba a hacer, como le iba a hacer el amor y cada palabra que salía de su boca excitaba a _______, hasta que se humedeció.

Las caricias de Mario a su entrepierna eran demasiado suaves, se dedicaban a excitarla, a sensibilizarla y a expandir su humedad por toda su vagina. Y a pesar de la excitación no estaba ni cerca de llevarla al orgasmo.

_______ cubrió su mano con la suya, apremiándolo para que aumentara el ritmo de las caricias y Mario cumplió con las exigencias. Froto con más rapidez y dureza el clítoris haciendo que éste se pusiera duro y perlado.

Ahora si lo podía sentir, la tensión en su cuerpo aumentaba anunciando la llegada del orgasmo. Cuando alguien toco la puerta, rompiendo el encanto, sin embargo Mario no paró siguió acariciándola.

- Señorita - una mujer llamó a ______ del otro lado de la puerta - señorita.

- Ves, te dije que había demasiada gente - le dijo Mario al oído.

- Señorita, ¿está bien? - trato de abrir la puerta pero no pudo.

- Dile que sí - le ordenó Mario.

- Sí - atinó a susurrar ______.

- ¿Necesita algo?

- No - contestó ella en un suspiro.

- Dile que se vaya - volvió a ordenarle Mario.

- Estoy bien, no necesito nada. Gracias... se puede ir - tardaron unos segundos en escuchar los pasos alejándose.

Y las caricias de Mario no paraban hasta que la señora se fue Mario la premió. Las caricias sobre su clítoris se fueron haciendo mucho más rápidas y bruscas, pero la excitación de ______ ya estaba al máximo, por lo que al aumentar la sensibilidad llegó al orgasmo con un grito ahogado. Mario se separó de ella como si no hubiera pasado algo.

- Te dije, mucha gente. ¿Vamos a cenar? ںn��,��;

Corromper a un caballero (Mario Bautista y __)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora