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Y esa misma noche...

Mario estaba en su casa. Era viernes por la noche y él estaba en su casa. Como lo había estado cada noche de las últimas cinco semanas. Las cinco semanas más largas de toda su vida.

Un golpe en la puerta principal llamó su atención. Supuso que sería Dani por la última vez que fue a ver, así que se levantó y fue a abrir; no quería tener a Dani para con muletas a fuera de su casa.'

Abrió la puerta, pero no se encontró con Dani.

- Hola... ¿puedo pasar?

La sorpresa de Mario fue evidente cuando vio a Juanpa frente a su puerta, pero se recuperó de inmediato y se hizo a un lado para que entrara.

Se hizo un silencio incómodo. Juanpa se decidió a hablar para terminar pronto con el asunto.

- ¿Tienes algún plan para esta noche, Mario?

- No, no en particular - respondió con cautela.

- Bien, porque hay un lugar al que quizás deberías ir hoy.

- No, no lo creo.

- Eres mi amigo, Mario y sabes que te deseo lo mejor para tu felicidad, ¿verdad? - Mario no contestó, esa era la mejor respuesta. Juanpa se rió con ironía. - Sí, tal vez si yo estuviera en tu lugar tampoco habría contestado... Pero, aunque no lo creas sí quiero que seas feliz, Mario... Vine... Vine a decirte que me equivoqué. Contigo... y con ______... lo que hicieron no estuvo bien, quiero decir, no fue la mejor manera de llevarlo a cabo, pero fue lo mejor.

- ¿No fue la mejor manera, pero fue lo mejor? No te entiendo.

- No fue correcto que anduvieras por ahí con ella en secreto. No sé cómo es que ella lo permitió, pero creo que ha sido lo mejor que te pudo pasar a ti y a ella.

- ¿Por qué me dices esto?

- Para que los dos dejemos de ser un par de idiotas. Te vi el tiempo que estuviste con ella, te veía feliz... y después de que ya no la has visto y jamás te había visto así. Pensé que solo era un capricho tuyo, pero me he dado cuenta de que no es así.

- ¿Por qué pensaste que era un capricho?

- Con Dani me tomó dos años saber que estábamos enamorados el uno del otro, pero tú, tú apenas la conocías hacía un mes y ya sonreías como idiota enamorado.

- Gracias - dijo Mario con sarcasmo. - No creo que a Dani le haya tomado tanto tiempo saber que te quiere.

- Así como yo tampoco creo que _______ haya tardado tanto en darse cuenta de lo mismo.

- Eres un idiota, Juanpa.

- Tú también eres un idiota, Mario. Toma - le tendió una hoja de periódico - léela.
Mario tomó la hoja y la vio. - Es la foto de ______ - dijo como si de verdad fuera necesaria la aclaración.

- Sí, ahora sigue leyendo.

Terminó de leer.

- Vaya, parece que _______ ha seguido su vida. Esta exposición llevaba tiempo planeándola.

Esa no era la respuesta que Juanpa esperaba. Le dio un zape.

- Tú también has seguido tu vida, la diferencia es que ella se puso a hacer algo productivo mientras tú te lamentabas en lugar de mandarme al cuerno. - Mario volteó a mirarlo como si le hubiera salido una segunda cabeza. - ¡Mario! ¿Por qué sigues aquí? Deberías ir a buscarla.

Mario no necesitó que le dijera un palabra más y salió a toda prisa a buscar a _______.


***************************



- Estoy nerviosa.

_______ estaba sentada frente a un espejo viéndose. Le dolía el estómago. Las últimas tres semanas habían sido de estrés absoluto, pero no podía decir que no las había disfrutado. Había pintado cada minuto del día y siempre que pasa el pincel por el lienzo lo único que podía pensar era: Mario.

Cuando se planteó la idea de hacer esta exposición, se imaginaba a Mario a su lado. Vestido elegantemente de un traje que le quedara a la perfección, tranquilizándola, diciéndole que todo iba a salir perfecto. Siempre con esa sonrisa infinita.

Pero no, ella iba a estar ahí sola enfrentándose a toda esa gente.

- Tranquilízate, ________. Solo son unas cuantas horas, 2 o 3. No tienes que estar presente durante la subasta si no quieres.

- Sí, además te ves guapísima - dijo una voz masculina desde la entrada - vas a cautivar a todos los hombres.

- Ramiro - dijo Nath -, no deberías estar abajo esperándonos.

- Sí, pero tardan demasiado.

- Está bien - dijo ______-. Vámonos ya.

Se puso de pie, se tambaleó y cayó sentándose de nuevo. Nath y Ramiro corrieron a su lado.

- ¿Estás bien?

- Sí, sí. Son los nervios... me he parado muy deprisa.

- Tal vez solo debas quedarte en la galería una hora, solo un acto de presencia.

- Sí, creo que mis nervios no soportarían más tiempo.

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Corromper a un caballero (Mario Bautista y __)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora