El caos, eso lo describía a la perfección. Ese instante estaba marcado y perfectamente descrito con esta palabra. Caos, sí, uno glorioso destructor.
Hace ya bastante tiempo una hermosa mujer se enamoró de un Dios y ellos en su infinito amor crearon su propia casta de semiDioses, los hijos del señor de la guerra y de una mortal.
Pero cuando esta mortal falleció a causa de un arranque de ira del Dios, los hijos se tornaron en su contra y de allí surgió el caos que mantiene dominada a nuestra pelirosa en la actualidad.
Sakura, la audaz joven de cabellera rosada estaba en medio de una de las batallas más épicas que se habían visto en mucho tiempo, a su alrededor la cueva era testigo y prueba de lo herida y enojada que estaba, golpes y grietas por todas partes, marionetas destrozadas regadas por el frío suelo disparejo de esta. Y en medio de todo ese desastre se encontraba Sakura completamente inmóvil, Sasori la tenía atrapada en miles de hilos de su chakra, su cabeza estaba gacha y su cuerpo rígido, algunos mechones de pelo tapaban sus ojos que seguramente estaban desbordados de unas hirientes lágrimas.
-Finalmente te tengo niña escurridiza, he de confesar que no has sido una mala pérdida de mi tiempo. Así que te concederé el honor de ser una de mis marionetas humanas de calidad - La voz retorcida y hueca del marionetista congeló la sangre de la abuela Chiyo y por una fracción de segundos también la de Sai.
-¡Déjala en paz Sasori! - La pobre anciana gritó con todas sus fuerzas mientras se retorcía en el suelo a causa del dolor.
-Callate ya anciana. No me des órdenes- Respondió con sorna y gélido el pelirrojo.
-Tranquila señora Chiyo, no lo has notado ¿Verdad escoria de Akatsuki? Yo no estoy herido pero aún así no me he movido para atacarte ¿Por qué crees que es? -Sai tenía un tono de voz apagado pero ligeramente cargado de ironía y satisfacción.
Sasori se petrificó en su lugar consumido por las dudas mientras una sonrisa nerviosa devoraba su perfecto rostro, entonces mientras se mantenía inmóvil; en una distancia de la pelirosa muy poco segura, un fuerte golpe directo y cargado en un oscuro chakra se estampó en su cara. Era Sakura, quien se había dejado capturar para poder tener la cercanía suficiente y así atacar directamente al marionetista.
-¿Pero como? Si yo te estaba sujetando con mis hilos...
-Se acabó la función bastardo, puede que tu pasado sea triste, yo lo he visto al golpearte, todas tus dudas y temores. Eso te impulsó a querer ser eterno, el miedo a desaparecer de la nada fue lo que te creo Akasuna no Sasori, El demonio de la arena Roja - La joven de pelo rosado calló un momento mientras soltaba por completo su cuarpo y levantaba el rostro hacia el de ojos miel -Quizás en otra vida, en otro universo pudimos haber sido amigos, pero tú mataste a alguien a quien amo, lastimaste a alguien muy valioso para mi e intentaste herir igualmente a otras personas a las que aprecio. Por eso ya no puedo perdonarte, di adiós Sasori.
Finalmente después de una larga y rígida batalla Sakura derrotó al marionetista destrozando su núcleo y corazón, en muchas maneras la joven fue cruel, tan pero tan cruel que incluso Sai llegó a sentir ligera lástima hacia el marionetista con corazón de piedra y alma de papel.
En el interior de la pelirosa la ira incontrolable crecía más y más a cada segundo, al no tener un oponente u objetivo de venganza que la distrajera de su dolor se encontraba perdida. Tan fuerte y a la vez tan vulnerable, rota, cuál muñeca de porcelana que cae de su pedestal. Esa era Sakura en estos momentos de oscuridad y dolorosos silencio.
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-Rindance jum, No son rivales para mi arte Jum.
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Miren mi espalda
FanfictionTodos me dejaron, me rompieron ...Me traicionaron. Ahora tendrán que soportar ver mi espalda, yo nunca mas seré pisoteada por nadie. Porque yo soy Haruno Sakura.