Por ti

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Gaara.

El cuerpo de Sakura cayó ligero pero poderoso sobre mi ser mientras sus ojos se cerraban, sentí el peso de un golpe sordo cuando se desvaneció sobre mi pecho y una sensación de amargura algo familiar estremeció oscura mi alma alterando mis sentidos.

El pánico me invadió cuando se desplomó entre  mis brazos y fui consciente de ellos, la miré temeroso y note como sobre ella caía una delgada capa de sudor frío, su piel estaba más pálida de lo usual, jadeaba y sus ojos estaban bordeados de unas prominentes ojeras, tenía el cuerpo ardiente y las mejillas ligeramente sonrojadas por una extraña fiebre.

Miré atentamente su mano derecha y me horrorice por la vista de su blanca piel teñida con manchones morados de sangre coagulada en el interior de su cuerpo tan frágil y delicado, estaba por gritar cuando algo dentro de mi ser se encogió por un instinto al deseo mudo de salvarla, no quería perderla, mejor dicho no podía perderla, si ella no estaba, si me dejaban una vez más como antes no se que podría pasar. Tengo miedo, la soledad después de la compañía cálida de Sakura da mucho miedo...


El pelirrojo bajó envuelto en su nube de arena cargando el casi hirviente cuerpo de la joven de cabellos rosados, los compañeros de esta se tensaron al verla en ese estado tan precario, era la primera vez desde que la conocieron en  que podían verla en esa condición de vulnerabilidad dolorosa y de tono perturbador, corrieron o casi volaron hacia donde estaba el consternado portador de Shukaku para saber que le había pasado a su inconsciente compañera.

-¿Qué le pasó a Sakura-chan? ¿Qué le hiciste? ¡No te perdonaré si ella desaparece de mi vida!- La voz del joven de piel nívea y cabellos teñidos de noche sin estrellas sonó tan fría, muerta y amenazante que por una muy pequeña fracción de segundos a Gaara se le vio realmente turbado.

-¡Yo no le hice nada Imbécil! Ella puede ser tu amiga y compañera... Pero ¡Pero yo la conocí primero! Ella es mi amiga, mi única amiga y moriría antes de hacerle daño. No soy como tu, ella y yo somos iguales- Dijo igual de frío y cortante el joven pelirrojo con toda la intención de herir al de sonrisa forzada.

Estaba por estallar una sangrienta y poderosa batalla por la salud y bienestar de nuestra querida Sakura, cuando ambos jóvenes pubertos fueron detenidos y apresados por el capitán Yamato, que los miraba con indiferencia mientras un aura oscura y tenebrosa lo rodeaba lentamente causando que los dos muchachos temblaban a causa de su instinto.

-Sakura-chan está en un estado crítico ¿Y ustedes se quieren poner a pelear hasta matarse entre sí? ¡Par de Idiotas! A ella seguramente le afectó el veneno de esta planta- Dijo señalando el cactus-Tenemos que llevarla de inmediato a la aldea, la Hokage sabrá qué hacer... Gaara por favor informa al Consejo para que den la noticia a Tsunade-Sama de que esté preparada para nuestro regreso, Sai sella la planta en un pergamino y encargate de las cosas de Sakura, yo me encargare de cuidarla mientras- Ordenó el mayor mientras tomaba a la joven Sakura entre sus brazos.


Mientras en konoha.


Una mujer de coletas rubias y buen cuerpo estaba derribada sobre su escritorio mientras le traían montañas de documentos por revisar, no dejaba de quejarse y preguntarse cuándo llegaría su querida pupila, parece que a escondidas había logrado beber una pequeña cantidad de sake y en eso estaba cuando una joven de melena castaña oscuro entró con una taza de té verde y se la entregó, la mujer recibió la tasa y justo cuando la tomó entre sus manos una ráfaga de viento cubierta de pétalos rosados de los cerezos entró violentamente por la ventana de la oficina, al pasar eso, la pequeña tasa se hizo añicos y el té se esparcido rápidamente por la superficie del escritorio.

Miren mi espalda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora