¿Seamos amigos?

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¿Y si dos monstruos se hacen amigos?


El viento cálido batía los cabellos rosados de la joven Sakura en un seductor vaivén, ella estaba absorta, totalmente perdida en una silenciosa batalla de miradas contra Sabaku No Gaara, jade intenso y brillante versus agua Marina frio e inexpresivo; los danzantes pétalos daban al ambiente un toque de misterio y cercanía, una combinación extraña si se lo mira bien y el tiempo parecía no correr para aquellos jóvenes sumergidos en una promesa muda que aún no se pactaba correctamente.

-¿Amigos? ¿Tu...Tu quieres ser mi amiga?- La sorpresa estaba clara en el timbre de voz del muchacho pelirrojo que admiraba a la kunoichi de Konoha con palpable duda.

-¡Claro!- Contestó alegre la pelirosa dándole un leve golpe en el hombro mientras le mostraba sus blancos dientes en una traviesa sonrisa y escondía sus manos en su espalda.

Entonces un una brisa amable y algo cálida les batió los cabellos y arrastro pétalos sobre sus ojos. La joven suspiro sorprendida por ello mientras que el pelirrojo solo mantuvo su expresión estoica, al menos hasta que sus ojos infantiles manchados de oscuridad notaron algo que les paralizó. 

Tanto Gaara como Sakura quedaron sorprendidos cuando notaron que la arena que siempre resguardaba al pelirrojo no lo había defendido esta vez, estaban perplejos y se miraban con aún más intensidad tratando de comprender cómo había podido pasar eso percatandose con retardo que la chica de orbes jades había podido tocar al jinchuriki del ichibi. 

Por una parte la pequeña Sakura estaba contenta, pues había podido tocarlo sin recibir daño y por otro lado se encontraba algo confusa al notar como su corazón se aceleraba y un pensamiento se estancó brusco en su mente "Él es como yo"  ese simple conjunto de palabras había desbocado todos sus sentidos  y ahora  un sentimiento de cercanía y dependencia hacia el pelirrojo crecía rápido en su corazón.

Mientras ella se perdía en sus pensamientos Gaara estaba totalmente atrapado en un trance de pensamientos e ideas confusas, la arena siempre lo había protegido de todo peligro o contacto desde ya hace muchos años ¿Por que ahora fue diferente? ¿Ella no le haría daño?

 Entonces una idea atacó su desprevenida mente "Ella no quiere lastimarte. Ella es como yo... Al menos una parte de ella es remotamente similar a mi".


Ambos jóvenes inexpertos en muchas cosas sobre el sentir se miraban con amplios ojos nublados por un aproximamiento prematuro a lo que era la vida. Ojos brillantes que habían presenciado demasiadas cosas.



Sakura.


Extendí mi mano hacia Gaara mientras me colocaba en pie, él me miro con cierto desconcierto pero luego tomó mi mano y fue algo extraño porque un cosquilleo agradable y dulce recorrió  mi piel cuando nuestros dedos se rozaron, entonces cuando Gaara estuvo finalmente en pie su arena bailó en derredor de nuestras manos aun juntas.

Y era una danza atrapante que se sacudía al compás del viento con elegancia y delicadeza, él se mostró extrañado por lo que hacía su arena así que supuse que esto no era obra suya. Le mire a los ojos y sólo pude perderme en sus hermosura, en la profundidad de su ser mientras sentía que el vacío en mi pecho se encogía a más me perdía en su mirada.

Cuando pasaron unos minutos y la arena dejó de danzar para volver a formar la calabaza de mi nuevo amigo pelirrojo  y tuve que soltar su mano, mis dedos se sintieron fríos por la  pérdida de su tacto, del calor de su piel, lo agradable de sus dedos rozando los míos, De pronto mi alma se sintió  pesada pero mi corazón latía contento.

Miren mi espalda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora