Porque te amo

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...

Todos estaban en pánico y nadie sabía bien cómo reaccionar, incluso Naruto que antes estaba perdiendo el control de sus actos y había sacado una cola del Kyubi ahora se encontraba temblando como un niño pequeño, todos estaban detenidos, estáticos. Era casi como si el tiempo mismo se hubiese parado y con él todas las personas de ese lugar, quizás del mundo entero...

Pero ¿Qué era de nuestra querida Sakura en estos momentos? Pues la joven de inigualable cabellera rosada se encontraba en el centro del huracán formado por las miradas aterradas de los allí presentes junto a Gaara, ella estaba irreconocible, sus cabellos se encontraban desordenados y habían crecido considerablemente, su piel se torno incluso más pálida de lo normal y en sus ojos sólo quedaba la potente luz verde que alguna vez presentó Hikaru.

En un acto delicado la muchacha cogió el cuerpo inerte del pelirrojo y de sus ojos fluorescentes brotaron unas pequeñas lágrimas que caían rápidas hasta el joven, pero no alcanzaban a tocar la piel agrietada de este, ya que se evaporaban a sólo unos segundos de dejar su cuerpo.

Mientras el mundo dormía a la tensa espera de lo que pudiera hacer Sakura, esta se encontraba luchando por recuperar todas sus funciones y regresar a la realidad, había algo que tenía que responder, una pregunta cuya respuesta tendría que esforzarse mucho por conseguir.


Sakura.

Cuando la voz hubo cesado me encamine hasta lo más profundo de mi mente, ese lapso nervioso en el que guardaba mis recuerdos, el lugar más seguro y a la vez el más peligroso, pero no para ellos, mis recuerdos estaban a salvo allí, era yo la que corría peligro estando en este lugar, ya que la inigualable tristeza se apoderaba de mi, yo soy como una granada y estos, mis recuerdos son los dedos temblorosos que aflojan lentamente mi seguro y me impulsan a explotar.

Cada memoria, sensación y fracción de segundos que he vivido hasta ahora esta guardada aquí, algunos recuerdos son más brillantes que otros, muchos están borrosos y unos cuantos quisiera que ya no estuvieran guardados aquí, me encaminó a los recuerdos que tengo con Gaara ¿Qué lo hace tan excesivamente especial para mi? Veo cuando nos conocimos, es un recuerdo teñido de miedo e inseguridades, está bañado de pensamientos tales como "Sasuke-kun puede vencerlo" "Que aterrador" "Misterioso"...

La verdad la mayoría de los pensamientos relacionados con aquel recuerdo distante me sacan de quicio, todos menos uno, está muy difuso y es casi un borrón de palabras mal guardadas y aplastadas por la antigua yo que se esforzó por rechazar dicho pensamiento "Me atrae..." ¡Rayos pero en qué cosas pensaba antes! Noto para mi sorpresa como mis mejillas arden y la sangre fluye imparable por mis canales alterando mi sistema nervioso, ante esto decido pasar rápidamente al siguiente recuerdo antes de que algo malo pase.

Ahora veo como mi subconsciente me enseña las peleas en las que participó durante los exámenes chunin, Dios era una criatura implacable, de pronto llegan a mis oídos los pensamientos que están infinitamente arraigados a este "Es un monstruo" "Cuánta fuerza" "Seguro moriría en dos segundos antes de siquiera tocarlo" "¡¿Qué rayos?! No es como que quiera tocarlo ni nada" "Sasuke-kun es el mejor" mis antiguos pensamientos me entristecen y nuevamente me maldigo por haber alabado a semejante pedazo de mierda como ese intento de Uchiha, mis ojos lloran lágrimas melancólicas al repasar las crueles palabras que me mostraron mis recuerdos "Es un monstruo" ¿Cómo pude siquiera pensar eso de el? ¿No soy yo mil veces peor? Y aún así en mi resuena más fuerte el pensamiento contradictorio de si quería tocarle o no.

El recuerdo cambia y unas pocas imágenes distorsionadas de cuando luchó contra Naruto me sacuden el cuerpo y hacen que los pelos se me ericen ¿Cómo recuerdo esto sí estaba inconsciente? Seguramente Hikaru tiene algo que ver con ello, siento cómo un escalofrío sacude todo mi ser "No llores" "Quiero ayudarte" "¿Por qué sufres tanto?" Ante esta voz me estremezco frente a los pensamientos irregulares que resuenan una y otra vez dentro del recuerdo y finalmente entiendo porque cuando lo vi después de saber más sobre mi misma me fue imposible no querer saber más de él... No recuerdo en qué momento le perdí el miedo a sus ojos fríos y comencé a ver más allá de ellos.

Miren mi espalda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora