Rompiendo cadenas

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[...]

-No seas igual a lo que él espera de ti...

Soltó de golpe la pelirosa ante la sorpresa de su acompañante de anteojos y cabello rojo como la sangre. Los ojos de Karin se abrieron de golpe y cesó su caminar de forma inmediata, su rostro denotaba duda, era un poema confuso y dolorido.

Ella lo había visto, se había dado cuenta. Así es, Sakura lo sabía y quería ayudarla, quería cuidarla. Ella simplemente quería evitar ver a su nueva amiga pasar por el mismo dolor que ella y su corazón sufrieron en manos del Uchiha menor.

Quería ahorrarle el pesar agónico de un corazón roto, él no lo valía, simplemente no era merecedor de tal afecto, su odio. Su ira ciega y desmedida lo hacían el peor candidato para tal sentimiento por parte de la joven a la que ahora consideraba su amiga. Sakura sabía lo que Karin sentía hacia en Uchiha,  podía distinguir ese brillo en sus ojos carmesí y le dolía. Dolía verse a sí misma reflejada en ellos, su pasado; secretos y confusiones, mentiras. Errores.

Todo. Ella. Sakura sólo quería evitarle aquello a la pelirroja que estaba frente a ella, callada, quieta, totalmente estática y con la boca ligeramente abierta.


-Mira... Errr-Hizo una pausa la de cabellos como cerezos- Lo que quiero decir es que se que estas enamorada de Sasuke y todo eso, yo también pase por mi etapa de  "Kyaaa Sasuke-kun por aquí, Sasuke-kun esto, Sasuke-kun aquello" (Al igual que prácticamente todas las jóvenes de la aldea) y por ello es que te digo esto. Te pido por favor que no te enojes  conmigo por lo que te voy a decir y es que... Ese idiota no te merece-Explicó tajante la kunoichi de la hoja.

- Y no lo digo solo por resentimiento o rencor, lo digo por la forma en que te trata. Prácticamente eres poco más que un objeto de curación para él y eso me molesta, porque tu eres mi amiga y si bien apenas nos conocemos aun así no esta bien, el no es digno de ti... Y, yo entenderé si ahora no quieres verme más. 


Al terminar de pronunciar estas palabras Sakura se alejo un poco de la pelirroja. Sus ojos denotaba preocupación, preocupación por lo que Karin le pudiera decir, siempre e pensado que Sakura es como Naruto hubiera sido si no se hubiera marchado. Es fácil hacer la comparación, todos la quieren y respetan en la aldea, tiene fama mundial por ser una justiciera férrea de buen corazón, se le llama la flor más hermosa de la primavera y su reputación de amiga incondicional la hace la mejor candidata para ser una figura de digna admiración.

Esa era Haruno Sakura, la doncella de hierro y primavera, la dama del invierno con palabras gélidas y cortantes, defensora de Konoha y capitana Ambu de la aldea, reina de corazones rotos y un alma atormentada por su propio pasado confuso y olvidado.

Ante ella el futuro era incierto y le guardaba grandes sorpresas, sí. Ella podía tener el cielo y las estrellas porque se las había ganado... Pero bajo sus pies siempre estaría presente el infierno, latente e imposible de acallar, sabía que al más mínimo error todo se iría al traste y por ello el miedo la acechaba silencioso por las noches de soledad y para evitar todo el dolor que pudiera en la vida de sus seres queridos ella no se mordía la lengua a la hora de contar y decir verdades que aunque dolorosas eran necesarias par cerrar heridas y etapas estancadas en la vida de sus amigos.

 Y eso es lo que estaba haciendo ahora mismo, no le importaba el odio ni la despedida. Sí le dolería, le haría daño pero por el amor a sus seres queridos ella lo soportaría cual campeona, ella le ayudó a Hinata a sanar su adolorido corazón tras la partida de su primer gran amor... Sí, ayudó a la que consideraba una hermana a olvidar a Naruto, el traidor que algún vez llegó a llamar mejor amigo.

Miren mi espalda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora