Capítulo VIII

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John

A la mañana siguiente, desperté y no encontré a Paul a mi lado. Fruncí el ceño y me di cuenta que la puerta de mi habitación estaba entreabierta. ¿Paul la habría dejado así? Estaba a punto de levantarme cuando el susodicho entró con una charola en manos, me senté y tomé una de las almohadas para recargarme.

—Buenos días, Johnny—colocó la charola encima de mis piernas—. Te preparé el desayuno, tienes que ir con mucha energía a la filmación porque quiero hacer algo contigo en la noche.

Alcé una ceja, pero no dije nada hasta haber terminado el desayuno que mi compañero de cuarto me había preparado. Estaba exquisito, Paul siempre había sido mejor que yo en la cocina. Puse a un lado la charola y lo observé vistiéndose por un momento.

— ¿Volveremos a jugar en la noche, Paulie?—él negó con la cabeza—. ¿Entonces de qué se trata? Déjame adivinar, vas a traer strippers o vas a organizar una orgía de personas famosas, o una simple orgía. Eso sería interesante, ¿sabes? Quizá podrías convencer a tu parte idiota de traer a todas las chicas del set, tendríamos varias para cada uno.

Él volvió a negar con la cabeza.

—En realidad es algo que he querido hacer desde hace mucho tiempo—contestó con una sonrisa—, pero necesito de tu ayuda. A decir verdad, me da un poco de temor. Y antes de que vuelvas a sugerirlo, no, no es nada sexual. Johnny... ¿crees que esté mal que un chico quiera a...alguien más?

— ¿Qué clase de pregunta es esa, Paul?—cuestioné—. No tiene nada de malo, lo sabes bien. Todos necesitamos tener a alguien que nos ame y que podamos amar. Está en la naturaleza humana.

— ¿Y si ese alguien es...

El timbre de la casa sonó, impidiendo que la pregunta fuera terminada. Paul decidió ir a abrir mientras yo me cambiaba rápidamente en lo que él no estaba. Anudé mi corbata y tomé la charola para bajar a la sala.

—Hola, John.

—Hola, Jane—contesté sorprendido por su presencia—. ¿Qué haces aquí?

—Vine a ver a Paul, quería que me acompañara a comprar un vestido.

Me encogí de hombros y estaba a punto de llevar la charola a la cocina cuando la puerta de la casa se abrió. Era James, se notaba a kilómetros que estaba muy ebrio.

—John...no te imaginas con quién me acosté... ¡hip!

La pelirroja se giró bruscamente y le dirigió una mirada asesina antes de darle una cachetada. James seguía siendo un idiota, comenzaba a creer que no iba a cambiar nunca. Jane comenzó a maldecir por la bajo y luego prosiguió a insultarlo. Estaba tan concentrado en no reír que no escuché que alguien tiraba de la cadena del baño.

—Puedo explicar todo, preciosa—comenzó a decir James—. Todo esto es un gran... ¡hip! Malentendido. No me acosté con ¡hip! Nadie. Las menores no cuentan, no cuentan.

Soltó una carcajada y Jane le propinó otra bofetada.

— ¡Eres un idiota, Paul!

— ¿Quién? ¿Yo?

Solté la charola porque no había notado en qué momento Paul había aparecido, metiéndome un susto horrendo. Jane miraba alternativamente entre ambas partes de mi mejor amigo, sin saber qué hacer o decir. En determinado momento, perdió el conocimiento.

—La maté—chilló Paul.

—Claro que no, murió al ver lo guapo que soy—respondió James.

Solté un bufido y fui a revisar a Jane, quien se encontraba ahora en el suelo. Seguía respirando y su corazón latiendo, así que le pedí a Paul que fuera por un vaso de agua para después tirárselo a la cara. Sonreí alegremente, siempre había querido hacerle eso a Jane. Se reincorporó de prisa.

— ¡Son dos!—gritó.

—Velo por el lado amable, hermosura... ¡hip! Podemos estar en un trío sin que se considere engaño—dijo James, obteniendo una bofetada por parte de Jane.

Tomé a Jane del brazo y la llevé hasta la cocina. Sabía que querría una explicación, y no pensaba dársela delante de las partes de Paul porque no sabía cómo podrían tomárselo.

—Exijo que me expliques ahora mismo qué le pasó a mi novio, Lennon—la pelirroja me miró enojada, como si yo tuviera la culpa de todo—. Porque esto debe ser cosa tuya, y quiero que sepas que tu broma no es graciosa.

Le conté lo que había pasado, la horrible manera en que mi mejor amigo se había dividido en dos sujetos de personalidades distintas. Ella me miraba incrédula. No la culpaba, yo tampoco lo hubiese creído si no lo hubiera visto con mis propios ojos.

—No es ninguna broma, Jane—me puse serio, sólo así me iba a creer—. Paul se dividió el otro día como si fuera una célula; todavía no encontramos la solución ni siquiera hemos comprendido completamente lo que pasó. No sabemos si es permanente o temporal.

— ¿Brian lo sabe?

—No—contesté al mismo tiempo que negaba con la cabeza—, y ni se te ocurra decirle algo de esto. Podría volverse loco si se entera, no quiero ni imaginarlo. Los chicos y yo seguiremos investigando, encontraremos la manera de regresar a Paul a la normalidad.

—Yo les ayudaré.

—No, no es un asunto de tu incumbencia, mejor déjalo en nuestras manos.

— ¿Por qué no lo es?—preguntó con molestia—. Paul es mi novio, y necesito que esté de vuelta. Escucha, puedo hablar con un par de científicos amigos de mi padre. Quizá ellos sepan qué le pasó a Paul y también cómo hacer que la suma de esos individuos dé el resultado que queremos.

Rodé lo ojos, no quería que ella metiera sus narices en este asunto, pero no me quedó más que aceptarlo. Con eso, Jane se fue de la casa Beatle.

Teníamos que actuar rápido, encontrar la solución antes que ella. Esa chica no iba a ganarme.

The Other Me [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora