Capítulo XXXI

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John

En cuanto terminamos de desayunar, corrí al teléfono para llamar a mi esposa, esperando que estuviera en casa. No se demoró mucho en contestar.

— ¿Hola?

—Cyn...

— ¿John?

—Necesito que me prestes a Julian el día de hoy—le dije—. Lo necesito. Eh...es muy importante para mí para tiempo con él. Ya sabes, crear momentos padre-hijo, y esas cursilerías que dice la gente.

— ¿De verdad?—preguntó con asombro, pero emoción al mismo tiempo—. Tú nunca te interesas por estar con Julian. Creía que tú, bueno dijiste que vendrías, per no creía que fuera cierto, yo...lo tendré listo en seguida para cuando vengas por él.

—Perfecto.

Volví a mi habitación y descubrí que Paul había ido al baño para tomar una ducha. Suspiré. Me dirigí al ropero y saqué la ropa más casual que tenía: unos jeans y un suéter color negro. Cuando terminé de vestirme, galletita entró a la habitación. Se había puesto un traje que le quedaba a la perfección: se veía increíblemente apuesto. Me sentí un poco extraño porque él iría vestido formal, y yo no, pero preferí no tomarle importancia.

Después de vernos por unos momentos, Paul y yo nos dirigimos a la puerta para dar comienzo a nuestro gran día de reconciliación, o al menos así era como yo lo veía.

En el trayecto a la casa de Cynthia, no pude evitar dirigirle miradas coquetas a Paul, haciéndolo sonrojarse y emitir risitas nerviosas. Sabía que, muy en el fondo, le encantaba que lo hiciera.

—La vista al frente, Johnny.

—La vista a mi lado es mejor.

—Harás que choquemos...

—Me encantaría morir a tu lado, galletita.

Él se cubrió la cara por un momento y luego se sujetó de su asiento. Me reí. Todo el mundo hacía lo mismo cuando yo iba al volante... ¡como si fuera un mal conductor!

Cuando llegamos a la casa de Cynthia, Paul lucía muy emocionado, y yo me sentí frustrado por ello. Él no quería estar conmigo. Quería estar con Julian. Solté un suspiro profundo y luego ambos bajamos del auto para caminar hasta la puerta de la entrada.

Paul usó el timbre y Cynthia abrió la puerta, con mi hijo en sus brazos. Galletita no perdió el tiempo para poder saludar a Julian con esa vocecita tonta que se usa con los bebés.

— ¡Pol!—exclamó Julian con una sonrisa enorme.

—Bien...supongo que lo traeremos entre las cinco y las seis de la tarde—le aseguré a Cynthia, tomando a mi hijo en brazos—. Paul y yo tenemos algunos planes para hacer juntos, ¿está bien?

—Creía que sólo serían Julian y tú—me reclamó mi esposa—, pero está bien. Saldré al mercado a comprar algunas cosas, pero estaré aquí a las cinco.

Me encogí de hombros y le hice una seña a Paul para que nos fuéramos cuanto antes. Él se despidió de Cynthia antes de seguirme al auto. Apenas cerró la puerta, le entregué a Julian.

—Tú serás su mamá el día de hoy—le dije, haciéndolo sonreír como nunca antes.

Abrazó a mi hijo y emprendimos el camino hasta una juguetería que usualmente no se encontraba tan llena de gente. No iba a arriesgarme a que las fans o los reporteros arruinaran nuestro día de reconciliación.

Llegamos a la juguetería y, tal y como esperábamos, el lugar estaba muy solo. Tomé una de las canastas para llevar la mercancía mientras que galletita se encargaba de mi hijo.

The Other Me [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora