Capítulo XIX

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Narra George

Habían pasado dos meses desde que John me había confesado lo que sentía por la parte dulce de Paul y, aunque yo creía que no tardaríamos en encontrar una solución al problema, no habíamos arreglado nada. Todas las ideas eran inútiles: ni las de Jane, ni las de Freda, ni las de Brian y mucho menos las de nosotros habían ayudado en algo.

Lo único que había cambiado era que John no estaba aportando más ideas para la reunificación de Paul, pero ni siquiera Brian se molestaba con él; todos sabíamos que John no quería que su "cosita tierna" dejara de brindarle atención las veinticuatro horas del día.

— ¿Estás escuchándome, Harrison?

—Lo siento, me distraje, Jane...

La pelirroja emitió un quejido y rodó los ojos. Estaba vestida de una manera impecable, demostrando con claridad que pertenecía a una clase social mucho más alta que la mía.

—Necesito llevar a Paul y a James al hospital para un estudio con un conocido de mi padre, es un doctor llamado Porfirio Díaz, él sabrá qué hacer, George.

— ¡¿Porfirio Díaz!?—no podía creerlo, y no me refería al hecho de que el doctor se llamara como uno de los hombres más importantes en la historia de México—. Jane...conoces los riesgos que conlleva incluir a más personas en este asunto, ¡teníamos un acuerdo, por el amor de Dios!

—Relájate, él no va a decirle a nadie—sacó un documento de su bolso y me lo mostró—. Papá lo hizo firmar un acuerdo de confidencialidad. Si dice algo, irá a prisión. George...tienes que creerme, yo también estoy desesperada por recuperar a Paul. Es mi novio, ¿lo olvidas?

Tomé el documento y lo leí cuidadosamente antes de regresárselo a Jane. Suspiré y asentí lentamente. Sabía que Brian se molestaría si llegaba a enterarse que habíamos involucrado a alguien más, pero, ¿acaso el fin no justificaba los medios?

—Iré por Paul, tú encárgate de James.

La pelirroja sonrió y yo di media vuelta para subir las escaleras. Me detuve frente a la puerta del cuarto de John, coloqué mi mano en el picaporte y dudé un poco sobre abrir cuando empecé a escuchar ruidos extraños.

—Johnny...¡oh!...Johnny...espera...

—Sabes que te gusta, galletita...

Contuve una carcajada, el apodo que John le había puesto a Paul era ridículo. Abrí la puerta y encontré a John sobre Paul, sólo estaban besándose y protagonizando una guerra de cosquillas, nada nuevo. Aclaré mi garganta. Ambos se separaron y me miraron con el ceño fruncido.

— ¿Qué pasa, George?—preguntó John.

—Pues...

Narra John

Me molesté mucho luego de escuchar lo que George y Jane querían hacer. El John de hacía unos meses los habría apoyado sin más, pero ese John estaba muerto; ahora no quería que mi galletita se mezclara con el idiota de James.

—Paul no irá—me crucé de brazos al mismo tiempo que le lanzaba una mirada de pocos amigos a George—. Él se quedará conmigo en casa, vamos a ver una película y a pedir una pizza, ¿verdad, galletita?

—John, es necesario que Paul venga—dijo George—. Es esencial que ambos estén presentes para hacer comparaciones físicas, recuerda que cada detalle es importante para resolver el rompecabezas.

—Estaré listo en un momento, Georgie—dijo Paul, tomándome por sorpresa.

Harrison salió de la habitación, situación que la cosita más tierna del mundo aprovechó para besarme con dulzura en los labios.

—No quiero que James y tú...

Paul me calló con un beso, sabía a la perfección que no me gustaba hablar del tema.

—Lo sé, yo tampoco estoy muy entusiasmado por eso, te lo aseguro. Me gusta ser una mitad independiente y feliz, en vez de ser la mitad de una persona que no es del todo feliz.

Lo abracé y volvió a besarlo antes de tomar su mano para salir de la habitación. Confiaba en que nada cambiaría las cosas, que la visita al doctor no arrojara nada nuevo, porque no toleraría perder a mi galletita. Aunque resultara gracioso, sentía que él era mi mitad especial.






Una disculpa por no haber actualizado hasta ahora, he tenido pequeños conflictos tanto a nivel escolar como a nivel personal, y mis habilidades de escritora parecen abandonarme con regularidad.

Dado que últimamente no tengo mucha inspiración para escribir (y que le dedico mi tiempo libre a cierta personita especial), los capítulos serán más cortos. La historia ya tiene final, pero no sé cuántos capítulos falten para ello.

Intentaré escribir más, lo prometo.

Gracias por leer esta locura de historia.

A. McCartney

The Other Me [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora