George
Conduje hasta Hyde Park, quería algo de tranquilidad para poder revisar los documentos que había en el interior de la caja. Estacioné el auto a un lado de la carretera y subí el volumen de la radio para dejar de escuchar los chillidos.
El primer documento era un acta de nacimiento del bajista, nada fuera de lo común. El segundo documento eran las escrituras de una casa ubicada en la avenida Cavendish, muy cerca de los estudios EMI, donde nosotros grabábamos todas nuestras canciones.
Fruncí el ceño y volví a encender el auto para conducir hasta el lugar que venía indicado en el documento. Un chillido más fuerte se escuchó y abrí la puerta para poder bajar al ratón al suelo, antes de irme.
Cuando iba pasando junto al hospital St. Mary's, un sujeto me hizo una seña para que me detuviera: se trataba de Mick Jagger. Llevaba puesto un traje negro y una corbata del mismo color, sonreía.
—Hola, Mick—saludé—. ¿Qué haces aquí? ¿Acaso te enfermaste?
—Yo...no, no exactamente—contestó, todavía con una sonrisa en el rostro—, sólo vine a hacerme un chequeo porque me dolía mucho la garganta anoche. Y ahora voy a tomar el metro para irme a casa.
—Claro que no, sube, yo te llevo a casa.
—No, de verdad, yo puedo irme solo.
Rodé los ojos y vi, por el espejo retrovisor, que los carros que estaban esperando a que yo avanzaba cada vez eran más. Pasé todas las cosas de McCartney al asiento trasero y volví a ver a Mick.
—Hablo en serio, Mick, y preferiría que subas ahora que no hay tantos conductores furiosos detrás de mí.
Él vio los autos y subió.
En cuanto cerró la puerta y le colocó el seguro, reemprendí la marcha rumbo a Cavendish Avenue. En la radio comenzaron a pasar una de las canciones de nuestro primer álbum, se trataba de Do you want to know a secret? Mick tarareó la canción hasta que terminó.
—Excelente canción, George.
—Gracias, las de ustedes también son muy buenas.
—George... ¿a dónde vamos?
—Vamos a un lugar muy cerca de los estudios EMI—le confesé, señalando la dirección en el documento—, descuida, no vamos a estar mucho tiempo ahí. Únicamente quiero saber cómo es el lugar y ya.
Jagger asintió lentamente, pero no dijo nada más en lo que restó del trayecto. Cuando llegamos a la dirección, pude ver el carro de McCartney estacionado afuera, lo cual sólo podía significar una cosa: James estaba ahí dentro.
— ¿No es ese el auto de Paul?—preguntó Mick.
—No—mentí—, Paul llevó su auto a lavar hoy en la mañana, es imposible que lo sea. Ya sabes, llevamos nuestros autos a lavar a un lugar seguro y libre de fanáticas desesperadas.
—Los otros Stones y yo hacemos lo mismo—contestó—. Es la parte mala de ser una celebridad: nunca sabes en quién puedes confiar y en quién no.
Le di un último vistazo a la casa antes de dar la vuelta para ir a la casa de Mick a dejarlo. Por supuesto, me prometí regresar al número 7 de Cavendish Avenue en los próximos días.
John
Me separé de Paul y lo vi recostado en la cama: su cuerpo comenzando a sudar, quizá sabiendo que estaba a punto de ser corrompido, y aun así dibujada en su rostro estaba una sonrisa llena de inocencia.
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The Other Me [McLennon]
FanfictionSé que uno y uno hacen dos, y eso es lo que quiero que seamos.