Paul
Dos meses y medio después.
Desperté igual que en esas películas extrañas: abriendo los ojos para encontrarme con un panorama borroso y un tanto raro, después mis ojos fueron capaces de enfocar. La iluminación en la habitación era excesiva y el color blanco de todo lo demás sólo empeoraba las cosas para mis ojos.
Me encontraba en un hospital, cubierto con una de esas batas especiales, y cobijado con una sábana blanca. Solté un quejido. Sentía que en cualquier momento me explotaría la cabeza. Un artefacto a un lado de mi cama no dejaba de emitir ruidos extraños. ¿Qué me había pasado?
—Buenos días—reconocí la voz de Jane—. ¿Cómo te sientes, James? Puedo llamar a un médico, si quieres, claro.
¿James? ¿Desde cuándo me llamaba por mi primer nombre? Me llevé ambas manos al rostro para cubrirme. No podía tolerar la iluminación ni el ruido. Mi cabeza me estaba matando. Cerré los ojos.
«¿Estás bien, Paul?—pregunté, dudando sobre abrir la puerta—. Te escuché gritar y...vine. [...] ¿Quieres que te consiga una aspirina? [...] ¿Paul? Me estás preocupando.»
Abrí los ojos lo más que pude. La luz se estaba filtrando entre mis dedos, y dolía mucho. Alguien se acercó a mí y comenzó a acariciar mi cabello. Mi nariz detectó un olor dulzón: sabía que se trataba de Jane. La voz de John seguí en mi cabeza, pero no entendía por qué. Él no estaba en la habitación.
«¡Hace casi una hora había un Paul gritando y dividiéndose como una maldita célula! [...] ¿Tú sí eres Paul o me golpearás como ese sujeto de allá adentro si comienzo a llamarte así? [...]Puedes dormir conmigo, Paul [...] Yo te besé...»
Me descubrí la cara. Mi respiración estaba muy agitada y los ruidos de la máquina al lado mío eran más frecuentes. Alguien abrió la puerta. Seguía sin poder abrir los ojos completamente.
— ¿Qué está pasando aquí?—preguntó una voz masculina.
—Creo que tienen una crisis, doctor—contestó Jane, apartándose ligeramente de mí—. Despertó y comenzó así, me parece que no tolera la luz ni el ruido. ¿Es esto de lo que nos hablaba?
—Sí...era lo que me temía, señorita Asher—contestó el doctor—, pero estos episodios serán normales a partir de ahora, y no estoy muy seguro si lleguen a detenerse. Si todo salió como esperábamos, su cerebro está confundido por poseer dos recuerdos al mismo tiempo, que son totalmente diferentes. Es muy probable que sufra el trastorno de estrés postraumático; tendrá síntomas de reexperimentación y cambios negativos en sus creencias o sentimientos. Si son muy fuertes, lo recomendable sería llevarlo a terapia.
—Estoy bien—dije, tomándolos por sorpresa—. Sólo quiero irme a casa, ¿puedo hacer eso?
El doctor no me contestó, tampoco lo hizo Jane. Sentí que alguien se acercaba a mi lado y volví a quedarme dormido.
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Desperté nuevamente, la luz ya no me parecía tan intensa como antes y el ruido del aparato tampoco me molestaba. Abrí los ojos y busqué a Jane por todas partes, pero ella ya no se encontraba ahí. Me quité los cables de encima y me levanté; estar de pie nunca antes me había parecido tan complicado: comencé a cuestionarme si me habrían sustituido las piernas por gelatina. Intenté dar un paso, pero sólo logré irme de bruces al suelo.
«Eres un idiota. Brian nos va a matar si se llega a enterar que venimos aquí, ¿por qué no puedes comportarte? Si sentías que el alcohol se te estaba subiendo, debiste parar. Eres un idiota.»
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The Other Me [McLennon]
FanfictionSé que uno y uno hacen dos, y eso es lo que quiero que seamos.