John
Paul no dijo nada más durante el camino a casa, yo tampoco lo hice. Estaba muy confundido por su declaración: era como si una parte de mí estuviera emocionada y muy feliz, como si hubiera estado esperando escuchar esas palabras por mucho tiempo; pero al mismo tiempo había otra parte de mí deseando que no lo hubiese pronunciado nunca.
Era cierto que yo consideraba a Paul como el chico más atractivo y de personalidad más interesante que había conocido, pero eso no quería decir que yo estuviera enamorado de él. Además, ni siquiera era algo que mi mejor amigo me hubiese declarado; sólo la mitad dulce de él lo había hecho.
Estacioné el auto afuera de la casa y solté un suspiro. Sentía que estaba siendo observado, de esas veces en que es incómodo y no sabes qué hacer para no sentirte así, pero lo peor de todo era que sabía quién lo estaba haciendo y no supe decir otra cosa que no fuera:
—Deja de mirarme, sé que soy hermoso, pero basta.
—Lo...lo siento—pude ver de reojo que Paul había desviado la vista y agachado la cabeza para evitar que me diera cuenta de lo mucho que se había sonrojado—. Creo que no puedo controlarme a veces, Johnny. Me haces sentir extraño...como si subiera a una montaña rusa sin fin o como si tuviese miles de mariposas en el estómago.
Negué con la cabeza y lo miré directamente. Él alzó la vista repentinamente, y ya no estaba sonrojado, sino que tenía un tono extraño en su rostro, era como si poco a poco le estuviesen borrando el color. La parte dulce de mi mejor amigo cerró los ojos con fuerza y se sujetó de la puerta que estaba a su lado. Reaccioné al instante y salí corriendo para sacarlo de mi auto de inmediato.
—En mi auto no...
Tal y como esperaba, el brusco movimiento que tuve que aplicarle para sacarlo terminó haciéndolo vomitar.
Afortunadamente, no lo hizo en mi auto; desafortunadamente, tendría que comprarme un nuevo par de zapatos. Puse una mueca de asco en mi rostro. Nunca, absolutamente nunca, me había pasado un acto igual de repugnante que ese. Paul, a su vez, se veía terrible: pálido como un fantasma y muy cansado.
El desagradable olor hizo que el estómago se me revolviera, por lo que, antes de que yo también vomitara, me quité los zapatos en plena calle y fui descalzo hasta la puerta para abrirla. Apenas si iba a introducir la llave, George abrió.
—John, me alegro de que estés aquí—dijo Harrison, sonriendo—. ¿Paul está contigo? Dime que sí, por favor. Hay algo muy sospechoso con James, lo estuve siguiendo todo el día; tuvo un peculiar recorrido, necesito contarte todo.
—Claro, te escucharé, sólo ayúdame a llevar a Paul a la cama...
—A alguien le está ganando la calentura...
—Idiota.
Salimos de la casa para cargar a Paul y llevarlo a mi habitación. Entre George y yo lo desvestimos y le pusimos la ridícula playera de gatito que usaba como pijama, la parte tierna de mi mejor amigo lucía una sonrisa tonta cuando me encargué de cobijarlo. George no decía nada, pero su cara hacia mí era de pocos amigos; le pedí que me dejara un momento a solas con Paul.
—Será mejor que duermas—le sugerí justo en el momento en que Harrison salió de la habitación—. Yo estaré ocupado allá abajo, no me vayas a esperar, ¿de acuerdo?
— ¿Dormirás conmigo?
—No lo sé—contesté, provocando que su expresión se entristeciera; odiaba verlo así—. Ya veré qué hago.
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The Other Me [McLennon]
FanfictionSé que uno y uno hacen dos, y eso es lo que quiero que seamos.