George
Paul y John no regresaron aquella noche al hospital, pero no fue relevante. Pattie me tenía a mí, y yo estaba dispuesto a hacer lo necesario para que ella saliera de la terrible depresión que tenía.
Cuando el doctor dijo que estaba lista para irse a casa, la llevé en mi propio carro. A partir de ese momento, decidí que nunca más iba a dejarla sola. Era mi chica, yo la protegería de todo.
—De verdad, puedes ir a casa—me dijo, una vez que llegamos a su casa—, sé que tienes cosas por hacer y...yo estaré bien. No es necesario que te quedes, mis papás vendrán a verme hoy en la tarde y...eso.
—No lo hago por obligación, Pattie—sonreí—. Quiero estar contigo, hacerte sonreír muchas veces con mis tonterías y recordarte lo linda que eres una y otra vez.
—George...
— ¿Se te antoja una pizza?—pregunté, intentando evadir el hecho de que ella no me quería cerca—. Porque yo tengo mucha hambre y puedo llamar a mi lugar favorito para que la traigan de inmediato.
Ella soltó una pequeña risita.
—Una pizza suena bien.
—Excelente—fui al teléfono y descolgué—. ¿De qué te gustaría?
—Hace unos meses probé una pizza con piña, ¿crees que tengan?
Colgué el teléfono y fruncí el ceño.
— ¿Fruta en una pizza?
—Sí...estaba deliciosa.
—Pues...a mí solamente me gustan las pizzas normales—descolgué el teléfono y marqué a la pequeña pizzería en la que compraba—. Hola, Pierluigi. Sí, soy George, tengo un pedido [...] sí, lo de siempre [...] no, a la casa no, en realidad será a la casa de mi novia [...] sí, desde ayer [...] ella es la chica más hermosa de todos [...] claro, la llevaré pronto para que la conozcas.
Le di la dirección de la casa de Pattie y después colgué. Alcé la vista para ver a mi novia, pero ella ya no estaba ahí. Escuché que alguien subía las escaleras y decidí ir arriba también. Entré al único cuarto que tenía la puerta abierta. Mi chica lloraba desconsoladamente mientras abrazaba con fuerza un osito de peluche.
—Tranquila—la abracé—, estoy aquí contigo.
John
Le di un beso a Paulie en la mejilla, pero ni siquiera se inmutó. Sus ojitos estaban hinchados y un poco rojos de tanto llorar; tampoco había dormido ni querido comer. No había querido subir a nuestra habitación, únicamente accedió a sentarse en el sofá de la sala. Comencé a creer que mi novio quería suicidarse de inanición.
—Mi amor...—lo abracé—. Yo sé que tú eres un chico muy fuerte, no puedes simplemente hundirte...yo no lo voy a permitir, galletita. No dejaré que sigas así ni que te hagas más daño.
—El daño ya está hecho...sólo quiero estar solo, John—me dijo, permitiendo que otra salada lágrima recorriera su mejilla—. Ve a ver a Cynthia o a Julian, ellos te necesitan mucho más que yo.
—Paulie...
—Déjame.
— ¿De verdad quieres que te deje?—cuestioné, esperando que reaccionara—. ¿Quieres que me vaya y pretenda que nada pasa contigo, que todo estará bien y cuando vuelva a casa te veré sonriendo?
—Nada importa—contestó—. Sólo soy una pieza extra en el rompecabezas.
—No digas tonterías.
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The Other Me [McLennon]
FanfictionSé que uno y uno hacen dos, y eso es lo que quiero que seamos.