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Oliver Turner:

Todo mi cuerpo dolía horriblemente, sentía como si veinte mil martillos me hubiesen goleado.

La simple idea de abrir los ojos me produce jaqueca. Mis músculos, huesos y todo dentro de mi estaba maltratado, no recordaba cuanto sufrimiento puede traer el pasado y las personas con las que estuve en ese tiempo.

Hago un último esfuerzo para despertar, mi párpados de abren con lentitud, no hay luz que penetre mis ojos, la habitación está sumerguida en oscuridad.

¿Cuanto tiempo estuve inconsciente?

La puerta se abre despacio, produciendo a su vez un pequeño chirrido.

La sombra apenas visible de una chica delgada, con cabello largo atraviesa el cuarto.

Annalia, pensé.

-Veo que ya despertaste, Oliver.- su voz es suave y calmada.

-Si.- en cambio la mía suena más como el rugido de un león. -¿Cuanto tiempo estuve dormido?

-Mejor dicho inconsciente, alrededor de unas tres horas, tal vez media hora más.

Me siento en la cama, sintiendo como cruge y arde mi cuerpo, aprieto los dientes y cierro los ojos por el dolor.

La luz es encendida por mi rubia acompañante, aparto mi rostro para que no me dé dicha luz.

-Limpié un poco tus heridas del rostro y brazos mientras dormías, creo que deberías darte una ducha y hacerlo tú mismo.- sugiere.

-Si.- suspiro.- gracias.

Me siento en la orilla de la cama, soltando un quejido.

-¿Puedes ayudarme?- le pregunto, mirando sus azules ojos.

-¿A qué? ¿A ducharte? Oliver, creí que después de estar lejos cambiarías, no creas que voy a entrar al baño contigo y...

-No, no hablo de eso.

-¿Entonces?

-Me refiero a que me ayudes a levantarme.

-Oh.- hace una línea con los labios.- por supuesto.

Toma mis manos con cuidado y tira de ella muy fuerte, si antes, mis muñecas no estaban rotas ahora sí.

Quedo totalmente erguido sobre el piso.

-Gracias.

-De nada, y ni creas que voy a ayudarte a duchar.

Sonrio, como hace tiempo no lo hacía.

Camino a paso lento y entro al baño.

...

Su expresión, su rostro maltratado, sus

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Su expresión, su rostro maltratado, sus.. golpes.

Todo en él está muy mal, nunca creí que llegaría a sentir aunque fuera una pizca de compasión por algo, mucho menos por alguien como Oliver.

ANNALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora