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-¿Vas decirme?

-¿Decirte qué?- Presiono suavemente la bolsa de hielo en su tobillo morado.- Ouch, Annalia, eso duele.

-Lo siento.- frunzo los hombros.- Te estaba hablando de algo importante.- le recuerdo.

-No sé de que hablas.- niega tres veces con la cabeza.

-No te hagas el confundido, te pregunté si vas a decirme quien te goleó de tal ma...

-Ya te lo dije, no fue nadie.- interviene brutalmente.

-Eso no es lo que recuerdo.- muevo la bolsa de hielo, con cuidado de causarle dolor.

-¿y que es lo que recuerdas?

-Antes de que desmayaras, el día que llegaste, te pregunté lo mismo, lo único que lograste decir era un "Fue.. Fue"

-Bueno, ese día estaba muy aturdido, puede haber dicho cualquier cosa con tal de que dejaras de hablar.

-¡Ya basta de mentir!- grité.- No tiene sentido que lo sigas haciendo, deja se ser tan imbécil y habla de una vez.

Frunció las cejas, tensó la mandíbula, su rostro enrojeció cual tomate,por un momento creí que me gritaría, pero sus ojos... sus ojos no estaban furiosos, al menos no conmigo.

Sentía un calor recorrer mi cuerpo, pero no estaba enojado, no con ella, ni conmigo, solo con el mundo

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Sentía un calor recorrer mi cuerpo, pero no estaba enojado, no con ella, ni conmigo, solo con el mundo.

El cruel mundo que me pateó el trasero mas de una vez, el mismo que me dio la espalda en mis momentos de soledad. Aprendí a subsistir por mi cuenta, sin amigos, chicas o una familia presente en todo momento.

Era obvio que por mi apariencia muchas chicas me miraban, pero no se me acercaban, nunca lo hacían, me temían, igual que toda la ciudad.

Saber que viviste prácticamente solo no es lindo, mi padre no me prestaba atención y mi madre, ella era ella.

El que Annalia me preguntase tanto sobre la causa de mi desfiguración hizo que millones de recuerdos llegaran a mi mente,millones de veces en le que mi estado físico fue parecido a este.

Flashback (#1)

-¡Oliver!, ¡ven aquí!- corrí con alma que lleva el diablo al escuchar la voz de mi mamá, al fin había llegado de su viaje, al fin sentiría sus abrazos y besos de buenas noches.

Dejar a un niño de solamente 9 años con su padre que trabajo mucho no es la mejor opción.

-¡Hola mamá! ¿qué me traes?.- la abracé.

-Lo siento, cariño, no tuve tiempo para comparte algo.

-No importa, con que tu estés aquí me basta.

Río y me dio un beso en la frente.

Caminó hacia la sala, para descansar en el sofá, debía de estar muy cansada.

ANNALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora