22

25 3 1
                                    

Muy bien Girls, antes de que lean este asombro capítulo quiero hacer algo especial para mí alguien.
Veran mi amiga Natalia es nueva en esta fantástica plataforma de lectura y escritura de novelas (yo explicando ampliame lo que es Wattpad XD)
Natalia tiene una novela llamada Una luz en la oscuridad, me encantaría que ella tenga el mismo apoyo y cariño que he venido adquiriendo a lo largo de mis novelas.
Su perfil es natPOW07 , por favor pasen por ahí luego de la lectura y descubran su hermosa historia.

Con amor. Tania.
.

..

Casi dos semanas. Casi dos semanas aguantando al pesado de Oliver y sus caprichos, yo creía que las chicas eran caprichosas y hacían berrinche si no les daban lo que querían, pero parece que los chicos que fueron golpeados también lo son.

La campanilla sonó. A Oliver se le ocurrió la fascinante idea de llamarme con una campanilla que le consiguió unos de sus amigos.

Dejé la hoja de papel y el lápiz a un lado, sobre la cama, me puse de pie y Caminé hasta su cama.

-¿Qué quieres ahora?- respondí de mala gana, en una hora me había hecho detener mi arte más de cinco veces sólo por hambre, sed o alguna estúpida molestia en su almohada, si pudiera pondría esa cosa suave y acolchada y la pondría en su cara hasta asfixiarlo.

Pensó por un momento, estoy segura que tiene pensado algo muy macabro al estilo Oliver.

-Quiero decirte algo.- habló sonriendo. No sé a dónde quiere llegar, pero no me está gustando nada.

-Entonces habla.- rodé los ojos cansada de la situación, ni siquiera sé por qué sigo haciendo esto, él ya está mucho mejor, sus extremidades funciona bien. Torpe.

-No, es algo secreto, acércate.- camine hasta llegar a su lado. Negó nuevamente.- más cerca.- me senté en su cama, a menos de un metro de él.

-Oliver, va ser mejor que...

Mi oración fue interrumpida cuando sus labios se posaron sobre los míos, abrí los ojos ante tal acto inesperado, puso su mano en mi nuca para profundizar el beso, cerré los ojos como un reflejo, sus labios cálidos y húmedos se movían sobre los míos lento, muy lento.

Puse mis manos en sus mejillas, ya sanas y vueltas a la normalidad, sus heridas ya estaba cuadradas gracias a los medicamentos que le dio el doctor en su salida secreta. Inclinó la cabeza un poco logrando que nuestras lenguas hicieran contacto. Yo, aún estupefacta, moví los labios son darme cuenta, el rubio conseguía lo que quería, a mi.

No sé cuánto tiempo pasó hasta que empecé a sentir que el aire me faltaba. Me separé de él, sentía la cara caliente, probablemente estaba sonrojada, él sonrió, como siempre hacía en estos últimos días, nuestros ojos conectaron, sus esferas miel me ponían nerviosa y mucho más luego de confesarle a Dan que me gustaba, me gusta, si.

-¿Oliver, por qué...

-Lei la carta.- se apresuró a responder mi pregunta incompleta.

La carta, oh, debí guardarla mejor.

-Dan no me dijo nada.- ¿Ah?

-¿Qué dices?

-Digo que Dan no me dijo que te gusto, sólo encontré la carta, la leí y descubrí su engaño.- explicó.- ella trataba que tú me lo dijeras.

-Oliver, yo...- las palabras simplemente no salían de mi boca. Todo era un engaño, un vil engaño de la castaña para que confesara.

-Vamos, dímelo, di que te gusto.- pidió con desesperación.

Mi cara ardió en llamas, no podía hablar, sentía que mi lengua se hacía un nudo. Un nudo que quería de deshacer, sus ojos imploraban mi respuesta.

-Me gustas, Oliver, me gustas mucho.- solté sin titubeos, cubrí mi cara con mis manos.

Río, una sonora carcajada llegó a mis oídos, su dulce risa me hizo sonreír.

-Eres adorable, Annie.

Annie, me dijo Annie.

Quité las manos cuando dejó de reír.

-¿Soy adorable?- pregunté con incredulidad.

-Mucho.- especificó.- por eso me gustas.

¿Qué? ¿Yo le gusto?

Lo miré con asombro, ¿Era en serio?

-¿Qué?- preguntó sonriendo.- si tú puedes admitir cosas igual yo.

Nos gustamos, nos gustamos y esto es real. Gracias Dan.

...

Oliver caminaba por la habitación sólo vestido con boxers negros. Se suponía que iba a darse una ducha, pero parece sólo se quitó la ropa a medias.

-Oliver, ve a bañarte de una buena a vez.- le lancé una almohada, reí, miraba el espectáculo desde mi cama.

-Ya no quiero.- pasó su manos por el cabello.- y me gusta estar así.

-Si, pero no te has bañado en todo el día y apestas.- tapé mi nariz fingiendo que había mal olor.

-¡No es cierto!- exclamó.- además así te gusto.

Negué. Volví a tomar mi lápiz para continuar con mi labor artística.

-Mira. Es un perro.- levanté la hoja mostrándole mi aburrido garabato a lápiz.

-Es muy bonito.- sonrió con los labios pegados.- pero no tanto como tú.

Él y sus comentarios cursis me hacían sonrojar.

-Gracias, supongo.

Hubo un silencio, no de esos incómodos, por supuesto que no.

Sonrió mostrando su llega de dientes prefectos. Le devolví el gesto.

-Ve a fijarte por favor, Oliver.- le pedí nuevamente.

-Si así lo gustas, hermosa.- fue a su armario y saco su toalla blanca. Estando de espaldas a mi se quitó los boxers, su trasero quedó a mi vista, ay no, puso la toalla alrededor de su cintura y vino hacia mi.

Besó mis labios tres veces antes de entrar en el baño.

...

-¿No han sabido nada sobre el asesino de Ethan?- le pregunto a Tristan, quien comía como cerdo si espagueti.

-No, es todo un misterio.- tomó agua.- el culpable cubrió sus huellas más que bien.

Oliver, quien estaba en otra mesa a unos cinco metros de mi me miraba sin dejar de sonreír.

-¿Qué es lo que pasa entre tú y el rubio caliente?- miré a Tristan con desagrado.- no me veas así, él es muy caliente.

-Ay, Tristan.- llevé una cucharada de sopa a mi boca.

-¿ Ya es tu novio?- negué. -¿Qué es lo que esperas? ¿Una invitación?

-Cierra la boca, gay, déjame hacer las cosas a mi tiempo.- lo regañé.

-Por supuesto chica atrasada.

Le saqué la lengua y seguí tomado mi sopa de verduras.

ANNALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora