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- ¡Kyler! ¡Te comiste todo el helado! -le arrebato el envase.

-Dijiste "come" -dijo sereno- yo sólo hice lo que me pediste.

Maldito.

Bajo la cabeza y lo miro a través de mis pestañas.

-Abby, no seas llorona. -golpea suavemente mi hombro.

-Mira quién lo dice, el que lloró con Bajo la misma estrella.

Lleva su mano al pecho y pone expresión dolida.

-Él no debía morir -frunce las cejas- además soy veterinario, ser sensible es lo mío.

-Déjame adivinar.-ruedo los ojos-. lloras cada ves que escuchas a un perro chillar.

Me fulmina.

-Tampoco es tan así. No me vuelvo María Magdalena.

Un sonora carcajada sale del fondo de mi garganta. Pongo el envase de helado vacío en la mesita de noche y me recuesto en mi cama. Él me mira por unos segundos y luego se recuesta a mi lado.

-Me duele el estomago.- pasa la mano por su abdomen. Apuesto que tiene buenos abdominales.

-Eso mi querido amigo se llama karma.- resalto-. no debiste comer todo mi helado.

-¿tu helado?- se gira hacia mi-. pero si yo lo compré.

-Si me los vas a restregar en la cara entonces no vuelvas comprarme nada más-. cruzo los brazos sobre mi pecho tratando de parecer enojada. Nunca fui buena fingiendo, tal vez con él sea diferente.

-¿Sabes, Abby?-inquiere-. eres terrible fingiendo.

Aflojo los brazos y cierro los ojos. efectivamente soy un asco.

-Si te dedicaras a actuar te morirías de hambre.

Lo miro mal.

-¿Quién sería tan loco para contratarte? mi perrita Luna es mejor haciéndose la muerta, y eso que no se queda del todo quieta.

-¿Terminaste?- inquiero con algo de irritación. Esta si es real.

-Creo que sí, cuando se me ocurra algo más con que molestarte te lo haré saber-. guiña uno de sus ojos y vuelve a mirar el techo.

-Gracias por su amabilidad Doctor.

Mi teléfono suena en ese momento. Me estiro hasta la mesa de noche y lo agarro. Una llamada entrante, de Dan. Descuelgo.

-¡Abby!- la voz retumbante de Dan hace que todo dentro de mi oído se aturda.

-Dan, no estoy sorda, bueno no lo estaba hasta hace dos segundos.

-Eh.. Lo siento, es que estoy desesperada ¿puedes hacerme un favor gigante?

-Habla de una vez.

-Ay,pero que agresividad. Bien, lo que pasa es lo siguiente: Estoy atascada en el trabajo y se suponía que iría en unos minutos a buscar a los niños a la casa de su abuela para después dejarlos donde Oliver.

-Y tú quieres que yo...

-Necesito que por favor le hables a Oliver para que valla por ellos.

-¿Qué? no, ni loca, ni llevada por el bazuco.

-Abby por favor. Oliver está enojado conmigo por alguna razón y no quiere responder mis llamadas.

-¿y crees que si lo hago yo responderá?

-Exacto, por favor, Abby, te lo compensaré.

Suspiro pegada al teléfono.

-Está bien, lo haré.

ANNALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora