Martes.8:25 a.m.
Y el café está repleto.
Hay tanta gente que tuve que salir de la oficina para ayudar a Katherin y el resto de las meseras. He pasado la última hora corriendo de un lado hacia el otro, sirviendo café, tomando órdenes, cortando pastelillos y sonriendo. Ya me duelen las mejillas, espero que esto deje muchas ganancias.
Incluso Tristan está aquí tomando órdenes como un robot. Trabajar un rato aquí es su forma de distraerse de su vida amorosa complicada, según lo que nos contó a mí y a Katherin, rompió con su novio hace una semana. Yo no llamaría novio a un chico que intentó venderle droga en el baño de un restaurante y con el que habló tres veces por teléfono. Sea lo que sea lo que yo piense él dice estar deprimido a pesar de que lo he visto coquetear discretamente con un chico que venía con su madre y su novia. A veces pienso que Tristán está loco.
Necesito un descanso, aunque sean cinco minutos, ya me duelen los pies de todas las veces que recorrí el local, la cabeza de tanta concentración, la mano de tanto escribir. Mejor me muero ya.
Alrededor de las nueve el lugar comienza a vaciarse, sólo quedan tres mesas ocupadas, las chicas pueden encargarse de ello.
Tristan y yo nos sentamos en una de las mesas desocupadas, suspiramos y tiramos los delantales al suelo.
- Debí pensarlo mejor cuando en dijiste que te ayudara con esta locura.- pasa la mano por su cabello y recuesta en la silla. No entiendo de qué se queja, no fue tan malo, deberia agradecer que no vinieron esas señoras que se creen refinadas y organizan sus fiestas de té aquí. Son una pesadilla, una vez le tiré un café a una de ella encima y por poco y se van sin pagar. Viejas brujas.
-No estuvo tan mal.- cierro los ojos por un minuto. Hablé con Kyler por teléfono hasta las dos de la madrugada y mi alarma sonó a las cinco. Dormir tres horas no es sano, necesito una siesta, hasta me dormiría parada.
-Eh ¿Qué tal las cosas con el doctorcito?
-Supongo que bien, llevamos tiempo saliendo pero no es nada oficial.- ni sé cómo reaccionar si por cuestiones del destino Kyler me pudiera ser su novia, hace rato tiempo ni estoy en una relación amorosa, no desde Oliver. No sé si sea lo mejor, estoy bien así, con mi espacio, mi departamento,mi trabajo.
-Vayamos al punto al que quiero llegar ¿Ya cogieron?- sabía que diría eso, este chico no hace otra cosas que pensar en sexo.
-No, Tristan, ni siquiera somos una pareja.
-¿Y eso qué? Yo he cogido con chicos cuyos nombre ni siquiera conocía.
-Ese eres tú, enfermo sexual. ¿Y si esos chicos hubieran tenido sida?
-Hay tratamiento, amiga.- ja, lo dice tan normal, como si fuese un resfriado común.- hay solución para todo menos para la muerte.
-La muerte es la que te estás buscando si sigues así.
-Ash, a veces eres tan dramática, Abby.
Luego de casi una hora de una plática perturbadora y bastante inusual con Tristan decido acomodar algunas cosas y revisar el inventario. Necesito comprar cosas.
Decido cerrar a las doce y tomarme la tarde libre. En el trayecto al departamento paso por un restaurante de comida china y pido una orden para llevar. Cuando llego a casa lo primero que hago es quitarme los zapatos y devorar mi comida.
Duermo una siesta de más de una hora hasta que el sonido de la puerta de me despierta. Miro la hora en mi teléfono ¿quién molesta a las tres de la tarde? ¿no saben que la gente floja duerme a esta hora?
Camino con lentitud hacia la puerta, estoy en modo zombie así que prácticamente me arrastro hasta allí, abro y desearía haberme visto en un espejo antes.
-Hola, Abby.- me saluda con una sonrisa, ay mi madre.- Te ves cansada ¿te desperté? Lo lamento tanto, si quieres vuelvo luego.
-No, no te preocupes, Oliver.
Oliver ¿Qué hace aquí? ¿Por qué no me ví en un espejo? ¿me veo mal? ¿por qué no avisa? La gente normal lo hace, no llega a interrumpir una placentera siesta ¿Por qué sigo hablando conmigo misma?
-¿Necesitas algo? - bostezo, obviamente me tapo la boca, tampoco quiero que vea el fondo de mi garganta.
-No es nada serio, es que pase por Sweet Coffee hace un rato y estaba cerrado. Se me hizo raro porque es martes y quise venir a ver si estabas bien.
-Estoy bien, en la mañana hubo mucha clientela y estoy agotada por eso decidí cerrar por la tarde.
- Oh, sabes tengo vacaciones en el trabajo, cualquier día puedes llamarme e iré a ayudarte.
¿Oliver? ¿Trabajando conmigo? Ni de coña, estaría más distraída que todos los días.
-Oh, no te preocupes por eso, pero si algún estoy muy atareada te llamaré.
-Está bien- mira su reloj de muñeca y hace una mueca -ya debo irme, tengo que llevar a Carla al aeropuerto. Que tengas un buen día, Abbs.
Plata un beso en mi mejilla y se desaparece por el pasillo.
¿Qué carajos acaba de pasar? ¿se preocupa por mí?
¡Un momento! Dijo que había pasado por el café, si no está trabajando no es necesario que pase por allí, a no ser que haya ido a verme...
No, no, no, mejor dejo de inventarme películas y vuelvo a dormir a ver si así se ajusta mi cerebro.
Mi teléfono vibra sobre la mesa. Un mensaje de Kyler.
"Mañana tengo una cena con mis padres y me gustaría que estés presente. Quiero que los conozcas, linda."
Repito. ¿Qué carajos acaba de pasar?
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Nota de la autora: ¡Hola, Lucho! LvidesG gggg

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ANNALIA
Novela JuvenilLo que hice no está bien, nunca algo en mi vida ha estado bien. aún recuerdo sus caricias, sus palabras, la forma en cómo me hacía sentir.. amada. Todo fue lindo mientras duró, un momento más en mi sombría existencia llena de dolor y angustia, un si...