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Siento mucho no haber subido, tuve una extraña conjuntivitis acompañado de muchas tareas del colegio.


...

Un escalofrío recorrió mi cuerpo, él estaba aquí, aquí cerca de mi, no, no, no, no... No puede ser cierto, esto debe ser un mal sueño. Oliver me sostenía contra su pecho, sentía que me faltaba el aire, mis piernas eran de gelatina, quería llorar y huir de allí cuanto antes, fue mala idea venir.

-Oliver, vámonos de aquí.- las lágrimas resbalan por mis mejillas.- te lo ruego.

-Por supuesto, cariño.- asintió y tiro de mi mano hasta apartarme de la pista de baile y así calmarme un poco, buscó con la mirada a Kevin y Michael.

-Espérame aquí, linda.- besó mi frente y se desvaneció entre la gente

Miré hacia todos lados, sentía que me observaban, que él me observaba. Un escalofrío volvió a recorrer mi cuerpo y miré el frente tratando de divisar a Oliver entre tantas personas, pero no fie a mi novio al que vi sino a mi padre. Estaba parado a varios metros riendo y manoseándose con una chica, si, chica, ¡ella podría ser mi hermana! Que asqueroso, me moví varias veces tratando de ocultarme de él, si me lleva a ver estoy muerta.

-Listo, podemos irnos.- escucho la voz de Oliver, antes de que pueda verlo ya me está sacando de ahí sujetándome por el antebrazo.

Mi mente no dejaba de pasar imágenes de todos esos grotescos momentos que pasé con mi padre.

Llegamos rápido al internado, había estado sumergida en mis pensamientos, Oliver era quien me guiaba ya que mi mente no estaba en este mundo. Kevin y Michael se despidieron y fueron a sus habitaciones una ve que ingresamos en el edificio.

-Muñeca ¿te sientes bien?- preguntó Oliver cuando llegamos a la habitación. Él se sentó junto a mí en mi cama.

-Sí, sí, es sólo que...- los ojos se me cristalizaron, no quería recordar ese momento.

-Annalia.- levantó mi barbilla con sus dedos y me hizo mirarlo a los ojos, limpió la lágrima que corrió por mi mejilla segundos después.

-¿puedo saber qué fue lo que te hizo tu padre?

Miles de lágrimas salieron de mis ojos. Me rodeó con sus brazos y pegué mi cara a su pecho. Acarició mi cabello.

-Él...-sorbí mi nariz.- me violaba.- su manó se detuvo.

-¿cómo?- se separó de mí, aún con sus manos en sus brazos.

Asiento. Él volvió a abrazarme y así estuvimos por un rato.

Esa noche me costó dormir, no paraba de pensar en las posibilidades de que me haya podido ver, no quería que volviera a mi vida, estaba bien aquí, con Oliver, aunque no sabía que iba a hacer cuando mi tiempo aquí se cumpla, ya no tengo una familia ni una casa a donde ir. Logré conciliar el sueño ya en la madrugada.

Los día siguientes a ese fueron normales Oliver estaba más unido a mí que nunca, Tristan no dejaba de molestarme y me había acercado más Natasha y Hernán, me caen muy bien.

Desperté una mañana con algo de frío, el invierno estaba acabando pero seguía ese ambiente helado, Oliver no estaba en su cama, lo cual era raro, él suele dormir más que yo. Me levanté de un brinco y fui al baño a hacer mis necesidades, cepillar mis dientes y ducharme. Una vez estuve cambiada escuché la puerta abrirse, Oliver entró y la cerró con su espalda, sonrió débilmente ¿qué le pasa? ¿Otra vez el desayuno es avena?

-Hola.- fui hasta él y besé su mejilla.

-Hola, tengo que contarte algo.- me indicó que nos sentáramos en su cama, ¿qué tiene?

-¿Estás bien?- le pregunto acariciando su cabello, toma mi mano y la besa, esa mirada suya me está dando miedo.

-Me voy.- susurró.

-¿A dónde?- debería ser más específico.

-A mi casa, cariño-¿qué?- ya cumplí mi tiempo aquí, debo irme

No, no, no, no, esto no es posible, él no se puede ir, no me quiero quedar sola.

-Oliver...

-Yo tampoco me quiero ir, no te quiero dejar.- acaricia mi mejilla.- pero entiéndeme, quiero ver a mi familia.

-Te entiendo.- en realidad no, yo no quiero ver a mi familia, no me hacen falta para nada.

-Te prometo que nos encontraremos afuera.- hizo una media sonrisa.

-No creo que eso sea posible, no sé qué voy a hacer cuando salga de aquí, a diferencia de ti yo no tengo una familia que me espera.- sus labios temblaban, parece que va a llorar.

-Yo vendré por ti y...

-No, Oliver, no puedes hacer eso, vive tu vida, ambos sabíamos que esto no saldría al mundo real.- me encojo de hombros, no quiero llorar ahora.

-Eso no es verdad.- niega con su cabeza.- yo quiero que esto funciones, que estemos juntos siempre.

-Igual yo, pero no sabemos que pase cuando salgamos de aquí.- muerdo mi labio inferior.

-Está bien.- besa mi frente.- esperaremos.

Partía mañana, esto es horrible, me está pasando lo mismo que con Dan. Ese día estuvimos juntos en todo momento, al fin y al cabo sería el último. Lo ayudé a hacer sus maletas en la noche, este chico tiene demasiada ropa y zapatos, al menos esta vez no hay libros regados por todos lados, lo siento Dan. Insistió en que durmiéramos juntos y vamos ¿Quién le dice que no si pone su cara de perrito?

...

Desperté por lo rayos de sol que entraban por la ventana, olvidé cerrar las cortinas la noche anterior, torpe sol, no me deja dormir, palmeé la cama, Oliver no estaba, el ruido del agua cayendo en el baño me hizo caer en cuenta que se está bañando. Me cubro de nuevo con las sabanas.

-¡NENA!- ¿por qué tienes que gritar?

-¿qué?- murmuré debajo del edredón, su cama es muy cómoda, todo huele a él.

-Levántate, ven a abrazar a tu guapo novio.- jaló las sabanas hasta la mitad de mi cuerpo.

-No puedo, no me he cepillado los dientes.- pongo mi cabeza bajo la almohada.

-No me importa tu mal aliento, así me gustas.- tira de mi cabello.

-¡Oliver! ¡No!- se carcajea, sigue molestándome por unos minutos hasta que me levanto y me dirijo al baño para cepillar mis dientes ¿por qué tiene que irse? Cuando Tristan se entere... pues va a llorar, él "quería" a Oliver.

Salgo del baño, Oliver está sentado en su cama sonriendo, en cuanto me ve se muerde el labio inferior, olvidaba que aún estaba en pijama, me abalanzo sobre él y le beso toda la cara.

-Ayyy, te voy a extrañar.- dice mientras ríe.

-Y yo a ti.- beso su mellas.- voy a bañarme para acompañarte cunado te vayas.- asiente y besa mi nariz.

Me doy la vuelta para buscar la toalla y siento que aprieta mi trasero.

-Y pensar que nunca pude probarte.- susurra. Por alguna razón pensar en eso no me causa escalofríos, sé que él no me hará daño como mi papá.

-Algún día, cariño.- digo tomando mi toalla y entrando al baño de nuevo.

-¡Espero que ese día llegue pronto!- lo escucho gritar.

ANNALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora