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Observo a Katherin tomar la orden de una anciana, sus palabras son suaves y amigables, sonrío satisfecha. Aunque no se lo diga hace un buen trabajo.Han pasado dos semanas desde la cita con Kyler y de enterarme que Oliver es el papá de Asher y Vivian.
Khan, el perro de Katherin ya fue sometido a la operación, hay que reconocer que el doctorcito hizo un buen trabajo, ese molesto daña zapatos ya se ve mucho mejor. Tuve que acompañar a Kat quien en la sala de espera se mordió las uñas por la ansiedad, si no le hubiera comprado chicles hoy ya no tendría ni los dedos, aunque el chicle se convirtió luego en otro problema, masticaba tal cerdo.Nota mental: no volver a acompañar a Katherin a nada que tenga que ver con un hospital.
- Abby.- levanto la mirada cuando escucho el llenado de Kat. - hay un hombre guapo afuera que exije ser atendido por tí.- su mirada está llena de picardía, creo que ya sé de quién se trata.
Salgo de detrás del mostrador acomodando mi cabello y mi falda negra que llega un poco más arriba de la rodilla.
Llego hasta la parte delantera de Sweet Coffee y busco al supuesto guapo de que hablaba Katherin.- Hey, linda.- escucho detrás de mí, conozco esa voz.
Giró sobre mis talones y en mi campo de visión aparece un sonriente Kyler, oh, esos ojazos azules, su perfecta sonrisa brillante y encantadora, su cabello castaño perfectamente acomodado hacia un lado.
Okay alguien empieza a padecer de un fuerte de Kylertitis.
Me acerco a la mesa y lo saludo.
-Te vez preciosa.- su comentario hace que ría nerviosa. Hace que me siente frente a él.
-¿Que tal tu semana? ¿Muchos pacientes peludos?- comento.
Ríe y acomoda su cabello ¿Sería muy ridículo si le pido permiso para tocar su cabello? ¡Por supuesto que sí!
- De hecho ayer llegó un conejito con un autito de carreras en el estómago. - hace una mueca.- lo más interesante es que estaba entero.
¿Un auto de carreras dentro de un conejo? Suena.. ¿Increíble?
-Ehh..
Kyler suelta una sonora carcajada.
-¿En serio te lo creíste?- golpea la mesa con su puño y vuelve a reír.- Ay, Abby.
Lo miro seria, aunque por dentro estoy que me parto de la risa.
-Lo siento, bonita, sólo quería molestarte.- acaricia mi mano.- el único se ha tragado un auto de carreras entero aquí soy yo.
El desconcierto se posa en mis ojo. ¿Pero qué...?
-No fue mi culpa, tenía cuatro años, le dije a mi mamá que si no me alimentaba pronto me comería el auto.
-Y le lo comiste...
-Y me lo comí. Mi mamá se dió cuenta y llamó histérica a mi papá diciéndole que tenían que llevarme al hospital. - rió.- nunca la había visto tan alarmada en mi vida.
-Nada más a tí se te ocurre comerte un auto para demostrar tu hambre ¡Estás loco!
-Me lo han dicho un par de veces.- levantó sus cejas pobladas.
Un escalofrío recorrió mi espalda por unos segundos, giré hacia la entrada del local y vía a la última persona que esperaba por aquí.
Oliver Turner.
Vestía un traje azul oscuro que se ajusta a a cada curva de sus músculos, su cabello claro estaba ordenado hacia un lado, dos ojos claros relataban con la luz solar, ah, Oliver, el hombre que una vez se robó mi corazón.
Sus ojos se conectaron pero no con los míos, miran detrás de mí, y no, no a Kyler, aún más atrás.
Camina por el lugar y pasa por mi lado sin notar mi presencia, o eso es lo que creo, se dirige a una mesa que está detrás de la silla de Kyler, una chica de cabello negro se levanta de la silla que ocupaba y lo abraza euforia para luego besar su mejilla, él toma asiento frente a ella y empiezan una conversación.
-Eh, mira, es el papá de los hijos de Dan.
- Sí, lo sé.- sonrió forzosamente.
- Él me cae bien,- me observa.- ¿Estás bien? Tu cara está algo colorada.
- Sí, sí, debe ser por el clima.- mi ojos no se apartan de la pelinegra que habla con Oliver, ni siquiera la había notado antes.
-No es por molestarte, pero no hay ninguna camarera por aquí. ¿No deberías...?
-Claro, voy a tomar su orden.- lo miró a sus azules ojos.- ya regreso.
Me levanto y me dirijo a la mesa.
-Bueno días, ¿Puedo tomar su orden?- doy mi mejor sonrisa.
Óliver se gira y sonríe.
-¡Hola, Abby! hace unas semanas no te veía.
Estúpido.
-Me gustaría un café oscuro, por favor y... ¿Tú qué vas a pedir, amor?- se dirige a la pelinegra.
¿Amor?
Esto es incómodo.
-Un café y un trozo pastel de chocolate, si no es molestia.
Tonta.
-Para nada, enseguida lo traigo.
Giró sobre mis talones y voy al mostrador y le doy la orden a Katherin para que la pida y entregue.
Regreso a la mesa con Kyler.
-Lo siento, Abbs, debo irme, me acaban de llamar del hospital.- se levanta de su silla.
Lo que me faltaba.
-No hay problema, nos vemos luego.- beso su mejilla.
-Por supuesto.- mira su reloj y sale del local no sin antes dedicarme una mirada y guiñarme un ojo.
Voy de nuevo al mostrador y reviso mi teléfono. Tenía unos cuantos mensajes de mi hermano y mis padres. Los iré a ver el fin de semana.
La casilla de mensajes sigue brillando, son mensajes de Dan, son de anoche, estaba tan cansada que olvidé revisarlos, debe odiarme ahora mismo.
De Dan:
"Hola, Abby, deberíamos salir a ver si te desestresarse un poco, chica"
"Oh, no olvidé decirte. Me enteré de algo hace una semana."
"Oliver vino a ver a los niños y lo acompañaba una chica pelinegra, creo que se llama Carla"
"Dijo que era su novia"
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ANNALIA
Teen FictionLo que hice no está bien, nunca algo en mi vida ha estado bien. aún recuerdo sus caricias, sus palabras, la forma en cómo me hacía sentir.. amada. Todo fue lindo mientras duró, un momento más en mi sombría existencia llena de dolor y angustia, un si...