...El jodido perro de Katherin no dejaba de morder los cordones de mis converse ¿Cuánto más debía esperarla?
- Khan, ya basta.- golpeé suavemente su cabeza, parece que no le gustó, instintivamente me gruñe. Tiene lo ojos casi por completo blancos, ya entiendo el por qué de la revisión.
-Está bien perro, lo lamento.- y ahora hablo con un perro, que maravillosa es mi vida social. El pastor alemán vuelve a morder mis cordones felizmente. Tendré que ir a comprar unos nuevos que Katherin pagará.
- Bien, ya estoy lista.- escucho la voz de Katherin, volteo tratando de no moverme tanto o Khan me arrancará el zapato con todo y pie.
-Ay, mira Abby, te quiere.- sonríe mirando al perro. Si esto es una muestra de amor para ella no quiero conocer las de odio.
-Si... Él me adora.- sonrió falsamente.- ahora quitalo de mi pie.
Ella se acerca a Khan con su correa en mano, ajusta el broche en el collar azul que rodea el cuello del animal.
-Vamos Khan Federico Goldman.- si, su segundo nombre es Federico.
-¿No has pensado en cambiarle el segundo nombre? - la observó mientras toma las llaves y lo guía hasta la puerta.- algo más normal como George, Louise o yo que sé.
- Ya te dije que no, es en honor a su patán padre.- me empuja fuera de la casa y le pone llave a la cerradura.
-Katherin, Federico se fue con tu prima a Italia y te terminó por mensaje, ¿No crees que sería mejor conciderar el cambio?
Katherin no ha tenido las mejores relaciones del mundo. Recuerdo que una vez salió con un modelo de trajes de baño, lo único bueno en esa relación era el cuerpo de Angelo. Digamos que Angelo no le contó un insignificante secreto.
Era gay, y sólo salía con ella porque le gustaba su hermano. Ella tampoco sabía que su hermano era gay y pues lo encontró en una situación bastante comprometedora.
- déjame vivir mi sufrimiento en paz, aún me duele que se hayan casado en Roma.- me carcajeo, ella me mira con furia. Está bien, no es un buen momento.
-Bien haz lo que quieras.- caminamos por unos minutos, hasta ahora me percato que vamos a pie.
-Katherin ¿Por qué no vamos en tu auto?
-Internet dice que Khan necesita hacer ejercicio, y como ahora trabajo en la mañana debe al menos caminar en la tarde.
Genial, ahora caminamos por culpa del trabajo, gracia a mi, que bien.
Por suerte el dichoso hospital de animales no está muy apartado. Veo el nombre en el frente del edificio. Sunny Days - Veterinarios especialistas.
¿Quién le pone Sunny Days a un hospital de animales? No tiene sentido, al menos no para mí.
Entramos a recepción, todo el lugar es lindo, las paredes, el piso pero no ese olor, un olor a perro revuelto con gato y conejo llega a mi nariz, es por esto que no tengo mascotas.
Hay muchas personas caminado por ahí con perro y gatos, un mujer tiene una pitón en su cuello ¿Qué rayos...?
-Buenos días, soy Katherin Goldman, hice una cita para una revisión ocular para mí perro.- le dice mi amiga a la mujer detrás del mostrador.
-Si, claro, su cita es con el doctor Mehrkens.
sigo tan concentrada en la serpiente que no presto atención lo que le dice la mujer.
-Doctor Mehrkens, se necesita en recepción.- habla por un micrófono.
Aguardamos unos minutos, dejó de mirar la aterradora serpiente cuando Khan muerde mis jeans. Y volvemos a la rutina, ahí van otros jeans.
-Buenos días soy el doctor Kyler Mehrkens.- quito la vista del perro y la fijo en el hombre que habló.
No puede ser, es Kyler, ese Kyler, el del café ¿Por qué me pasan estás cosas a mí?
-Oh, hola Abby.- se acerca a mí y besa mi mejilla.- saluda a Katherin y nos dice que lo sigamos hasta su consultorio, este lugar es muy grande, me perdería si estuviera sola.
Camina muy lindo, ahora que lo veo mejor tiene un buen trasero.
- ¿Le estás viendo el trasero? - me susurra Katherin.
-Claro que no.- le susurro de vuelta.
-Te dejaré mirarlo tranquila sólo porque es el tipo del café.- mueve las cejas repetidas veces. Ella nunca va cambiar.
Llegamos a su consultorio, es muy lindo y espacioso.
Le dice a Katherin que quite la correa. Se pone guantes y toma algo de su escritorio.
- Muy bien veamos que tenemos aquí.- se agacha frente a Khan y revisa sus ojos con una una cosas rara que no conozco.
-Un perro odioso arruina jeans.- susurro sentándome al lado de Kat.
El levanta su mirada hacia mí y ríe, tiene una linda risa ¿Qué me pasa?
-Parece que.- toma la placa del collar del canino y la observa.- Khan está padeciendo de cataratas.
¿A los perros les da cataratas?
-Va a necesitar una operación.- Kyler se levanta, se quita los guantes y acaricia la cabeza del pastor alemán.
-¿Y eso cuándo sería Doctor? - Katherin se nota nerviosa.
-Puedo hacerle una cita para la próxima semana.- se aleja y toma unos papeles.- El lunes de la próxima semana.
Son casi ocho días.
-Perfecto.- dice Katherin.
Arreglan los términos de la operación mientras Khan viene hacia mí, para estar casi ciego conoce muy bien mi ubicación. Debe ser mi olor
Observo a Kyler desde mi asiento, no parece muy viejo, debe tener unos veintiséis quizá veintisiete años.
Katherin me dice que ya podemos irnos, me levanto de la silla pero una mano en mi muñeca me impide salir del consultorio.
-Espera, por favor Abby.- Katherin me con picardía y me susurra que me espera afuera.
Vuelvo a mi asiento y él cierra la puerta. Ay Dios ¿Qué pasa aquí?
-¿Cómo estás Abby? - se sienta en la silla donde mi amiga estaba antes.
-Muy bien y tú.- tomo el extremo de mi blusa de flores.
-De maravilla.- no veo su rostro y muevo mis manos nerviosamente.
-Okey, lo diré de una vez.- levanto la cabeza y lo observo con curiosidad.- eres muy bonita y me gustaría que saliéramos hoy.
Vaya, que directo.
-¿Es una cita?- Ay, que pregunta más idiota. Es obvio que es una cita.
- ¡Claro, linda!
- ¿Debo vestirme formal?- hace tanto que no tengo una cita.
- Si, puede ser.- genial, ahora voy a tener que usar vestido.
Él insiste en pasar por mí, anoto mi dirección en un papel que él me da.
-Perfecto, pasaré por ti a las siete.- se levanta
- Muy bien.- me levanto a la par. Besa mi mejilla y salgo como rayo de ese consultorio del demonio.
Camino hasta la salida, Katherin está sentado en la acera junto con Khan.
-Vaya, demoraste ¿Lo hicieron sobre el escritorio?- ella y sus comentarios.
-No y tampoco contra la puerta.- camino por la acera de regreso a su casa, escucho como se levanta y le dice algo a su mascota.
-¿Entonces que tanto hicieron?
-Tenemos una cita hoy.
-¡Eso! - grita con euforia.
- Y formal.- la volteo a mirar por unos segundos, sus ojos brillan.
-No te preocupes, estará preciosas gracias a mi.- seguimos el camino en silencio.
Presiento que esta mujer me va a hacer tomar clases de etiqueta hoy.

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ANNALIA
Teen FictionLo que hice no está bien, nunca algo en mi vida ha estado bien. aún recuerdo sus caricias, sus palabras, la forma en cómo me hacía sentir.. amada. Todo fue lindo mientras duró, un momento más en mi sombría existencia llena de dolor y angustia, un si...