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Empieza a gustarme el despertar cada mañana y no ver a Oliver en la cama del frente.

¿Cómo la estará pasado?, ¿qué hará?, ¿la Zona de aislamiento es tan mala como dicen?

-¡Good morning, honey!- mis pensamientos son interrumpidos por mi ruidosa amiga -¿Qué haces aún en la cama? ¡son las nueve, arriba Annalia Amanda!- quita la calentita cobija que cubre mi cuerpo.

-¿Por qué debería hacerlo? No hay nada interesante en este lugar- me quejo antes de cubrir mi rostro con una almohada.

-Hay muchas por hacer, además, escuché que un chico nuevo va llegar en un rato, todas las chicas tienen las hormonas alborotadas por la noticia- quita la almohada- Así que levantate, arreglate y vayamos a conocerlo.

-No quiero conocer a nadie, estoy bien con los amigos que tengo- estiro los brazos.

-Solo nos tienes a mi y a Juan Pablo, sería bueno para ti que hagas nuevos amigos.

-Nunca he tenido demasiados amigos- admito.

-Pues eso cambia aquí y ahora- tira de mis brazos hasta que estoy de pie- Entra a ese baño y no salgas hasta que estés presentable- me empuja hasta la pequeña puerta blanca.

💔💔💔

-Perfecto, te ves muy bonita- Dan me mira de arriba a abajo, ese tipo de miradas me ponen nerviosa.

-Me veo igual que siempre, que tú no lo hayas notado antes no es mi problemas- meto mis manos en los bolsillos de mi sudadera.

-¿Te costaría mucho aceptar un cumplido?, eres una chica hermosa tanto por dentro como por fuera, cualquier chico con algo de cerebro y globos oculares en buen estado se daría cuenta- me abraza por los hombros- Lo que sea que te haya ocurrido antes de venir aquí, ya es pasado, no puedes aferrarte a los recuerdos hasta la muerte, si deseas ser libre, puedes ser, supera tus problemas, yo estaré aquí para apoyarte en todo el proceso.

Nadie se había tomado el trabajo de darme un consejo en toda mi vida, Dan lo ha hecho y ha dado en el blanco a tan solo días de conocerme, sin saber nada de mi, sin conocer mi pasado.

Es una verdadera amiga.

-Disculpa, Dan, la directora Perkins solicita tu presencia en su oficina- un chica pelinegra aparece por el pasillo.

-Gracias por decirme Madison- la pelinegra de nombre Madison asiente y se va con dirección a la cafetería- Ya vuelvo, honey.

Quedo sola en el pasillo cuando Dan dobla la esquina y desaparece de mi vista.

Doy pequeños pasos de un lado a otro, nunca me ha gustado esperar, la verdad soy muy impaciente.

En uno de esos cortos trayectos choco con un muchacho, ambos caemos al piso por el impacto.

-Hey, rubia, fíjate por donde vas- murmura el desconocido, levantándose rápidamente.

-Gracias por la ayuda, eh- comentó al percatarme de su falta de caballerosidad, ni siquiera se digna a ayudarme a levanta cuando fue el quien apareció de la nada.

-Jamas le ofrezco la mano a alguien, y mucho menos a una despistada como tú- me señala.

-¿no te enseñaron que señalar es malo?- pregunto molesta por su acción.

-Solo uso mis modales con personas que valgan la pena y lo merezcan- se pasa la mano por el cabello.

-¿Qué tratas de decirme?

-Agh, ni siquiera cerebro tienes, te estoy diciendo que... ¿sabes qué? no malgastaré saliva contigo, ¿me puedes decir dónde esta la oficina de la directora?- pregunta con irritación en la voz.

Apunto con mi dedo la dirección que hace tan solo minutos tomó Dan.

Se dirige hacia allí, sin siquiera pronunciar un «gracias»

Arrogante.

-I'm back- murmura una voz a mis espaldas, haciéndome dar un brinco, giro lentamente.

-Dan, ¿cómo llegaste?, debías volver por el camino por el que te fuiste.

-Volví por el otro camino.

-¿Hay otro camino?, ¿cómo es que no lo supe?

-Pues, deberías ir más allá que a la cafetería- sonríe ladeado.

-Luego haré eso, ¿para que te llamaba la directora?- evado el tema de mis salidas de la habitación.

-Al parecer mi condena esta por terminar, la directora dijo que mis padres vendrán por mi la próxima semana, es hora de volver a casa- su mirada se torna triste.

-Oh- es lo único que logro decir- ojalá te vaya bien.

-Come on, honey, aún tenemos unos días juntas, no te deprimas ahora, no me gusta verte triste, lo sabes- aprieta mis mejillas.

-Esta bien, pero no prometo nada para el día que te vayas.

💔💔💔

Caminaba por el solitario pasillos rumbo a mi habitación, había sido un día largo, lo único que necesito es una cama donde depositar mi cuerpo y regalarle a mi mente un descanso de algunas horas.

Busco la llave en mi sudadera, abro la puerta con flojera.

-Annalia, al fin llegas niña.

-Buenas noches, directora Perkins, con todo el respeto que su persona merece ¿qué hace en mi habitación?- pregunto desconcertada.

-Vine a presentarte a tu nuevo compañero de habitación- no me había percatado de la presencia del muchacho a su lado, el mismo chico con el que choqué esta mañana, ya saben el arrogante sin modales.

-¿Y qué pasa con Oliver?, ¿no va a volver?- anhelo que la respuesta sea positiva.

-Claro que va a volver, veras, Tristan es nuevo y necesita una habitación, los demás se negaron a compartir habitación con alguien más además de sus compañeros ya asignados, mi última esperanza estaba en esta recamara.

-Por supuesto que se puede quedar, pero Oliver se va a molestar si Tristan toca sus cosas- recuerdo la vez en la tomé prestado su mp3, se convirtió en una fiera.

-Oh, no te preocupes por eso, hay suficiente espacio para otra cama, por esta noche dormirá en la cama de Oliver, cuando este regrese yo misma le explicaré la situación- añade.

-Me parece bien- acepto su propuesta.

-Perfecto, Tristan acomodate, mañana adecuaremos la habitación para tu estadía, descansen y gracias, Annalia- asiento y esta desaparece,cierro la puerta.

-Parece que el destino nos quiere juntos, mi nombre es Tristan Newton.

-Soy Annalia Collins.

Fantástico, lo que me faltaba.

ANNALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora