...
La sangre fluia como rio, nada dentro de mi reaccionaba, mi cerebro y sentidos entraban en shock. Emilia Rose yacía en el suelo... sin vida.
Una hora antes...
- ya basta... Basta por favor...- mi cuerpo se retorcía sobre la cama, mi boca no dejaba de hacer muecas que quizá nadie había visto antes.
- No, es divertido.- Oliver continuó con su labor: hacerme cosquillas hasta la muerte. - ... O al menos para mí lo es.
- por favor... Detente.- las palabras que salían de mi boca eran interrumpidas por cortas pero estruendosas carcajadas. Él sonría y le divertía la escena. Estuvimos en esa situación hasta que se cansó y detuvo sus manos.
-Eso fue entretenido.- dijo una vez que se sentó a mi lado.
-Si, salvo que lo fue sólo para ti.- me incorporé en la cama tratando de calmar mi respiración.
-¡Oh, vamos! admitelo.- negué con la cabeza. - si no lo admites me veré obligado a retomar mi labor.- abrí los ojos como platos.
-Pensándolo bien, fue un poco divertido. - sonrió satisfecho con mi respuesta.
-sí me gusta, nena.- acarició mi mejilla.
...
-Ugh, Tristan eso es asqueroso.- dije cuando me mostró la herida que se había hecho mientras se duchaba. Era una abertura no tan grande ni ancha, pero eso no significaba que hubiera sangre y otras cosas en ella.
-Me duele. ¿tienes algo con lo que pueda cubrirla? tal vez benditas o algún vendaje.
-Creo que algo de eso en mi habitación.- dije poniéndome de pie, la cafetería estaba repleta de chicos y chicas charlando mientras esperaban el desayuno.- Iré a ver si puedo encontrar algo.
-Muchas gracias, Anna.- dí palmaditas en su hombro y me encaminé al pasillo. A lo lejos vi a Natasha y Hernán saludándome, les regresé el gesto con la mano, Oliver hablaba con sus amigos a una mesas de donde yo estaba junto a Tristan, me sonrió en cuanto pasé por su lado.
Caminé con agilidad por el pasillo, no quería perderme el desayuno, era miércoles y comeríamos croissants, aceleré el paso, pero me detuve cuando escuché susurros, aunque parecían más gemidos de dolor.
Busqué de donde provenían, mi oído no era el mas agudo, pero en algo me ayudaría, cuando por fin encontré su fuente me sorprendí, era la habitación de Emilia Rose. Pegué mi oreja al marco de la puerta la cual no estaba del todo cerrada.
-Emilia, por favor, no me hagas... esto.- era la voz de un chico, el sonido salía entrecortado de su boca.
-Ya es muy tarde Juan Pablo.- ¿qué? ¿Juan Pablo?
-Por favor no me mates.- esa fue la gota que rebalso el vaso, por impulso abrí la puerta, Emilia tenía sus dos manos alrededor del cuellos de chico, hacía presión y la cara Juan Pablo se tornaba más pálida a cada segundo.
-Emilia ¿qué haces? suéltalo ya.- ella me miró de arriba a abajo con cierto disgusto.
-Tú no eres quien para decirme qué hacer, por qué mejor no te vas a revolcar con Oliver y me dejas arreglar mis asuntos.- su tono de voz era severo, odioso y aterrador.

ESTÁS LEYENDO
ANNALIA
Teen FictionLo que hice no está bien, nunca algo en mi vida ha estado bien. aún recuerdo sus caricias, sus palabras, la forma en cómo me hacía sentir.. amada. Todo fue lindo mientras duró, un momento más en mi sombría existencia llena de dolor y angustia, un si...