10. Dulce Venganza

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–Es mucha tentación para mi el verte planear todo esto.–Dice anonadado y con la mirada helándose cada vez más.–Y tener que resistirme a querer ayudarte.

–Si no lo haces..

–No te sirvo.–Concluye y lo miro enarcando una ceja.

–¿Cómo sabes eso..?

–Dichos populares.–Aclara sin interés y le miro despectivamente, ese NO es un dicho popular.–Igual te voy a ayudar ¿De acuerdo? pero buscas en el lugar equivocado, vamos a la central de porquerías.

–¿Central de porquerías? ¿Hablas enserio?–Pregunto burlona.

–A mi habitación.–Murmura entre dientes y yo suelto una leve risa.

–Andando.–Lo animo y el me mira, cierra los ojos con bastante presión expulsando al parecer aire comprimido anteriormente en sus pulmones. Abre sus ojos nuevamente y me mira tranquilo, me hace una seña y como indica, lo sigo escaleras arriba para dirigirnos a su cuarto.

Al entrar no le encuentro por ningún lado, hay puertas en cada una de las paredes de la habitación, abro la primera que como supuse era el baño, me acerque a la segunda pero me arrepentí al contacto con la perilla, no debía usmear de esa manera.

–¿Harry?–Pregunto al vacío, es obvio que no esta aquí.–¡Apúrate jodido cabrón no tengo todo el dí..

–¡AQUÍ! Ya, por favor cálmate.–Dice desesperado de entre una de las puertas, donde logro alcanzar a ver mil y un estantes en el »tal vez« diminuto cubículo.

–¿Que jodidos hacías allí?–Pregunto igual o más desesperada que el.

–¿Quieres ayuda, no?–Pregunta el y asiento con cautela.–Pues te ayudaré.–Finaliza y levanta un par de cajas y bolsos que había estado buscando hace unos minutos, merodeo entre el contenido de cada una de ellas.

Miro con satisfacción a Harry que me mira con superioridad.

Puto y doblemente puto Harry.

–Aún faltan unas cuantas cosas más, ven a ayudarme.

***

Llevamos al rededor de 20 minutos mirando los estantes de lo que al parecer me equivocaba, nada pequeño cubículo. Parecía como un archivero de  hospital, o de escuela, todo muy limpio pero sin orden, incluso, no se filtraba ni un poco de luz natural. 

Y que decir de su habitación.

 Y no, no es que yo sea una fijada, incluso si me di cuenta de detalles de su habitación fue porque me encanto, bueno, el desorden no, pero su tamaño, su amueblado y decoración, todo era bello debajo de ese forro de basura y desperdicios.

–Mierda, lo tenía por aquí, lo juro.–Dice entre dientes haciendo esfuerzo extra por tratar de bajar una caja de lo más alto de un estante, incluso estaba sobre un banco.

–A como acomodas, seguro lo encuentras pronto.–Digo irónica moviendo unas cajas más. 

Buscamos en este momento unas latas de pintura en aerosol y unas cuantas boquillas para las latas. (Pibotes, expendedor. No tengo idea de como le llaman en su país, es la pequeña tapita de la lata donde sale la pintura del grosor que gustes) Aunque empiezo a pensar que solo esta tratando de tardar mas tiempo pero ¿Para qué?

–¿Pero de que te quejas acaso has visto el de Eddie?–Se inclina un poco y se abre espacio entre los estantes para poder mirarme. Me quedo sin respuesta y silencio, por que es cierto, nunca he visto su habitación. Suelta una sonora carcajada que seguro se escucho a todo lo alto y ancho de su residencia.–Te la mostraría, pero, da vergüenza ajena y no soy quien para explicarte cada elemento de su pocilga.

Dos pares, de polos opuestos. Harry y Edward Styles. _______ y Rose Hilton.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora