𝕒 𝕓𝕒𝕓𝕪

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Mark tenía sus pies colgando entre las barandas del gran puente que los separaba del río y sus orillas.

El paisaje era hermoso pero el río estaba alto por eso, debían quedarse en el puente.
Taeyong volvió con un copo de algodón de azúcar para Mark y una manzana acaramelada para él.

Se detuvo para ver bien a su novio. El viento tipico de zonas como esta despeinaba su pelo y su perfil, vaya, Tae juraba por lo mas sagrado que Mark, era un ángel.

Mark lo pudó ver y le sonrió. Tae se acercó y le extendió el copo.

—Muchas gracias—

El peli rosa se sentó igual que Mark.

La gente pasaba con sus hijos, mascotas, solos o haciendo diferentes actividades. El día no era tan lindo pero se podía disfrutar igual.

—Jaejung me pidió que lo ayude con Henry hoy.

—¿Qué? ¿Le gusta Henry?

—Es obvio, dah.

—Prefiero eso antes de que te ande atras a ti.

Taeyong bufó, sus celos volvieron sin darse cuenta y Mark lo notó. Sonrió y le tomó la mano.

—¿Te los imaginas en pareja? Suena divertido, además creo que Jaejung sabría tenerlo cortito, eso le vendría de maravilla a Henry.

Taeyong rió, era verdad.

—Sí, pero son muy diferentes, no lo se.

—Los polos opuestos se atraen, Lee.

Mark le acarició la mejilla. Taeyong tomo su mano entre las suyas y la beso.

⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐

Henry salió de la habitación cuando Jaejung se giró para seguir durmiendo. El menor estaba soñando, no estaba despierto.

Fue a su cuarto y conecto su celular al parlante, cerró la puerta y se subió a la cama. Quería dejar de pensar, pero estando sobrio no podía.

No iba a tomar pero iba a escuchar música para olvidar todo.

Quería que Jaejung dejara de aparecer en su cabeza.

—Y BAILO CUMBIA, CUMBIA, CUMBIA, YO QUIERO BAILAR CUMBIA, CHETO MAL !

Y nada. Jaejung volvia.

Enojado, apago el equipo y se dejó caer en la cama.

Su celular sonó. Lo tomó y miró, un mensaje de Mark.

Markie Mark ❤

Henry, Le gustas a Jaejung. No pierdas la oportunidad ahora que no estamos.

—¿Qué?—volvió a leerlo y una sonrisa estúpida se formó en sus labios.

Estaba seguro que cuando Jaejung se despertara, iría a buscarlo.

—¿Realmente lo hiciste?—preguntó Taeyong mirando al canadiense menor que tenía su celular entre manos.

—¿De qué dudas?—le sonrió Mark. Taeyong negó con la cabeza y besó su mejilla.