(27) Wow.

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 Wow. 

*



Hubiese preferido mil veces quedarme en casa que tener que llegar a la decisión de llevar a una chica como Tatiana a esa fiesta. Pero obviamente no lo haría. Una: porque Issie se enojaría conmigo solo por el simple hecho de haberla dejado sola. Dos: porque no dejaría solo a Evan en un lugar repleto de chicas que están locas por él. Y tres: porque si me quedaba en casa sería dejar que Tatiana gane esta ridícula batalla. Así que aquí estaba, no en la fiesta, en mi sofá. Con una cobija y una almohada; pensando si en verdad fue una buena idea haber aceptado llevar a Tatiana. No sé ni qué hora era o si es mejor irme a dormir donde Issie, solo sé que mi tía y mi prima están durmiendo como bebés. Paris tiene ventaja, ella está durmiendo con mis padres.

A la mañana siguiente me desperté por que alguien se había levantado a abrir las cortinas de la sala, así dejando que los rayos de sol choquen con mis somnolientos párpados.

- Oh, disculpa si te desperté. Es que yo siempre acostumbro a levantarme temprano. 

No podía ver a la persona que me estaba hablando, ya que estaba contra luz, pero sabía que era mi tía por su voz.

- ¿Qué hora es? - traté de preguntar con mi voz ronca.

- Las seis y media de la mañana.

Mis ojos se salieron de órbitas y en un intento de levantarme caí boca abajo hacia el suelo, con la cobija entrelazada en mis piernas.

- ¿Las qué de qué? - dije en alto.

- Shh, no queremos que los demás se levanten. - susurró y juró que era en un tono burlón.

Me levanté como pude del suelo y busqué a ciegas mis lentes. Agarré un lápiz de la mesa y lo llevé a mi boca mientras buscaba desesperadamente una post-it. Cuando la encontré, escribí algo en ella y llevé mi somnoliento cuerpo a la cocina para pegarla en la refrigeradora. Luego, me coloqué la cobija en los hombros y abrí la puerta de entrada para encaminarme a las calles de el vecindario. 

La mañana seguía algo oscura, y hacía demasiado frío. Me di cuenta que mi tía era ajena a mi acción pero eso me dejo de importar en cuanto crucé la calle y llegué a la puerta principal de Issie.

- Vamos Issie contesta. - le decía a mí celular.

Me negaba a tocar el timbre de una casa en donde todos estaban dormidos a las seis de la mañana.

- Deje un mensaje después del tono. - escuché que dijo la operadora.

Renegué entre dientes y empecé a dar saltitos para mantener el calor en mi cuerpo. Obviamente Issie no estaría despierta a esta hora de la mañana, pero éramos mejores amigas, un pack de dos, lo que significaba que si yo sufría ella sufriría conmigo.

Volví a intentar.

- Estoy durmiendo, Eff, ¿qué quieres? - respondió en un murmuró y me la imaginé con los ojos cerrados aún.

- Iss, estoy afuera de tu casa ven a abrir. - le dije en un susurró.

Ella murmuró algo que no pude entender ya que al parecer pegó su boca en la almohada. Escuché sus pasos a través de la línea telefónica y luego la puerta se abrió.

La Chica Detrás del Blog. - [Libro I] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora