No Importa Ya.

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(52) No importa ya. 

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-¿Chocolate o fresa? -escuché que preguntó Lucas. 

-Chocolate. -dijimos Liam, Keith y yo. 

Nate y Oliver se dieron una mirada e hicieron una mueca. 

-Fresa. -respondieron los dos. 

-Oh, que asco. -apuntó Liam. -¿Cómo les puede gustar más la fresa que el maravilloso y suculento chocolate?

-Es mejor. -dijo Oliver obvio. 

-Vamos, sigan preguntando. -dije y reí. 

Estábamos en la sala de la casa de Oliver con la calefacción a todo dar. Era un domingo por la tarde y al parecer ninguno de nosotros quería irse a lo helada de su casa. Después de un rato de puro aburrimiento decidimos jugar "¿qué prefieres?" para pasar el rato y la verdad es que era algo entretenido. 

-¿Videojuegos o libros? -preguntó Keith. 

-Videojuegos. -respondieron todos y me miraron expectante. 

-Libros, obviamente. -respondí y me dejé caer boca abajo en el sofá. La cabeza de Nate me quedaba casi enfrente ya que él estaba sentado en el piso. 

-No entiendo porque te gusta leer tanto. -dijo Liam. 

-Cierto. -siguió Lucas. -La mayoría del tiempo que pasas con nosotros tienes un libro en tus manos. 

-Lo encuentro relajante... y un poco mágico. -dije simple. 

Keith hizo una expresión de "ay pues" y rió. 

-Ella lo encuentra mágico. -apuntó Keith en un tono divertido. -¿Una chica que lee? Estas en peligro de extinción, Eff. 

-Todas ahora son unas conformistas. -apunté y saqué mi labio inferior. 

Lucas y Liam se dieron una mirada y se encogieron de hombros al no entender palabra alguna de lo que acababa de decir. 

-¿Como así? -cuestionó Oliver y apoyó su brazo en el piso para poder verme mejor. 

-Con tal el chico se guapo ellas caen rendidas. -expliqué. -No esperan que él les demuestre aquel cariño y amor que ellas en verdad se merecen, y pueden hasta perdonarles cualquier tontera que ellos hagan con un simple "lo siento amor, no volverá a pasar". -fingí una voz masculina. -Son comunes y fáciles. Una chica lectora no nació para ser común y sabe que nunca hay que conformarse. 

Diez ojos me observaban atentos y un tanto perplejos. Me imaginaba que en parte trataban de analizar lo que dije y en la otra, examinaban como mi cachete se aplastaba con el sillón y hacía que se me formara un puchero. 

-Vaya... -rompió el silencio Lucas. 

Keith sacó aire innecesario de la boca haciendo que sus mejillas se inflen. 

-¿Y tú quieres andar con ella? -le habló a Nate. -Buena suerte, hermano. 

Apreté mis labios en una fina línea y bajé la mirada a Nate cuando él giró un poco su cabeza para verme. Sonrió de lado y me guiñó el ojo antes de volver a ver enfrente. 

La vez que fuimos a comer había hecho lo mismo y por lo mismo mis mejillas no se calentaron tanto ante su acción. Oh si. Él me paso a recoger a las seis y quince a mi casa, justo cuando acababa de terminar de limpiar cada esquina de mi casa, así que lo tuve que invitar a pasar para que esperara a que me cambiase con ropa más casual. Nos fuimos a el café en donde trabaja Issie y estuvimos hablando de un poco de todo. 

La Chica Detrás del Blog. - [Libro I] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora