(23) Culpables.

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 Culpables.

*



Jamás me había sentido de esta manera antes. Tal vez era porque nunca nadie me había hecho sentir de la manera en la que me siento en este momento. Me sentía extraña, rara, como si aun estuviera dormida. Mi cabeza estaba en las nubes y no estaba segura si mis pies seguían en la tierra.

Un sentimiento completamente inadecuado habitó mi ser y dejó entrar en una incomodidad extrema. 

La mano de Evan seguía entrelazada con la mía y sabía que su mirada estaba fija en mi, pero yo no podía fijar la mía en la suya. Me di cuenta que mis tenis estaban llenos de lodo y completamente empapados. De repente todo el ambiente se puso extraño e incómodo, y un pensamiento cruzó mi ser. Pero me negaba a decirlo en voz alta.

-Creo que, -empecé a juguetear con mis uñas al momento de hablar. - creo que me tengo que ir, ahora. 

- ¿Ahora? - frunció el ceño. - ¿Tan rápido?

Aun no lo miraba a los ojos, no era capaz. Hace algunos minutos atrás él de había convertido en mi novio; lo cual aun no podía meterme a la cabeza. Sentía que todo estaba pasando muy rápido, pero no me refería a el tiempo en el que habíamos pasado juntos, si no, a mis sentimientos.

Me odiaba por eso. Me odiaba por saber que era una maldita chica indecisa con sentimientos bipolares. 

- Es que... - sonreí nerviosa. - Está lloviendo y me acabo de acordar que deje secando unas botas afuera. 

- ¿Botas? - rió. - Bueno, te acordaste un poco tarde de eso ¿no crees? Esas botas han de estar empapadas para ahorita. 

Juguetee con mis dedos y mordí mis labios. A ver, ¿dónde está la Effie valiente y llena de coraje que había aquí hace unos minutos? La necesito de vuelta, por favor.

- Effie, ¿estás bien? No hay ningún problema en que te quedes a cenar. - me informó mientras hacía círculos en mi dedo pulgar.

Suspiré un poco, rendida. 

- Estoy bien. - dije, tratando de sonar convincente. - Solo me duele mucho la cabeza y quiero ir a recostarme a mi cama. 

- ¿Segura? 

- Si. 

Sus dedos seguían dibujando círculos en mi mano lo que empezaba a ponerme más y más nerviosa. Me levanté de un tiro de la silla y escondí mis manos en mi espalda. 

- Insisto en que no hay problema en que te quedes a cenar. - dijo. 

- No, no, no. - sonreí solo con los labios. - Está bien, no quiero molestar a nadie. - esta vez hablé refiriéndome a Catherine y su amigo. 

Evan frunció el ceño completamente confundido. Y lo entendía. Hace rato era la chica linda y confesona que insistía en que él supiera que le gustaba. 

Y ahora era la rara, insegura que solo quería llegar a su casa y esconderse entre las sábanas mientras se pregunta una y otra vez que qué acaba de suceder.  

- Tú nunca vas a llegar a molestar en esta casa, Eff. 

Agh. ¿Por qué en el mundo él tenía que decir esas cosas ahorita mientras ponía esos ojos? 

Suspiré una vez más y negué varias veces con la cabeza. 

- Solo quiero irme a casa ¿está bien? - bajé la mirada. 

La Chica Detrás del Blog. - [Libro I] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora