(30) Es Hereditaria

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Es Hereditaria.

*


En el camino para la casa de los Bosh seguía preocupada. Tenía millones y millones de preguntas. Esa nota me tenía algo aturdida y desenfocada del mundo. Al llegar a su casa me fui a sentar en el sofá de la sala y empecé a hacer tareas; al abrir el cuaderno de matemáticas fruncí el ceño al notar que la nota que horas atrás había puesto ahí, no estaba. No la había puesto en ningún otro libro o cuaderno y no creo que se me hubiese caído.

Busqué en otros cuadernos; pasé página por página por cada uno de mis libros y revisé el fondo de mi mochila azul celeste. Pero no estaba. Por ninguna parte.

La había perdido, y eso significaba que eso había pasado en el camino a la casa o en la escuela; y si hubiese sido en la escuela puede ser que alguien más la encuentre, o que simplemente la botaran. Nadie en la escuela además de Issie y Evan (y ahora Rebecca) saben de mi blog. Ni siquiera Oliver. Así que si leen eso no creo que sepan que se trata de mí.

Di un largo suspiro para desestresarme y sacudí mi cabeza alejando cualquier pensamiento negativo que habitaba en ella.

Después de unas cuantas horas, cuando ya había terminado las tareas, mi madre llegó a a traernos para irnos a casa. Ni siquiera logré ver a Evan por una última vez en lo que restaba del día. Aún no me podía entrar a la cabeza que él estuvo practicando sin camisa enfrente de esas porristas, no me imagino de la manera en la que lo estuvieron viendo. Pero, por Dios, yo no soy así ¿qué me sucede?

Al llegar a casa mamá empezó a rebuscar cosas por toda la casa lo que hizo que frunciera el ceño.

- ¿Mamá, que pasa? - pregunté al momento de deslizar mi mochila por mi brazo y dejar que cayera al suelo.

La última vez que la vi así fue cuando me llegó con la noticia de que me iría a quedar donde los Bosh, así que me preocupé un poco. 

- Oh hija es que... - empezó a mover las manos tratando de explicarme, pero al parecer no encontraba la manera.

- Tu madre y yo iremos a cenar. - dijo mi padre de repente con una sonrisa en sus labios.

Mamá sonrió algo nerviosa pero asintió lentamente.

- ¿Enserio? - mi ceño cada vez se fruncía más. Papá y mamá no eran de las personas que les gustaba ir a cenar cada que pueden, y peor un miércoles en la noche; ellos son más de quedarse en casa y ver películas de los ochenta/noventa. Lo sé, totalmente aburrido.

- Si, ya sabes, para salir de la rutina. - respondió mi padre.

- Oh. - asentí.

Eso significaba que Paris y yo nos quedaríamos solas por unas cuantas horas, lo que me daba la oportunidad de llamar a Issie para que viniera a hablar conmigo; y me dijera que hacer en esta pequeña situación que tengo.

Minutos después, mamá salió del cuarto con un vestido rojo que se deslizaba por todas sus piernas y ceñía su cintura, y para tener 41 años, no se miraba nada mal.

- ¿Qué tal? - me preguntó con algo insegura, lo que me impresiono pues se trataba de Karim. La mujer más linda que conozco, y no lo digo solo porque es mi madre, lo digo porque es verdad.

- Te queda bello mamá. - le respondí admirándola. Ojalá yo sea así de grande, pero como el destino me adora, apuesto que a esa edad ya voy a estar más arrugada que una uva pasa.

Mamá se sentó en el sillón enfrente mío y empezó a mover sus manos enfrente de su cara para dar aire. Parecía nerviosa.

- Es una cena de negocios, - me dijo algo agitada y en un susurro. - de tu padre.

La Chica Detrás del Blog. - [Libro I] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora